Piastri, Norris, Leclerc, Hamilton... todos van sobrados de talento pero "el cerebro" manda
Es tal la igualdad existente entre los compañeros de equipo, que las diferencias se están mostrando mucho mas en la fortaleza mental que en la capacidad de ir rápido en pista
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Si se mira el cómputo global de la prueba, Lando Norris fue más rápido en todo el Gran Premio de Arabia Saudí que el ganador Oscar Piastri. Si se analiza el rendimiento de Ferrari, Charles Leclerc se sacó de la manga un podio excepcional, mientras que Lewis Hamilton tuvo una carrera de lo más anodina. Hablamos de cuatro pilotos excepcionales, pero a dos de ellos les están yendo muy bien las cosas y a otros dos no tanto. En el cerebro está la respuesta.
La reacción de Lando Norris cuando tuvo que dar explicaciones a los medios tras su accidente del sábado fue reveladora. Era la imagen de un hombre derrotado y vulnerable. Aunque es lógico sentirse así después de un error grave, las señales que enviaba a sus rivales no le benefician. Tampoco se trata de fingir alegría o impostar indiferencia, pero es fácil sospechar que Max Verstappen tendría reacciones bien diferentes ante una situación similar.
Javier Bonilla, psicólogo especialista en pilotos de motos y coches, nos ofrece un diagnóstico sobre los problemas de Norris: "Parece que Lando tiene un diálogo consigo mismo bastante negativo. No sabemos si lo que dice en sus declaraciones o a través de la emisora es fiel reflejo de su forma de pensar, pero sí se puede inferir que está metido en esa espiral". Es cierto. No debe ser fácil para el piloto inglés sobrellevar una situación donde te sabes tanto o más rápido que tu rival, pero este te derrota.
"Lando, —prosigue Bonilla—, es muy posible que esté dedicando demasiado tiempo a rumiar sus errores, que esté anticipando qué cosas pueden salir mal y eso, te lleva a desconcentrarte en momentos clave. Todo esto es una pesada carga, especialmente cuando tienes enfrente a alguien como Piastri, que es muy frío y, por tanto, más estable a nivel mental en esos momentos". En Australia esto se vio de forma clara. Norris y Piastri cometieron un error simultáneo y Piastri se llevó la peor parte. ¿Su reacción? Cero dramas y lamentos. Disculpas y la promesa de volver más fuerte. Todo un contraste.
Lando and Oscar on the mic 🎤
— McLaren (@McLarenF1) April 20, 2025
Appreciating the team’s efforts 🧡#McLaren | #SaudiArabiaGP pic.twitter.com/B6TVbUYhMS
El contraste en Ferrari
En el campo de Ferrari, la batalla interna del equipo no está tan ajustada a nivel de velocidad como en el caso de McLaren. Salvo el espejismo de una victoria al esprint, Charles Leclerc está barriendo a Lewis Hamilton. El británico da muestra de su clase a flashes, pero está muy lejos de la mejor versión de Lewis. Por contrario, la extraordinaria carrera de Leclerc en Arabia Saudí nos mostró que el monegasco quizá esté en su mejor momento histórico de forma. Y de nuevo, las respuestas hay que buscarlas a nivel mental.
"En el deporte se da una paradoja, cuanto menos involucrado estés en el resultado final a nivel emocional, muestras mayor eficacia en conseguirlo", explica Bonilla. Efectivamente, da la impresión, que el mejor Leclerc surge cuando no se le exigen victorias o títulos, sino que haga lo mejor posible. Hamilton ahora no está para pensar en victorias, pero sí para intentar batir o, al menos, estar a la altura de su compañero. Esa inquietud es muy posible que sea la que le aleja del objetivo en lugar de acercarle.
Es evidente que Hamilton no está bien. Su lenguaje corporal, su forma de expresarse, lo denota: "Necesito un trasplante de cerebro para conducir este coche, pensé que cosas que había visto en Baréin iban a servir, pero veo que no, estoy muy lejos, necesito volver a la pizarra (empezar de cero)". Nunca en las casi dos décadas que lleva Lewis Hamilton en la Fórmula 1, se le había visto así de abatido. Y no es un problema de motivación que siempre fue su talón de Aquiles, sino de estar perdido.
En la actualidad, Lewis Hamilton es el segundo piloto mas experimentado de la parrilla después de Fernando Alonso. Puedes esperar un discurso de confusión en un piloto novato, puedes esperar también en un veterano como Carlos Sainz, que tardes dos o tres carreras en encontrar el truco de un coche. Es mucho más desconcertante que, después de cinco carreras, la cosa no vaya a menos, sino que la brecha entre Leclerc y Hamilton se agranda.
A fantastic drive from @charles_leclerc! 🔥
— Scuderia Ferrari HP (@ScuderiaFerrari) April 20, 2025
His first podium of the year! 🏆 pic.twitter.com/Us4u4DW2x6
Gestión de emociones
No hay que descartar también que el gran nivel de Leclerc obedezca en gran medida a la paliza que le está dando a su ilustre compañero. Carlos Sainz es un gran piloto pero no era un siete veces campeón del mundo. No es de extrañar que Leclerc se desquiciara el año pasado, cuando en ocasiones le ganaba alguien a quien él consideraría inferior. Ahora su potencial explota en todo su esplendor cuando se ve fuerte ante un mito del automovilismo. No son niñerías. El orgullo es un motor muy poderoso.
La gestión equilibrada de emociones y pensamientos, es clave para cualquier deportista, pero en la Fórmula 1 actual se vuelve crucial. La telemetría, la monitorización al piloto desde el muro de boxes o el nivel parejo de forma física de toda la parrilla, hace que el fiel de la balanza se incline de un lado a otro por pequeños detalles. En el pasado, una penalización de cinco segundos como la que le cayó a Max Verstappen en la arrancada podía parecer irrelevante. Ayer se vio hasta qué punto puede ser decisiva.
No se puede fallar en nada a lo largo de 50 o 60 vueltas. Un fallo en una parada en boxes por parte de los mecánicos o un bloqueo de frenada a destiempo ahora puede convertirse en un muro imposible de franquear. Si Oscar Piastri puede ser más rival que Lando Norris para Max Verstappen no es porque el australiano sea más rápido que el británico. De hecho, a menudo es al revés. El secreto es que Oscar nunca se descompone ni se altera ante intimidaciones o juegos mentales. Y Lando sí lo hace.
En la Fórmula 1 actual es preferible puntuar alto en todas las categorías que marcarse un diez de vez en cuando. Aquí todos van sobrados de talento, pero el cerebro va a ser al final el que manda. Lo dice el propio Hamilton.
Si se mira el cómputo global de la prueba, Lando Norris fue más rápido en todo el Gran Premio de Arabia Saudí que el ganador Oscar Piastri. Si se analiza el rendimiento de Ferrari, Charles Leclerc se sacó de la manga un podio excepcional, mientras que Lewis Hamilton tuvo una carrera de lo más anodina. Hablamos de cuatro pilotos excepcionales, pero a dos de ellos les están yendo muy bien las cosas y a otros dos no tanto. En el cerebro está la respuesta.