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El desfibrilador, un 'salvavidas' muy caro que no poseen todas las instalaciones deportivas
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SU USO EVITÓ UNA TRAGEDIA EN EL HELMÁNTICO

El desfibrilador, un 'salvavidas' muy caro que no poseen todas las instalaciones deportivas

El desvanecimiento durante el pasado fin de semana en El Helmántico de Miguel García ha vuelto a reabrir el debate sobre la necesidad de los desfibriladores

Foto: El desfibrilador, un 'salvavidas' muy caro que no poseen todas las instalaciones deportivas
El desfibrilador, un 'salvavidas' muy caro que no poseen todas las instalaciones deportivas

El desvanecimiento durante el pasado fin de semana en El Helmántico de Miguel García ha vuelto a reabrir el debate sobre la necesidad de los desfibriladores en los terrenos de juego. El jugador del Salamanca fue rápidamente atendido por los servicios médicos de su equipo y del rival, el Betis, cuya rápida actuación y el uso del desfibrilador evitaron una tragedia en la mañana del domingo.

Aunque García no podrá volver a los terrenos de juego según confirmaron los cardiólogos del Hospital Clínico de Salamanca que le atendieron, el jugador de 31 años volvió a nacer en El Helmántico, una situación parecida a la sucedida con Rubén de la Red en el Stadium Gal. El desfibrilador fue clave en la reanimación del jugador, un sistema capaz de salvar vidas en momentos tan complicados.

Un desfibrilador es un aparato electrónico portátil que diagnostica y trata la parada cardiorrespiratoria cuando es debida a la fibrilación ventricular (en que el corazón tiene actividad eléctrica pero sin efectividad mecánica) o a una taquicardia ventricular sin pulso (en que hay actividad eléctrica y en este caso el bombeo sanguíneo es ineficaz), restableciendo un ritmo cardíaco efectivo eléctrica y mecánicamente.

Pero no todas las instalaciones deportivas lo poseen. Todos los estadios de Primera y Segunda División poseen un desfibrilador tras un acuerdo con la LFP, por lo que todos los conjuntos de las categorías de oro y plata del fútbol nacional cuentan con uno de ellos. Sin embargo, en las categorías más modestas del fútbol español, Segunda B, Tercera y Preferente, la presencia de un desfibrilador es prácticamente un milagro.

Su elevado coste -en algunos casos, superior a los 6.500 euros- y la necesidad de poseer personal especializado para poder utilizarlo, hacen muy difícil su presencia en todos los recintos. Aún así, muchos polideportivos de la geografía española, apoyados por los Ayuntamientos, ya cuentan con uno en sus instalaciones, un elemento básico para poder salvar vidas como se demostró este domingo.

Sin ir más lejos, el pasado 21 de septiembre, un hombre de 72 años salvó la vida en el Polideportivo de la Concepción (Madrid) gracias al uso de un desfibrilador que dispone esta instalación municipal. La rápida actuación del médico del complejo deportivo, acompañado del uso de este dispositivo, permitió evitar una tragedia.

¿Qué hubiera pasado si el médico hubiera estado expulsado?

Segunda parte del Levante-Real Madrid. El dóctor Juan Carlos Hernández, del conjunto blanco, protesta una jugada y Delgado Ferreiro, árbitro del encuentro, lo expulsa. ¿Qué hubiera ocurrido si se hubiera producido una parada cardiorrespiratoria en el césped? Posible y desgraciadamente, podríamos estar hablando de una situación bien distinta que obliga a replantear el reglamento.

Si bien es cierto que un médico no está en el banquillo para protestar, no lo es menos que nunca debería ser expulsado el único miembro facultado para atender ciertas necesidades, que dado el caso, pueden ser de vida o muerte. Por ello, y con el fin de minimizar este tipo de situaciones, sería necesario replantearse las sanciones al personal médico de los equipos.

Una sanción económica o una expulsión de cara al próximo partido -donde otro médico podría sustituir en su puesto al castigado- tendrían mayor sentido por el bien de la salud de los jugadores. Aún así, no es menos cierto que la función del galeno nada tiene que ver con protestar una jugada, sino cuidar la integridad de los jugadores.

La amenaza de la muerte súbita volvió a planear por la geografía española. En los últimos tiempos, las afecciones cardíacas en jugadores de fútbol de primer nivel se han convertido, desgraciadamente, en algo común. Todos los médicos especialistas en la materia están de acuerdo en la dificultad que entraña descubrir este tipo de problemas, pues sólo las pruebas genéticas podrían descubrir una patología de este estilo.

De hecho, este tipo de estudios están empezando a ser promovidos desde varias tribunas. Sin ir más lejos, el pasado 30 de mayo, la Comunidad de Madrid y el Comité Olímpico Español firmaron un acuerdo de colaboración para avanzar en el estudio de las causas de la muerte súbita en deportistas de alto nivel. Para recaudar fondos, se organizó un partido entre los veteranos del conjunto blanco y del AC Milan.

Antonio Puerta (Sevilla - 28 de agosto de 2007), Rubén de la Red (31 de octubre de 2008), Dani Jarque (Espanyol - 8 de agosto de 2008), Jordi Pitarque (Reus - 6 de septiembre de 2010) y Miguel García (Salamanca - 24 de octubre de 2010), todos ellos jugadores profesionales, han sido los últimos en sufrir un síncope, que en algunos casos fue, desgraciadamente, mortal.

Algo sucede en el fútbol actual cuando este tipo de problemas se multiplica. Muchas teorías apuntan a que el sobreesfuerzo físico puede llevar a este tipo de colapsos, una situación demasiado habitual en los últimos tiempos. El último caso, el del jugador del Salamanca Miguel García, cuyo desvanecimiento, por fortuna, tan sólo se quedó en un tremendo susto.

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El desvanecimiento durante el pasado fin de semana en El Helmántico de Miguel García ha vuelto a reabrir el debate sobre la necesidad de los desfibriladores en los terrenos de juego. El jugador del Salamanca fue rápidamente atendido por los servicios médicos de su equipo y del rival, el Betis, cuya rápida actuación y el uso del desfibrilador evitaron una tragedia en la mañana del domingo.