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Se acaban las excusas para McLaren: llegó la hora de la verdad para decidir al campeón
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PIASTRI Y NORRIS SE LA JUEGAN

Se acaban las excusas para McLaren: llegó la hora de la verdad para decidir al campeón

Quedan cinco carreras por delante. Solo errores garrafales pueden evitar que uno de los dos pilotos de McLaren gane el título de pilotos, pero es más que posible que esto ocurra

Foto: Piastri y Norris, en el pasado GP de Singapur. (Europa Press/Eric Alonso)
Piastri y Norris, en el pasado GP de Singapur. (Europa Press/Eric Alonso)
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Históricamente, el título más importante para un equipo es el Mundial de Constructores. Es el que reparte el dinero que genera la Fórmula 1 y el que demuestra quién ha hecho un mejor trabajo a la hora de construir un coche y evolucionarlo a lo largo de la temporada. Sin embargo, el título que manda a nivel mediático es el de pilotos. McLaren logró en el pasado Gran Premio de Singapur su décimo Mundial de Constructores, el segundo consecutivo. Pero si se le escapa el de pilotos, como ocurrió en 2024, será inevitable hablar de fracaso.

La superioridad del McLaren MCL39 sobre el resto de monoplazas de la parrilla ha sido manifiesta. En los pocos circuitos donde los monoplazas de color papaya no eran superiores, la diferencia respecto al que puntualmente sobresaliera era mínima. A falta de 5 carreras, tienen competitividad asegurada más que de sobra para ganar también el título de pilotos. Eso sí, la amenaza de Max Verstappen sigue viva y no pueden permitirse errores. Una victoria del neerlandés y una eliminación conjunta de Lando Norris y Oscar Piastri cambiaría el panorama de forma radical.

La cosa está así: lidera el campeonato Oscar Piastri con 336 puntos, le sigue Lando Norris con 314 y tercero es Max Verstappen con 271. Con el sistema de puntuación actual, SuperMax lo tiene muy difícil. El de Red Bull necesitaría vencer en todas las carreras que quedan y que sus rivales queden fuera del podio de forma habitual. Bakú y Singapur son circuitos muy particulares y, aunque los de Milton Keynes es evidente que han mejorado de forma notoria, tampoco hay que pensar que ya son superiores a los McLaren.

A estas alturas de la temporada, si McLaren de verdad quiere asegurar el título de pilotos, lo tiene muy sencillo. Bastaría con que, a partir de ahora, Lando Norris hiciera de escudero de Oscar Piastri. Pero esta situación podemos dar por descontada que no va a suceder. Ni ahora ni probablemente en el último Gran Premio. Si Lando Norris tiene opciones matemáticas de ser campeón, será difícil —por no decir imposible— que haya una orden de equipo que comprometa sus posibilidades.

Un galimatías para Brown

Zak Brown, el jefe de McLaren, es un carrerista de los de la vieja escuela. Seguro que buena parte de culpa de la ausencia de órdenes de equipo se deba a su rechazo a estas prácticas. Pero Brown también es un astuto hombre de negocios. El californiano sabe que los 53 patrocinadores de su equipo se quedarían decepcionados si uno de los dos pilotos del equipo no se llevara el título en 2025. Y last but not least, es también muy consciente que dirige un equipo que es la quintaesencia de lo británico. Hablando claro, Lando Norris es intocable.

A pesar de la lógica alegría de haber logrado el título de constructores, es fácil imaginar la preocupación que ronda por la cabeza de Zak Brown. Es una situación diabólica porque, haga lo que haga, va a ser criticado. Si se decanta por un piloto, los partidarios del perjudicado lo van a machacar. Los espectadores neutrales lo criticarán también si no toma medidas que asegure el título de pilotos. Y puestos a ser criticado, lo más sensato quizá sería jugársela y que decida el cronómetro y la pista.

La carrera de Singapur, con el toque entre Piastri y Norris en la primera vuelta, puede marcar un punto de inflexión. Parece que el que ha salido reforzado ha sido el británico, pues ha demostrado ese carácter que con frecuencia se le niega. Y, lo más importante, se ha salido con la suya acabando la carrera por delante de su rival. Pero cuidado con subestimar a Oscar Piastri. La inexpresividad y su cara de niño bueno engañan, porque el australiano es un depredador con todas las letras. Y han despertado a la bestia.

Con el título de constructores asegurado, Piastri puede ahora con toda tranquilidad desobedecer a McLaren si siente que benefician a Norris. Lo de devolver la posición en Monza, como consecuencia de que el equipo fallara en la parada en boxes de Lando Norris, difícilmente volverá a ocurrir. Piastri, al ver que Norris no devolvió la posición después de forzarle a salir fuera de trayectoria en Singapur, ya tiene coartada. A la primera ocasión que pueda, se la va a devolver a Norris. Y no tendrán autoridad moral en McLaren para reprocharle nada.

La guerra empieza ahora

Por mucho que Andrea Stella, persona pragmática y sensata a más no poder, intente poner tranquilidad, la verdadera guerra empieza ahora. A Piastri le acaban de poner en bandeja que saque el hacha de guerra y no va a haber código de conducta que valga si se siente perjudicado. '¿Jugamos con estas normas?, Perfecto, juguemos'. Esto es lo que se habrá dicho a sí mismo Piastri viendo que Norris va a la suya y el equipo se lo permite. Nada que objetar. Es lo que a los aficionados nos gusta, pero caretas fuera ya.

Piastri es el principal culpable de haber dilapidado su privilegiada posición como líder sólido del campeonato. Pero en un Mundial, es habitual que se pasen rachas malas y otras peores. Lando Norris he recobrado fuelle después de muchos titubeos en el primer tercio de la temporada, pero igual que se ha recompuesto después de algunos fallos, lo mismo puede hacer ahora Piastri. El miedo a ganar es algo típico en el mundo del deporte. Es ese brazo que se encoge en un match-ball de Wimbledon. Quien mejor lo domine, tendrá la clave.

La fortaleza mental va a ser más clave que nunca en este final de la temporada 2025. No se puede ya fallar en clasificación. No se puede dejar el mínimo resquicio al rival, hay que medir muy bien las fuerzas a la hora de jugársela. No solo entre Piastri y Norris peleando entre ellos a cara de perro, sino a la hora de gestionar la amenaza de Max Verstappen. El neerlandés no es que necesite de mucha motivación para atacar, pero es cierto que cuando huele sangre entra en trance y saca su versión más extraterrestre.

McLaren se equivocará si se inmiscuye en la pelea entre sus dos pilotos. Si se decanta por Norris, como sugieren sus últimas decisiones, siempre le caerá al piloto inglés el sambenito de haber ganado un título devaluado por las ayudas de su equipo. Flaco favor. La hora de tomar decisiones para McLaren ha llegado. Y quizá la mejor decisión sea no hacer nada y dejar que gane el mejor. Parafraseando a Méndez Núñez, más valen títulos con gloria, que títulos sin pena ni gloria.

Históricamente, el título más importante para un equipo es el Mundial de Constructores. Es el que reparte el dinero que genera la Fórmula 1 y el que demuestra quién ha hecho un mejor trabajo a la hora de construir un coche y evolucionarlo a lo largo de la temporada. Sin embargo, el título que manda a nivel mediático es el de pilotos. McLaren logró en el pasado Gran Premio de Singapur su décimo Mundial de Constructores, el segundo consecutivo. Pero si se le escapa el de pilotos, como ocurrió en 2024, será inevitable hablar de fracaso.

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