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Ángel y su historia de éxito en Nueva Zelanda
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ÁNGEL VIÑA, DE LA TERCERA MADRILEÑA AL MUNDIAL DE CLUBES

Ángel y su historia de éxito en Nueva Zelanda

El fútbol español está de moda. Tanto, que ya es bastante habitual encontrar compatriotas de Iniesta, Xavi o Casillas en las principales ligas extranjeras. Pero dentro

Foto: Ángel y su historia de éxito en Nueva Zelanda
Ángel y su historia de éxito en Nueva Zelanda

El fútbol español está de moda. Tanto, que ya es bastante habitual encontrar compatriotas de Iniesta, Xavi o Casillas en las principales ligas extranjeras. Pero dentro de los cientos de futbolistas españoles repartidos por el planeta, el caso más llamativo lo representa un puñado de jugadores que triunfan donde más lejos pueden estar de sus casas: en las antípodas. Desde allí, saltarán a la actualidad deportiva en diciembre, cuando podrían enfrentarse al todopoderoso FC Barcelona en el Mundial de Clubes.

Uno de estos aventureros es Ángel Luis Viña Berlanga, madrileño de 24 años, que un día de verano en 2010 se lío la manta a la cabeza y persiguió un sueño hasta que lo encontró en Nueva Zelanda.

El camino fue largo en la distancia pero muy breve en el tiempo. Recién licenciado en INEF y con un futuro futbolístico con poca mejora a la vista (a pesar de su juventud y de llevar varias temporadas prometedoras en Tercera división), decidió que quería vivir una experiencia en el extranjero. Europa, elección de miles de jóvenes españoles, se le quedaba pequeña, y puso sus miras a más de 19.000 kilómetros de distancia.

"Mis padres fliparon cuando les anuncié mis intenciones, y me preguntaron si había pasado algo, que por qué me iba tan lejos", aseguró a El Confidencial Ángel, ahora defensa central del Auckland City neozelandés, con el que ha ganado la Champions de Oceanía que le da derecho a jugar el próximo Mundial de Clubes donde el Barça es el principal favorito.

La posibilidad de jugar el torneo que enfrenta a los mejores equipos de cada continente es la muestra inequívoca de que el salto mortal que se decidió a dar Ángel le ha salido perfecto. El suyo no fue un fichaje al uso. Su deseo era viajar, pasar una temporada fuera, y usó el fútbol como una herramienta más para ganarse la vida: "Quería experimentar más cosas y decidí viajar un año por las antípodas. Si tenía suerte, me quedaría a jugar allí y si no, lo peor que me iba a pasar era que iba a conocer mucha gente, cultura, mundo e idiomas".

Su 'Spanish Armada' ha revolucionado el fútbol de Nueva Zelanda 

Con esta filosofía, se puso a buscar equipo los días antes de emprender viaje: "Empecé a investigar por internet en Australia y, por cercanía, también en Nueva Zelanda. Y encontré la noticia de que un entrenador español había fichado por el Auckland, así que busque en Facebook su nombre (que no era muy común: Ramón Tribulietx), le escribí y le comenté mi situación. Me contestó que si iba, podría entrenar con el equipo y que ya decidiría según le pareciera. Y a la semana ya había firmado".

Tras está carambola digna del mejor protagonista de 'Españoles por el mundo', se unió en el citado equipo a otros aventureros españoles, llegados de la mano de Tribulietx. Y juntos, están evangelizando el fútbol de Oceanía con las virtudes que han hecho de España el principal referente futbolístico a nivel planetario.

"Aparte del míster y de mí, hay tres jugadores españoles más -Manel Expósito, Andreu Guerau y Albert Riera [no confundir a este último con el ex de Espanyol y Mallorca]- y nos conocen como la 'Spanish Armada'. La verdad es que se nos puede considerar unos pioneros en cuanto a filosofía de juego, ya que no están acostumbrados al fútbol elaborado", asegura entre risas este buen defensa cuyo mejor momento en el fútbol español fue jugar los play-offs de ascenso a 2ªB en 2009 con el Rayo Majadahonda, equipo del grupo madrileño de Tercera.

Y Viña afirma que aún les queda trabajo en este sentido: "Al principio les cuesta entender que la mayoría de las veces no juegues el balón en largo y mantengas posesiones largas. Antes de llegar nosotros, ellos sólo pensaban en ir hacia adelante y alejar la pelota de la portería". No hay que olvidar que en estos detalles también se nota el origen británico de Nueva Zelanda.

En el fútbol también hacen el Tercer Tiempo del rugby

Además, el fútbol es disciplina minoritaria en un país que acaba de vivir su mayor explosión deportiva tras acoger y ganar la Copa del Mundo de rugby. El pasado domingo, día en que los All Blacks doblegaron a Francia en la final, Ángel se sintió como un jugador de la División de Honor de rugby en España el día que la Roja ganó el Mundial de Sudáfrica: "Es un buen paralelismo", asegura mientras recuerda que los partidos de la liga neozelandesa los suele jugar ante medio millar de aficionados.

Aunque informa de que en la Liga de Campeones de Oceanía, viaja a las islas (las Salomon, Vanuatu o Tahití, por ejemplo), países donde hay mucha más pasión por el fútbol. Entonces vive una experiencia sin igual: "15.000 espectadores y una humedad de 100% con más de 35 grados. ¡Es increíble! Allí les gusta también jugar mucho en corto, y aunque tácticamente son un poco flojos, físicamente son impresionantes".

Ángel, que fue nombrado Jugador del Año en su club la pasada temporada, asegura que le ha impresionado por encima de todo el postpartido, donde siempre se lleva a cabo el tradicional Tercer Tiempo del rugby: "Independientemente de si el encuentro ha sido más o menos brusco, todos los jugadores, entrenadores y árbitros se reúnen después para comer algo, mientras los técnicos charlan sobre el partido".

Una manera de vivir el deporte que también le ha sorprendido al ser testigo directo de cómo son las grandes aficiones del rugby mundial: "El ambiente tras la final con Francia era impresionante, y lo que más sorprende es que aficionados de ambos equipos coinciden y ven el partido juntos sin que pase nada. Querría ver yo eso en un Italia-Inglaterra de un Mundial de fútbol… En ese aspecto, son un 10 en el deporte".

"Ya sé cómo parar a Messi: no se puede"

A pesar de esto, en el vestuario del Auckland City saben que durante unos días, el fútbol va a acaparar más miradas en Nueva Zelanda de las habituales debido a la disputa del Mundial de Clubes. Es la tercera presencia del equipo (precisamente ha acudido en las mismas ediciones que el Barcelona: 2006, 2009 y 2011), y Ángel ya sabe por sus compañeros que va a conocer lo que es el fútbol de élite: "Los que ya lo han jugado te cuentan la experiencia y alucinas. Es la misma organización que la de los Mundiales. Viajes en primera clase, hotel 5 estrellas, autobuses escoltados... Vamos, el fútbol al máximo nivel. Todo el club esta ilusionadísimo".

El campeón de Sudamérica (el Santos de Neymar) y el de Europa (Barça), jugarán directamente las semifinales del Mundialito el jueves 15 de diciembre. Sus respectivos rivales saldrán de la ronda previa que deben disputar los campeones de Asia, África, Concacaf (América del Norte, Central y Caribe) y Oceanía. Pero el Auckland debe jugar además una ronda anterior contra el campeón de la liga de Japón, país que organiza el evento. Es decir, si el equipo de Ángel gana dos partidos, él tendrá la posibilidad de marcar a Messi o Neymar. Aunque es consciente de que la tarea es difícil porque son los más débiles de todos los equipos participantes. De hecho, son los únicos semiprofesionales.

Se da la curiosidad de que uno de sus compañeros, Expósito, conoce muy bien al astro argentino y al club catalán, donde se formó: "Coincidió con Messi en el Barça, de hecho hicieron el debut con el primer equipo el mismo día (contra el Oporto de Mourinho). Si tengo que marcarle estoy tranquilo porque Manel me ha explicado como pararle: directamente me ha dicho que no se puede", vuelve a reírse Ángel, jugador rápido, fuerte y expeditivo al corte con una correcta salida de balón.

Pase lo que pase en la cita japonesa, a Viña nadie le podrá borrar la sonrisa de la cara. Está siendo protagonista de su sueño. Con lo que gana, similar a un sueldo de 2ªB, afirma que "no te haces rico pero puedes vivir muy bien haciendo lo que más te gusta, jugar al fútbol. Según están las cosas en España, poder decir esto no es poco". En sus ratos libres, va a la playa, pesca, bucea o escala (algunas de éstas, aficiones prohibidas para los futbolistas de élite), mientras vive experiencias diarias con alguno de los siete compañeros de casa que tiene: "Todos hablan inglés, así que me viene muy bien para mejorar el idioma", uno de sus objetivos principales cuando decidió marcharse de casa.

Ángel es un atípico emigrante, un nuevo estilo de futbolista opuesto totalmente al perfil que existe en el imaginario de la gente y que ha sabido exprimir al máximo las oportunidades que brinda la nueva era global. "Siempre ha estado un poco chiflado", afirman algunos de sus excompañeros en el Rayo Majadahonda. O puede que, aparte de un tío con suerte, simplemente sea el más cuerdo de todos en estos tiempos que corren.

El fútbol español está de moda. Tanto, que ya es bastante habitual encontrar compatriotas de Iniesta, Xavi o Casillas en las principales ligas extranjeras. Pero dentro de los cientos de futbolistas españoles repartidos por el planeta, el caso más llamativo lo representa un puñado de jugadores que triunfan donde más lejos pueden estar de sus casas: en las antípodas. Desde allí, saltarán a la actualidad deportiva en diciembre, cuando podrían enfrentarse al todopoderoso FC Barcelona en el Mundial de Clubes.