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Cuando Fernando Alonso revienta: así le hervía la sangre ante la mejor oportunidad perdida
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Cuando Fernando Alonso revienta: así le hervía la sangre ante la mejor oportunidad perdida

Tras varias ocasiones fallidas en la temporada 2025, la mala fortuna se cebó con el asturiano con la mayor crueldad posible. El renovado AMR25, de sorprendente rendimiento en Imola, le hizo soñar con unos puntos que se escaparon

Foto: Alonso se mostró furibundo en varias ocasiones durante la carrera. (AFP7/Eric Alonso)
Alonso se mostró furibundo en varias ocasiones durante la carrera. (AFP7/Eric Alonso)

Hacen falta anchas espaldas y costra gruesa para mantener la motivación en tiempos de cólera y tras casi un cuarto de siglo en la Fórmula 1. Para soportar estoicamente la ingeniería inversa que ha vivido Fernando Alonso con Aston Martin en los últimos tiempos. Hasta que no se puede evitar la explosión de ira ante las dentelladas de la fortuna, especialmente cuando se ha visto uno rodar con ánimo en las primeras vueltas del Gran Premio de Emilia Romagna pegado a Verstappen, Piastri, Norris y Russell, y ganado por el neerlandés.

Cuando mejor, peor. Así podría resumirse la cita italiana para Alonso. Cuando el AMR25 se transformaba en Imola, llovía sobre el suelo mojado de anteriores carreras, ahora con más saña si cabe. Pocas veces se le ha visto gesticular tanto con las manos fuera del volante en un gran premio.

Resiliente, ceñudo para pelear en pista y no dar una posición por perdida, con mente de titanio, el grito ilustraba el fenomenal grado de frustración de Alonso: "Va a ser una tortura, qué desastre. ¡Soy el piloto más desafortunado del jodido mundo". Si Aston Martin ha dado o no un gran salto cualitativo, se verá en el futuro. En Imola lo dio, de aquí que dolieran como nunca los sartenazos, uno detrás del otro, que el asturiano se llevó en la carrera. Todavía, cero puntos.

"Una tortura, un desastre"

Si la quinta posición del sábado sorprendió, Alonso debía alucinar cuando solo veía cuatro coches por delante en Tamburello, la variante Villeneuve y la Tosa. Cuando no le soltaban, debió relamerse dentro de su casco, con los Williams a su estela y los Ferrari más allá todavía.

Como Mercedes con Russell o Williams con Sainz, Aston Martin llamó demasiado pronto a Alonso, quizás porque no contaba con neumático nuevo, producto de la decisión del sábado. Quizás como respuesta al temprano ataque desde atrás de Charles Leclerc. No era la estrategia buena, se comprobó a posteriori, al margen de que la fortuna se emboscaba de nuevo buscando al asturiano con el rifle cargado.

"Sainz me adelantó con el mismo neumático, así que tenemos que concentrarnos en Albon", avisaba a su equipo por la radio, después de que Sainz le adelantara tras su parada. Vislumbró con claridad que un séptimo era posible, concentrándose en la pelea realista. Aún no sabía que los Ferrari venían como aviones por detrás.

Entonces, salió ese inoportuno Virtual Safety Car cuando el coche de Esteban Ocon se paró en la pista. Hamilton y Albon se llevaron parada limpia y otros varios aprovecharon para parar bajo el Virtual. ¿Por qué no lo hizo Aston Martin con Alonso? Con gomas justas para llegar al final, a los dos Aston les cayó el cielo sobre sus cabezas.

No se requería especial clarividencia cuando Alonso sentenciaba a su ingeniero. "Nuestra carrera ha terminado", le avisaba lacónico, "de todas formas, tenemos muy mala suerte. La carrera estuvo bien, pero este año todo nos sale mal". Luego lo expresaría por la radio con mayor vehemencia si cabe: "Esto es una tortura, un desastre, ¡Soy el piloto más desafortunado del jodido mundo!".

placeholder Alonso estaba convencido de haber puntuado de no ser por el inoportuno Virtual por la avería de Ocon. (Reuters/Florion Goga)
Alonso estaba convencido de haber puntuado de no ser por el inoportuno Virtual por la avería de Ocon. (Reuters/Florion Goga)

Incandescente dentro del casco

Aún habría más. Durante el coche de seguridad provocado por Kimi Antonelli, se veía a Alonso gesticular desesperado en la recta: o recibió mensajes contradictorios, o no hubo tiempo para entrar a tiempo anunciada la interrupción de la prueba. Parece que lo primero. Entró en la vuelta siguiente. Imposible más gato negro.

Después, remontada hasta donde fue posible. A juzgar por sus gestos al volante, Alonso iba incandescente en la última vuelta. Tras remontar desde la segunda parada con el coche de seguridad, intentó lograr el último punto a la desesperada con Yuki Tsunoda tras haber caído a la decimocuarta posición. "Conseguimos remontar y pasmos a los Alpine, Sauber, Alpha Tauri, estábamos más en la carrera de Williams y Mercedes. No hemos podido tener más mala suerte…".

“Es una pena, pero no hemos quedado P11 y P15 no porque no hemos tenido el ritmo, sino porque hemos tenido una grandísima mala suerte, íbamos a quedar P6 y P7. De cien escenarios que tenía la carrera, noventa y nueve hubiéramos quedado así, pero hoy ha salido cruz”, declaraba ante los medios después, las mismas palabras que lanzaba a su ingeniero por la radio en la vuelta de deceleración.

Los frenos en China, la mala estrategia en la carrera esprint con su opinión en contra en Miami... Ahora, con el Virtual más cruel, con el mejor coche en un año. Inasequible al desaliento, mayor el cabreo cuando mejor es tu máquina después de meses de frustración. Todo tiene un límite.

"En todas las curvas del circuito"

Y a partir de ahora, ¿qué?, ¿cabe mirar hacia el futuro con otras perspectivas ante el salto cualitativo de Aston Martin en Imola? ¿es real, o favorecido por circunstancias específicas de este fin de semana? "Hemos traído una mejora que nos ha hecho más rápido en todas las curvas de un circuito como este, estamos contentos", confesaba al terminar Andy Cowell, el CEO del equipo verde. Ese "todas las curvas" invita a la esperanza.

"Tenemos que seguir encontrando áreas en las que mejorar y colocarnos en una posición mejor para las próximas carreras". Al final, poco botín para tal asalto, pero Aston Martin ha logrado el Imola su gran objetivo: no tanto rascarle décimas al AMR25, que así parece en este trazado, como certificar que la metodología y nuevas herramientas funcionan para subsiguientes evoluciones. Y parece que, por lo bajini, Adrian Newey supervisa con su asesoramiento. El tiempo dirá.

"Creo que es la calidad de los datos que tenemos con este paquete, que es mucho mejor que antes. Se desarrolló en el anterior túnel de viento, pero se midió y refinó en el nuevo", rubricaba Cowell, "lo que aprendimos este fin de semana nos ayudará de aquí en adelante, y con el desarrollo de nuevas piezas para este año y también para el siguiente". Falta hace. De momento, los dioses de las carreras se ensañaron con Fernando Alonso hasta hacerle hervir la sangre.

"Entrar en el Q3 nos alivia de momento la presión a todo el equipo. Hay que mantener los pies en el suelo. Quizás las características de la pista han ayudado a Aston Martin", avisaba Fernando Alonso al terminar. Así que tenemos que esperar a Mónaco en Barcelona". Con el anterior AMR25, la pista monegasca se esperaba con pavor. Habrá que ver ahora.

Hacen falta anchas espaldas y costra gruesa para mantener la motivación en tiempos de cólera y tras casi un cuarto de siglo en la Fórmula 1. Para soportar estoicamente la ingeniería inversa que ha vivido Fernando Alonso con Aston Martin en los últimos tiempos. Hasta que no se puede evitar la explosión de ira ante las dentelladas de la fortuna, especialmente cuando se ha visto uno rodar con ánimo en las primeras vueltas del Gran Premio de Emilia Romagna pegado a Verstappen, Piastri, Norris y Russell, y ganado por el neerlandés.

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