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Quieren ser como Eto'o para fintar a la muerte
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FÚTBOL Y HUERTOS-ESCUELA EN EL CHAD PARA LOS NIÑOS

Quieren ser como Eto'o para fintar a la muerte

Japhet N'Doram (Yamena, 1966) no tuvo ni el pedigrí ni la repercusión mediática que hoy día tienen los grandes cracks del fútbol africano, por más que

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Quieren ser como Eto'o para fintar a la muerte

Japhet N'Doram (Yamena, 1966) no tuvo ni el pedigrí ni la repercusión mediática que hoy día tienen los grandes cracks del fútbol africano, por más que la quirúrgica precisión de su diestra y una notable habilidad goleadora le valieran el remoquete de 'Le Sorcier' (El Brujo) en Francia durante la última década del siglo pasado. 

Conquistar la Liga gala en 1995 con el Nantes, siendo el padre espiritual de un señor equipo en el que Makélélé y Karembeu regulaban el tráfico del medio campo, o estar considerado el mejor futbolista chadiano de siempre resultan méritos insuficientes para que aquel genial volante ofensivo goce de la idolatría o cuando menos el recuerdo del millón de niños que padece a diario el azote del hambre en su estrato más feroz y la pertinaz sequía en uno de los mayores agujeros negros de nuestro planeta. 

El lugar que debiera ocupar en justicia N'Doram está reservado a Samuel Eto'o, Didier Drogba o Manu Adebayor. Porque el sueño prohibido de cualquier chaval en el Chad es alcanzar esa senda que permitió a sus referentes fintar con una pelota en los pies a la desnutrición crónica, la disenteria, la sed, la malaria, la guerra, la esclavitud, el sol abrasador, la tierra yerma del desierto, las inundaciones, la pérdida continua de seres queridos y a la propia muerte.

El viento de la desgracia les privó de una existencia digna desde el mismo día en que vieron la luz por mor del lugar donde lo hicieron. Excluídos alevosamente de las ayudas internacionales de todo tipo por causa de la crisis económica del primer mundo, mientras las multinacionales del petróleo esquilman sin miramientos el gran tesoro que escondía hasta hace poco el subsuelo del Sahel, la práctica del balompié es el mayor lujo que pueden darse y, con suerte, la tabla de salvación a la que se aferran las víctimas inocentes de este desangramiento infinito que padece la quinta nación más pobre del mundo y la más corrupta de todas.

Alimentar ese sueño -con balones de verdad- y tratar de convertirlo en una realidad sostenible y duradera es el gran reto del innovador proyecto de ayuda humanitaria que ha desarrollado en el sur del Chad 'Deporte y Arte solidario'.

Esta asociación sin ánimo de lucro, integrada por un puñado de voluntarios que dedican su tiempo de asueto a movilizar colectivos sociales de diversa índole en beneficio de los más necesitados, desplazará esta misma semana un reducido grupo de trabajo con el objetivo prioritario de construir huertos-escuela y campos de fútbol en algunas de las aldeas más castigadas por la hambruna y la falta de agua potable.

La meta última es asegurar la supervivencia de su población y de paso dignificar sus vidas mediante la educación... y las pachangas. "El proyecto busca formar y concienciar a los padres de familia para producir sus propios alimentos, además de educar a los más pequeños en una agricultura autosostenible que mejore de forma significativa su alimentación en la etapa formativa. A eso le sumamos el fútbol, que es su gran pasión y su principal fuente de diversión", explica Pablo Bohórquez, responsable de la expedición y alma máter de un proyecto que empezó a gestarse en su anterior visita al país.

Bohórquez y su equipo aprovecharán el viaje para transportar material de diversa índole y medicamentos, así como el dinero recaudado por la asociación a lo largo del pasado año en sus numerosas campañas solidarias. "El mejor modo de ayudar a esta gente es de manera directa, sin intermediarios. Sólo así se consigue una participación y un impacto social muy alto en las poblaciones locales", asegura.  

Todo el que desee colaborar en el proyecto, puede hacer sus donativos a través del sitio web despierta-colega.blogspot.com, o en el número de cuenta 0049-2036-31-2914116822.

Japhet N'Doram (Yamena, 1966) no tuvo ni el pedigrí ni la repercusión mediática que hoy día tienen los grandes cracks del fútbol africano, por más que la quirúrgica precisión de su diestra y una notable habilidad goleadora le valieran el remoquete de 'Le Sorcier' (El Brujo) en Francia durante la última década del siglo pasado.