Miedo al Mundial de Sudáfrica

Miedo. Esa es la palabra que describe el sentimientos de los futbolistas que están disputando la Copa de África. El atentado del pasado viernes a la selección de Togo en Angola, en la que murieron tres personas, entre ellas el entrenador asistente y el jefe de prensa del combinado nacional, ha abierto el debate sobre si debió o no de suspenderse dicha competición, y sobre si Sudáfrica será capaz de garantizar la seguridad de todas las selecciones participantes en la próxima Copa de Mundo.

 

Después del pánico que desencadenó el lamentable atentado en Angola, la división de opiniones es cada vez mayor. El seleccionar de Costa de marfil aseguró que “la situación no es nada agradable. Estamos alojados en un pabellón vigilado por policías armados hasta los dientes. Todo recuerda una guerra. Me sentía similar en mi natal Mostar cuando empezó la guerra en Bosnia”.

La cúpula del fútbol alemán expresó su preocupación por la seguridad de los jugadores africanos que militan en la Bundesliga, y extensiva al Mundial de 2010. “No podemos quedarnos únicamente con la frase de que Sudáfrica no es Angola”, frase que pronunció el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, después del lamentable atentado.

Lo cierto es que los problemas de inseguridad que sufren ambos países son de diferente índole. Mientras en Angola el gobierno lucha por desarticular a las Fuerzas de Liberación del Estados de Cabina/Posición Militar (FLEC), un grupo armado que lucha por la independencia de Cabinda desde hace varias décadas y el cual se atribuyó el atentado contra la selección de Togo, en Sudáfrica acusan la delincuencia, los robos con violencia y los constantes asesinatos que se producen en las calles de la ciudad.

Cabe acentuar que Sudáfrica tiene uno de los índices de asesinatos más altos del mundo fuera de zonas de guerra, sin embargo, según pudo saber El Confidencial, la FIFA confía ciegamente en los organizadores y no pone en duda las medidas de seguridad que adoptará para que el próximo Mundial se desarrolle con absoluta normalidad.  

Esta semana todos los ojos estarán puestos en Angola. El alarmante atentado contra la selección de Togo ha evidenciado las carencias y contratiempos que pueden suscitarse en países en los que la delincuencia y el terrorismo es un mal mayor. Hoy en día no se pone en duda la capacidad de los organizadores del próximo Mundial para garantizar la seguridad, pero sí habría que acentuar que el continente africano lleva varias décadas en guerra y que a pesar de que el país en el que se desarrollará la próxima Copa del Mundo es una de las ciudad con mayor infraestructura del continente, el gobierno no ha podido erradicar la delincuencia ni disminuir considerablemente los homicidios.

Drogba, amenazado de muerte

Vahid Halihodzic, seleccionar de Costa de Marfil, señaló que algunos de los jugadores marfileños han recibido amenazas de muerte, entre ellos figura el delantero del Chelsea, Didier Drogba. “Se ha tranquilizado un poco (Drogba)”. Por otra parte, también seguró que los jugadores están “preocupados y atemorizados” y afirmó que “la policía duda de todo y no quiere ningún riesgo”.

Los organizadores del Mundial de Sudáfrica deben de analizar la situación vivida recientemente en la Copa de África. Este espantoso atentado debe servir como experiencia para mejorar, incrementar y perfeccionar las medidas de seguridad. Bajo amenaza no hay engaño. La Copa de África no es, ni de cerca, la competición deportiva más importante del mundo, y aunque en la pasada Copa Confederación, que también se llevó a cabo en Sudáfrica, no hubo nada que lamentar, para el Mundial se estima que habrá cerca de 450 mil turistas extranjeros, una multitud de aficionados que exigirá paz y tranquilidad para poder disfrutar del fútbol en estado puro.