El enemigo está en casa: por qué el problema de Ferrari no consiste en cargarse a Fred Vasseur
Cuando surgen rumores de destitución en la dirección del equipo italiano, la historia nos demuestra que el desastre no es culpa de nadie, sino de su idiosincrasia autodestructiva
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"Hemos cambiado de jefe de equipo, hemos cambiado de pilotos, hemos cambiado prácticamente todo, excepto una cosa". Ese era el enigmático mensaje que dejo caer Frederic Vasseur cuando fue preguntado por cómo era posible que Ferrari, teniéndolo todo, lleve tantos años sin ganar un título mundial. "Igual es que no nos hacemos las preguntas correctas", sentenció el jefe de la Scuderia en el mismo tono críptico. Está claro que en Maranello pintan bastos para el equipo de Fórmula 1.
Es obvio que Vasseur no puede decir lo que piensa. De hacerlo, a la mañana siguiente estaría en la calle. Pero no es una cuestión de proteger su empleo, sino de puro pragmatismo profesional. Un desahogo personal no va a arreglar nada en la empresa que le paga el sueldo, ni va a aportar beneficio alguno en el desarrollo de su tarea. Más bien, lo que nos quiere decir entre líneas Vasseur, es que lo que impide a Ferrari ser campeón no son sus rivales sino, ellos mismos. El enemigo está en casa.
El contraste no puede ser más rotundo y, a la vez, descorazonador. En el mismo fin de semana que Ferrari se anotaba su tercer triunfo consecutivo en las 24 horas de Le Mans ante una de las competencias más duras de la historia, el equipo de Fórmula 1 tocaba fondo: "Este circuito ha evidenciado todas las limitaciones de nuestro coche, me gustaría poder contar qué está pasando para que lo entiendan mejor, pero no puedo". Hamilton, como Vasseur, tiene que morderse la lengua y mantener la boca cerrada. Mal asunto.
Es toda una paradoja este miedo a hablar más de la cuenta en el equipo que, históricamente, ha sufrido siempre más filtraciones internas. Cualquiera que haya tenido una posición relativamente senior en Ferrari te reconoce que, apenas había salido de una reunión, ya veía publicaciones de lo que se había debatido en la misma. Suena un poco a sarcasmo tanta prudencia a la hora de decir que el rey está desnudo, cuando una plaga de topos dentro del equipo filtra hacia el exterior información sensible.
Antonello Coletta:
— Ferrari Hypercar News 🐎 (@FerrariLMHnews) June 16, 2025
"We are very happy with this third consecutive win at Le Mans. In 2023 we returned to the top class winning; in 2024 we repeated it and this year we triumphed with the private team, the only one to field a 499P, albeit, of course, with our technical support.… pic.twitter.com/wTzTQQOdRG
Rumore, rumore...
Cuando la sombra de la guadaña planea sobre Maranello, es que hay algo más que un rumor. La amenaza de despido de Frederic Vasseur es real y más le vale al ingeniero francés que el estado de forma de la Scuderia se enderece de aquí a unas carreras. En el año que se suponía que daban el asalto definitivo hacia el título, en lugar de progresar, han dado un paso atrás. O, mejor dicho, no han evolucionado al ritmo que lo han hecho sus rivales. Antonello Colletta suena como su más que probable sucesor.
La lectura inicial es tan simple como irreal: quitamos a Vasseur, que lleva encadenando fracasos en las tres últimas temporadas, y ponemos en su lugar a un hombre de la casa como es Antonello Colletta, el artífice del clamoroso éxito de Ferrari en el campo de la resistencia. Colletta ya sonó en el pasado como uno de los posibles candidatos a jefe máximo del equipo de Fórmula 1 y se autodescartó. El ingeniero italiano prefirió centrarse en un desafío histórico para la Scuderia como era ganar las 24 horas de Le Mans 50 años después de su último triunfo.
Colleta, con la ayuda de la ultra profesional estructura de AFCorse, ha dominado con absoluta claridad a todos sus rivales de la nueva reglamentación Hypercar. Y, ojo, porque la resistencia vive una nueva edad de oro con más marcas involucradas que nunca. Está Porsche, Toyota, Cadillac, BMW, Peugeot, Aston Martin y Alpine. Poca broma. Pero quien crea que Colletta, después de su espectacular trabajo en los prototipos, sería capaz de trasladar su éxito a los monoplazas, se equivoca.
No es una cuestión de que Antonello Colletta no tenga capacidad para afrontar el reto. La tiene y de sobra. El problema es que se encontraría con los mismos problemas que hicieron fracasar a Stefano Domenicali, a Marco Mattiacci, a Maurizio Arrivabene, a Mattia Binotto y a Frederic Vasseur si termina siendo despedido: la idiosincrasia Ferrari. ¿Pero cómo puede ser que en un territorio triunfen de forma arrolladora y en el otro fracasen de forma continuada? ¿Hablamos de la misma empresa?
🎙️#Hamilton: "Do you ask the team to bring upgrades? Of course I'm asking, we've seen other people bring upgrades. I don't know why we haven't brought them. We have one hopefully coming soon. There are a lot of changes to be made in the system" #F1 | #CanadianGP pic.twitter.com/RMVsfGD2PK
— Bad Post F1 (@BadpostF1) June 15, 2025
Trabajar mucho, hablar poco
La respuesta al enigma, salvando algunos matices, es sencilla: en un lado les dejan trabajar en paz (Hypercar), en el otro (Fórmula 1) es imposible trabajar con directrices claras y sin injerencias destructivas. En ningún proyecto deportivo se llega a buen puerto sin una estabilidad a largo plazo. No digamos ya en Fórmula 1, donde la mínima disrupción en el flujo productivo tiene nefastas consecuencias. Es imposible trabajar bien en medio de conspiraciones, filtraciones o intereses bastardos.
Los italianos, cuando trabajan unidos y sin distracciones, son imbatibles. El problema que arrastran desde Julio César es distraerse con las conspiraciones internas en lugar de hacerlo con sus enemigos externos, tal y como magistralmente describiera Cicerón en las Catilinarias. Trasladado a la actualidad, sería algo así como decir: ¿hasta cuándo vais a abusar de la paciencia del Cavallino? Nos acercamos peligrosamente a la fatídica fecha de 20 años sin títulos mundiales, igualando el anterior período de sequía de Scheckter (1979) a Schumacher (1999).
Se dice a menudo que los italianos, para triunfar, necesitan ser dirigidos por un extranjero, pero los hechos demuestran que esto no tiene que ser necesariamente así. Ducati arrasa en MotoGP y la propia Ferrari lo hace en las 24 horas de Le Mans con equipos que es imposible que sean más italianos. Es una cuestión de liderazgos fuertes, de que el líder del proyecto no sea desautorizado por los jefes de la empresa, de que la prensa informe y no enrede. En definitiva, trabajar mucho y hablar poco.
Este mantra de la incapacidad italiana para liderar, viene del ciclo virtuoso donde Ferrari encadenó cinco títulos consecutivos con Jean Todt, Ross Brawn y Michael Schumacher. Ninguno de aquel triunvirato era italiano, es cierto, pero más allá de nacionalidades, la base de su fuerza radicaba en que los tres formaban una trinidad intocable. Si atacaban a uno, atacaban a los tres y eso construyó una fortaleza infranqueable, incluso hasta para el presidente de la compañía, Luca de Montezemolo.
🚨 | One Ferrari is winning under Coletta — while Vasseur’s position hangs in the balance.
— La Gazzetta Ferrari (@GazzettaFerrari) June 16, 2025
After 10 races, Ferrari remains the only top team without a victory this season.
However, if Coletta accepts the offer, he will face a far tougher challenge than anything he has… pic.twitter.com/Gz7yNrlqRU
La importancia del liderazgo
El que crea que a Antonello Coletta le iban a dejar trabajar en el equipo de Fórmula 1 con la tranquilidad que lo ha hecho en el proyecto Hypercar, es que no conoce Ferrari. Vean el ejemplo de la alineación de pilotos: en Hypercar, Coletta dice que quiere buenos pilotos comprometidos con la causa y que no necesita pilotos estrella. En Fórmula 1, por contra, era obvio que lo poco que le faltaba a Ferrari para triunfar no estaba en el apartado de pilotos. Sin embargo, prescindieron de Carlos Sainz con el fichaje de Lewis Hamilton, que huele mucho más al jefe John Elkann que a Frederic Vasseur.
En Ferrari llevan de urgencia en urgencia desde el título mundial de 2007 y así seguirán mientras no asuman que, sin estabilidad, es imposible ganar. Y si finalmente se cargan a Frederic Vasseur, antes que a Antonello Coletta, mejor que fichen a Luis Enrique. Quizá así aprendan de una vez por todas la importancia de un liderazgo fuerte, amén de un equipo blindado y cohesionado donde nadie vaya por libre.
"Hemos cambiado de jefe de equipo, hemos cambiado de pilotos, hemos cambiado prácticamente todo, excepto una cosa". Ese era el enigmático mensaje que dejo caer Frederic Vasseur cuando fue preguntado por cómo era posible que Ferrari, teniéndolo todo, lleve tantos años sin ganar un título mundial. "Igual es que no nos hacemos las preguntas correctas", sentenció el jefe de la Scuderia en el mismo tono críptico. Está claro que en Maranello pintan bastos para el equipo de Fórmula 1.