"Trofeo para el héroe de la carrera": cuando el sarcasmo de Fernando Alonso termina en elogio
Alonso y Sainz terminaron séptimo y décimo respectivamente en Marina Bay, con dos magníficas actuaciones y numerosos adelantamientos que realizaron en pista
Alonso logró un séptimo puesto que el sábado consideraba casi imposible. (EP)
A Fernando Alonso se le encendió la bilirrubina tras la desastrosa parada, vuelta 27, casi diez segundos. Saboteaba un octavo bien encaminado cuando adelantar es una odisea en Singapur. Como para hacerte tú mismo el harakiri. "Si me hablas en cada vuelta, desconecto la radio", le soltó sulfurado a su ingeniero tras el tiro en el pie de Aston Martin. Todo parecía irse por el sumidero en un Gran Premio de Singapur ganado por George Russell y con McLaren asegurando matemáticamente el título de Constructores.
Entonces, ese indómito temperamento que aún sorprende dejó una doble marca. En la carrera, y el asfalto. En la vuelta 37, tras marear a Isack Hadjar, pegó un pisotón de acelerador para superarle. El AMR25 se cruzaba y marcaba con sus neumáticos el suelo, y su monoplaza salió disparado por dentro del Racing Bulls. "Trofeo para el héroe de la carrera", soltó el asturiano por la radio. Se refería al francés, pero al caer la bandera a cuadros el sarcasmo se convirtió en piropo para sí mismo. También como piloto del día.
Fue una carrera soporífera, con el coche de seguridad aparcado, de escasos adelantamientos, pero Fernando Alonso y Carlos Sainz cosecharon un botín inesperado. Séptimo el asturiano, a pesar de su infame parada, décimo el madrileño desde la antepenúltima posición de salida. De los días en que no subirás al podio, pero te vas con la cabeza alta. "Creo que ha sido el único coche de toda la parrilla en adelantar y moverme hacia delante y, siendo en mitad de parrilla, eso no es fácil. Hoy lo hemos conseguido, hemos adelantado ocho coches y en una carrera normal sin coche de seguridad", sacaba pecho Sainz.
"El fuego del altar siempre debe estar encendido, nunca debe apagarse", dice la cita bíblica, que Fernando Alonso se aplica a sí mismo. Las palabras del español tras el pasado Gran Premio de Arabia Saudí, la carrera más dura físicamente hasta la de Marina Bay, podrían fotocopiarse para este de Singapur. "Hemos dado el máximo, que es un poco el ADN que tenemos. Da igual que luche por el campeonato, por el podio o por ser decimocuarto. Está garantizado que voy a dar el 100% siempre como si fuese la carrera en la que se juega el Mundial. Y... te consume por dentro hacer 50 vueltas de clasificación, pero no sé correr de otra manera".
Pues lo mismo en Marina Bay. "Nunca hemos tenido una carrera que ni siquiera sea algún regalo que de repente vayas el doce y de repente te encuentres octavo, que al revés. Sales octavo y te vuelves al doce, vuelves a tener que acabar octavo", recordando su sino de esta temporada, y el desarrollo de la del domingo.
En la salida, Alonso adelantó a Bearman y a Hadjar. Se repasarían con este último y a partir de la vuelta 8 el asturiano encarrilaba ese octavo puesto. Hasta que llegó esa infausta parada en boxes. Alonso debió arder dentro de su casco, como delataba su mensaje por la radio. Sin embargo, en Singapur tenía más filo en su espada. "El coche iba muy rápido en la primera parte de carrera con las blandas, abrimos un buen hueco y aguantaron muy bien, más de lo que esperábamos".
A Hadjar y a Albon los apabulló en sus adelantamientos finales. En la vuelta 46 dio cuenta de Bearman, y recuperó las posiciones perdidas en la parada. De nuevo octavo, se encontraba a casi 47 segundos de Hamilton cuando los frenos del Ferrari se vinieron abajo. Su cabalgada para alcanzarle quedó a medio segundo de su objetivo. Echó pestes por la radio, aunque llegarían cinco segundos de sanción al británico por cortar varias curvas para recibir la séptima posición final. Un Red Bull y un Ferrari por detrás, a bordo de un Aston Martin.
Poco más se puede añadir. Bueno, sí, una pregunta más ante la carrera más dura físicamente del año, junto a aquella antes mencionada de Arabia Saudí ¿Por qué y cómo Fernando Alonso, superados los 400 grandes premios, camino de los 45 años, mantiene esa llama ardiendo?
— Atlassian Williams Racing (@WilliamsRacing) October 5, 2025
Sainz: "Volábamos para poder adelantar"
A veces, un simple punto se multiplica por el valor de la actuación necesaria para lograrlo. Como la de Carlos Sainz el domingo, porque remontar en Singapur hasta los puntos se antojaba un capricho de los dioses de las carreras que, esta vez, brillaron por su ausencia. Ni un coche de seguridad, la esperanza estratégica para el madrileño y Williams. Aun sin esa ayuda, hubo cosecha.
Con solo Albon y Gasly saliendo desde boxes por detrás, la estrategia de Sainz era de cajón: aguantar hasta el infinito y más allá con el primer juego de medios. "Al final ha sido una carrera en seco, aburrida, sin picarse, pero hemos tenido tan buen ritmo de carrera que eso nos ha permitido extender mucho la media, aguantando a coches con ruedas frescas detrás", resumía Sainz al terminar. "Las últimas vueltas con Bearman detrás, con rueda fresca y Fernando también, que nos ha pasado, estaba claro que esas vueltas iban a ser críticas e íbamos a sufrir, pero hemos conseguido tener todo bajo control, esperar nuestro momento a poner la blanda y luego hacer la remontada".
Antes de parar había entrado en los puntos, a la espera de ese coche de seguridad como premio de lotería. No llegó. Hubo que hacerlo a falta de diez vueltas. En boxes le esperaba un cañón con el juego de blandos para el último y corto relevo. No cabía desaprovecharlo. "Cuando hemos puesto los blandos, volábamos para poder adelantar a cinco o seis coches y llegar a un puntito". Llegó a solo dos vueltas del final al superar a Hadjar.
Lástima de descalificación el sábado, donde hubiera llegado el madrileño con el ritmo que mostró en carrera. "Cada punto hasta final de temporada cuenta, y hoy hemos limitado daños con Aston Martin, y a un Visa (Racing Bulls) que al final les hemos ganado en carrera. Y quiere decir que no hemos perdido tantos puntos para lo atrás que partíamos en un Singapur, donde en teoría no se puede adelantar". Solo un punto, sí, pero también supone un 'bonus' muy rico por inesperado, que todo suma.
A Fernando Alonso se le encendió la bilirrubina tras la desastrosa parada, vuelta 27, casi diez segundos. Saboteaba un octavo bien encaminado cuando adelantar es una odisea en Singapur. Como para hacerte tú mismo el harakiri. "Si me hablas en cada vuelta, desconecto la radio", le soltó sulfurado a su ingeniero tras el tiro en el pie de Aston Martin. Todo parecía irse por el sumidero en un Gran Premio de Singapur ganado por George Russell y con McLaren asegurando matemáticamente el título de Constructores.