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Del cabezazo de Djalminha al 'abuelo' de Eto’o
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UN REPASO A LAS TRIFULCAS MÁS SONADAS DEL FÚTBOL ESPAÑOL

Del cabezazo de Djalminha al 'abuelo' de Eto’o

Las imágenes de Roberto Mancini agarrando del cuello de la camiseta  a Mario Balotelli durante un entrenamiento del Manchester City traen a la memoria una secuencia

Foto: Del cabezazo de Djalminha al 'abuelo' de Eto’o
Del cabezazo de Djalminha al 'abuelo' de Eto’o

Las imágenes de Roberto Mancini agarrando del cuello de la camiseta  a Mario Balotelli durante un entrenamiento del Manchester City traen a la memoria una secuencia inagotable de enfrentamientos entre entrenadores y jugadores, donde en casos más puntuales se pasó del enfrentamiento verbal a la agresión.

El díscolo delantero italiano ha colmado la paciencia de la persona que mejor le conoce y que más le ha ayudado a contener su extravagante carácter y sus arrebatos dentro y fuera de los terrenos de juego. Una entrada a destiempo sobre Scott Sinclair enfureció al técnico italiano, que se fue directo hacia su compatriota, lo cogió por la pechera y le enseñó el camino de los vestuarios. Balotelli se revolvió y se negó a abandonar el campo de entrenamiento, cosa que terminó de enfurecer a Mancini mientras los miembros del cuerpo técnico de conjunto inglés trataban de poner paz y evitar que la trifulca terminara a puñetazos.

La acción le costará a Balotelli una sanción disciplinaria y una multa económica, pero a otros jugadores, como fue el caso de Djalminha, le supuso perderse un Mundial y protagonizar la trifulca más sonada del fútbol español.

El cabezazo de Djalminha a Irureta

La acción marca ya una década en el calendario, pero sigue presente en la retina de los aficionados al fútbol y, más concretamente, en los seguidores del Deportivo. El 2 de mayo de 2002, durante un entrenamiento del conjunto blanquiazul en Acea da Má, se armó un lío tremendo después de que Djalminha propinara un cabezazo a Javier Irureta. Fue durante un partidillo entre los integrantes de la plantilla. Mauro Silva metió un balón adelantado para Makaay, quien encaró a Nuno y fue derribado por el portero. El segundo entrenador, Francisco Melo, que hacía de árbitro, señaló penalti. Fue entonces cuando el delantero brasileño estalló en cólera y comenzó a gritar a Melo: “¡Éste es igual que el que no pitaste antes en el otro lado!”. Mientras, Makaay colocaba el balón para lanzar el penalti, Djalminha lo evitó golpeando el balón. El segundo entrenador cogió la pelota y trató de colocarla de nuevo en el punto de penalti. Hasta seis veces la despejó Djalminha para que no se lanzase, mientras algunos compañeros como Fran, Sergio, Djorovic o Capdevila trataban de calmarle. Irureta, que seguía el partidillo desde una banda, tomó cartas en el asunto. “¡Vale ya, Djalma, vale ya!”, fue lo único que pudo decir antes que el jugador le propinara un cabezazo.

 

El incidente que produjo delante de un centenar de aficionados que seguían el entrenamiento del Depor y que increparon al jugador, al que le costó el Mundial de Japón y Corea 2002 después de que Scolari viera el incidente en la televisión. Lo sacó de la convocatoria y dio entrada a Kaká.

“Mírame a los ojitos”

El fuerte carácter de Luis Aragonés chocó de frente con la indisciplina de Romario, un enorme talento futbolístico pero de vida disipada fuera de los terrenos de juego. En la temporada 1996-97, cuando era el técnico del Valencia, hizo mítica la frase “Mírame a los ojitos”.  Los hechos ocurrieron durante un entrenamiento en la ciudad deportiva de Paterna. Aragonés, harto de las quejas de la estrella brasileña, le agarró de un brazo y le pidió que le expusiera sus protestas mirándole a la cara. “Míreme a los ojitos”, fue la frase que pronunció el entrenador al delantero brasileño, que un mes después puso rumbo al Flamengo.

El ‘abuelo’ de Eto’o

En 2000, cuando Luis Aragonés se sentaba en el banquillo del Mallorca, se las tuvo tiesas con Eto’o aunque luego la relación mutó en amistosa. Al inicio de la segunda parte del partido Zaragoza-Mallorca, el técnico decidió sentar al delantero camerunés con el consiguiente cabreo del jugador, que abandonó el terreno de juego con visibles aspavientos. A Aragonés no le gustó la actitud de su jugador y no se lo pensó dos veces. Fue hasta la zona del banquillo que ocupaba, lo agarró por la camiseta y lo zarandeó.

A pesar del desencuentro, el delantero camerunés llama cariñosamente a Luis Aragonés el abuelo.

Las imágenes de Roberto Mancini agarrando del cuello de la camiseta  a Mario Balotelli durante un entrenamiento del Manchester City traen a la memoria una secuencia inagotable de enfrentamientos entre entrenadores y jugadores, donde en casos más puntuales se pasó del enfrentamiento verbal a la agresión.