Dentro del paddock | Fernando Alonso vuelve a pescar en Montreal en el río revuelto de McLaren

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El Gran Premio de Canadá se ofrece siempre como un paréntesis ante la singular configuración del Gilles Villeneuve. Suele romper tendencias de la temporada, aunque nadie imaginaba que también podría marcar un antes y un después para McLaren.

Largas rectas, intensas frenadas, poca degradación… El MCL39 no encontraba en Montreal su punto dulce como en otros tantos circuitos hasta el momento, a diferencia de Mercedes. Que el monoplaza alemán brillara en este asfalto con margen confirmaba la singularidad de esta pista. Un trazado de trucos en el que Fernando Alonso volvió a brillar al margen del nivel de su monoplaza.

Lando Norris confirmó esas aristas que incitan a dudar de su potencial último para lograr un título. Su equipo le ofrecía una nueva suspensión para ayudarle a sintonizarse mejor con su monoplaza, pero cometía dos fallos en los entrenamientos que le relegaban incluso por detrás del asturiano.

El accidente con su compañero Oscar Piastri pudo haber acabado en tragedia. Lo fue para el británico, de nuevo en el foco de la duda. Norris respondió con elegancia al reconocer su responsabilidad. El disgusto fue aliviado por haber evitado el desastre de arruinar la carrera de su compañero de equipo. Dos McLaren estrellados en una recta era una imagen y una pesadilla imposible de asimilar.