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Lando Norris es el favorito para ser campeón de Fórmula 1. Ahora es cuestión de carácter
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LA VERTIENTE PSICOLÓGICA PARA LIDERAR

Lando Norris es el favorito para ser campeón de Fórmula 1. Ahora es cuestión de carácter

Lando Norris cometió numerosos errores que le impidieron capitalizar el potencial de su MCL39 en Shakir. De nuevo, volvía a abrirse en canal para fustigarse a sí mismo con inusual dureza, un rasgo ya habitual en el piloto británico

Foto: Norris, en el GP de Bahrein. (Europa Press)
Norris, en el GP de Bahrein. (Europa Press)

"El que se aflige, se afloja". Este fin de semana y en este medio utilizaba José Antonio Zarzalejos una sentencia aplicada al campo de la política y la vida que podría encajar a Lando Norris, candidato al título en 2025.

“Quizás a veces me falta un poco de confianza en mí mismo, y me ha sucedido en el pasado” declaraba al cerrar un tormentoso Gran Premio de Baréin trufado de errores y sin capitalizar el potencial de su máquina. “Es mi forma de trabajar, lo que me ha hecho tan bueno como soy, y a veces quizás me ha impedido convertirme en un mejor piloto”.

Mientras Oscar Piastri arrasaba, con el mismo monoplaza Norris cometió tantos errores que hasta el segundo puesto perdió a manos de George Russell. Y como el sábado, tras la carrera se abrió nuevamente en canal.

El rendimiento de Norris en Shakir y su mensaje posterior generan debate sobre su potencial para luchar por el título. Si el británico cuenta con suficiente talento o si este es líquido en determinados momentos, es una parte de ese debate. Otra, si al fustigarse en público como acostumbra, contribuye a debilitar su percepción, fomentando la duda de una resiliencia mental y recursos internos para aplicar consistentemente ese talento. ¿Se afloja Norris de tanto afligirse en público?

La hipótesis del sesgo de confirmación

Con el británico, y para 2025, cabría enunciar una hipótesis y comprobar su validez durante el campeonato. En un mundo de gran complejidad de factores en el rendimiento y resultados, en la Fórmula 1 la percepción cuenta. Que no siempre coincide con la realidad. Un piloto se ve sometido a la fiscalidad de las redes sociales y medios de comunicación, forjado en torno al protagonista, una gran presión recordada cada fin de semana, coloreando la percepción que rodea al protagonista.

Si este además alimenta su propia hoguera, debe recordar que la psicología humana no siempre es empática. Norris no pasa por un buen momento con un monoplaza ganador. Así que, según esta hipótesis, su descarnada sinceridad incrementará innecesariamente la en sí enorme presión para luchar por el título.

Su actitud quizás aumente las dudas sobre su capacidad psicológica para afrontar esa presión. Cuando mejor es el MCL39, más genera el propio piloto. Los ojos se volverán contra él, buscando el sesgo de confirmación de la percepción que forja sobre sí mismo.

Abrirse en canal

“No tengo grandes quejas, el coche es increíble, está tan bien como lo ha estado toda la temporada, lo que es genial” declaraba el domingo tras la carrera. “Simplemente, he estado desconectado todo el fin de semana. No sé por qué, no tengo ni idea ahora mismo”. Como en China, como el sábado, tras la floja clasificatoria y una carrera repleta de errores que él mismo amplificaba, en Shakir Norris se volvía a abrir en canal.

Algo no me cuadra en el coche. No puedo dar ninguna vuelta como la temporada pasada. Allí sabía en cada curva todo lo que iba a pasar con el coche, me sentía en control del coche”, explicaba en un duro examen de conciencia. “Es complicado. No dudo de mí mismo, aunque a veces lo parezca. Simplemente, hay algo que no cuaja. Y cuando no tienes confianza en el coche para saber cuál es el límite, qué hacer en las curvas lentas y rápidas, nunca voy a ser tan rápido como necesito, sobre todo cuando estás luchando contra los mejores del mundo”.

En China intentó explicar sus diferencias con el MCL39. “Creo que, en general, algunas características son las mismas que las del coche del año pasado. Aún no se adapta del todo a mi estilo de conducción. He llegado a un punto en el que simplemente he aceptado que no se puede tener un coche que se adapte a tu estilo de conducción; quizás sí se adapte al de algunos”. Norris explicaba que "no me conviene forzar las entradas ni la frenada. El coche es muy débil desde ese punto de vista", lo que le obliga a cambiar su estilo de pilotaje. No es el único, pero lo expresa con otro estilo.

Meter el dedo en la llaga

De naturaleza cálida y risueña, lejos del tipo psicológico de un Verstappen o un Alonso, Norris se compararía con ese adolescente divertido y desenfadado que despierta a la vida real e intenta responder a ella, aunque sus recursos internos no se lo facilitan. En su caso, la Fórmula 1 como contraste a aquel piloto de las categorías inferiores, incluso de su primer año con McLaren. Hasta que recibió un monoplaza ganador. Ahora, con una máquina de título.

El pasado año, Helmut Marko sabía que metía el dedo en la herida cuando recordaba las “debilidades mentales” de Norris, quizás dotado con un carácter “que es una bendición para la vida, pero no para la Fórmula 1”, en palabras de un veterano ‘team manager’ sobre su caballeroso piloto.

“Creo que sería aún más difícil para mí no mostrar nada de esto. Cuando doy entrevistas y demás, probablemente sea solo para desahogar mi frustración. Es simplemente por no lograr lo que quiero. Cuando no me sale bien y me equivoco, me decepciono mucho. Pero durante las entrevistas y al decir cosas, no creo que eso tenga necesariamente un impacto negativo en mí”, explicaba este fin de semana.

Pero un tema es el mensaje y otro la recepción de quien lo recibe. ¿Interpretan igual a Norris los rivales de pista, el mundo de la Fórmula 1, y el público como último destinatario?

Alejar la mirada al equipo

“Lando suele ser bastante autocrítico y transparente. Seguro que hay pilotos igual de autocríticos, pero se lo guardan para sí mismos y se ponen una especie de pantalla entre ellos y el resto del mundo. Lando no tiene esa característica”. Tanto el año pasado como este, Andrea Stella arropa a su piloto de forma encomiable, buscando la virtud en la duda que genera la proyección que el mismo Norris genera.

"Y hay algo importante aquí que admiro de Lando y que me hace sentir muy privilegiado y afortunado como director de equipo: que tiende a absorber y a culparse a sí mismo", explicaba Stella este fin de semana. “Para construir un equipo de Fórmula 1 es necesario evitar este tipo de acusaciones mutuas entre piloto y equipo, algo que no estoy seguro de que todos los pilotos hagan, según lo que a veces leo o escucho. Esta es una cualidad muy importante". Es decir, quitar los ojos en el equipo y ponerlos en tí. Con semejante actitud, Norris se hace querer y respetar en el seno de McLaren.

Volviendo a la hipótesis que abre este artículo: ¿Transmite ese piloto la confianza suficiente a los empleados de McLaren y percibirle con madera de líder para lograr el campeonato del mundo? ¿Sus rivales? ¿Y los aficionados? Solo Lando Norris tiene la palabra en la pista, y fuera de ella.

"El que se aflige, se afloja". Este fin de semana y en este medio utilizaba José Antonio Zarzalejos una sentencia aplicada al campo de la política y la vida que podría encajar a Lando Norris, candidato al título en 2025.

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