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"Me recuerda a mí en 2012": en qué se parece Verstappen a Senna y a Fernando Alonso
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sublime victoria del neerlandés

"Me recuerda a mí en 2012": en qué se parece Verstappen a Senna y a Fernando Alonso

Ni siquiera Red Bull esperaba ganar en Japón, pero Verstappen cuajó un fin de semana propio de los pilotos de otra dimensión. Alonso y Sainz pagaron la dinámica de una carrera de imposible adelantamiento

Foto: Verstappen ha firmado un GP de Japón memorable. (Europa Press/Eric Alonso)
Verstappen ha firmado un GP de Japón memorable. (Europa Press/Eric Alonso)

Max Verstappen aún corría en la Fórmula 3 cuando Helmut Marko se lo levantaba a Toto Wolff y Mercedes para llevarle directamente a la Fórmula 1. Solo tenía 16 años. Cuestionado por tan arriesgada decisión, hizo levantar la ceja a más de uno : “¿A quién se parece Verstappen? A Ayrton Senna, Max es un talento excepcional de esos que se presentan una sola vez en décadas”.

El Gran Premio de Japón ha sublimado el augurio y la comparación de Marko. Efectivamente, su fascinante victoria le sitúa en la dimensión de aquel Ayrton Senna capaz de sacarse de la chistera triunfos propios de un prestidigitador, tambien con Honda a la espalda. Al terminar la carrera, Fernando Alonso añadía de su cosecha: “Me recuerda a mí en 2012”.

“No, no me parezco a mi padre, más bien me parezco a Fernando Alonso”, le preguntaron en su día a ese adolescente de 16 años. “Es un piloto que sabe ser tranquilo o agresivo según las circunstancias, alguien que siempre tiene la situación bajo control. He demostrado que yo también sé hacer eso”. De manera impresionante este fin de semana.

En Suzuka, Alonso también fue el otro piloto capaz de sacar de posición el monoplaza de un lamentable Aston Martin, rebasado por todos los rivales excepto Sauber. Carrera sin reconocimiento, sin historia que recordar, pero que unía a los dos mejores pilotos de sus respectivas generaciones. De aquí el respeto mutuo que se profesan.

"La perfección absoluta"

Tres frases podrían resumir el GP de Japón. “¿Estos son los mejores momentos? ¿Esto es todo lo que ha ocurrido?” Oscar Piastri se sorprendía ante las pantallas de la sala pre podio que recogían lo mejor la prueba. La segunda, causa de la primera. “Suzuka se ha convertido un poco en un Mónaco de curva rápida, y adelantar era extremadamente difícil. Me ha sorprendido lo difícil que era, tenías que ir seis o siete décimas más rápido que el coche de delante”, resumía a su vez Carlos Sainz.

¿La tercera? “Esta es la percepción absoluta”, sentenciaba el ingeniero de Verstappen, Gianpiero Lambiase, con la serenidad de la profunda admiración. Cuanto peor, mejor. Paradójicamente, la inferioridad mecánica de Red Bull sirve para poner en valor su descomunal talento. Sin olvidar la rebeldía del equipo austríaco para revolverse en los escenarios más desfavorables.

El pasado viernes, el RB21 llegaba a tener hasta tres comportamientos distintos en la chicane de entrada a meta. “Se necesita mucha confianza y compromiso aquí, y en este momento no siento que puedo, así que aún tenemos trabajo por hacer". Su diagnóstico del viernes pone en contexto el valor de la victoria en Suzuka el domingo.

En el Olimpo de los grandes

Superponiendo físicamente en la mena los monoplazas de Verstappen y Norris el sábado, las 12 milésimas de diferencia en la pole se traducían en poco más de un alerón. Pero había que llevar al RB21 hasta ese punto, tras piloto y equipo destripar con acierto suspensiones, alerón, diferenciales, reparto de frenada y demás para transformar ese hierro del viernes. Con tan mínimo margen se sentaron las bases para la majestuosa carrera del domingo.

Los McLaren se hubieran paseado por Suzuka de no ser por ese entrometido que, como apuntaba Marko después, “rodó una carrera a tope cada vuelta sin cometer el menor fallo”. Perfección absoluta. Andrea Stella ponía a mal tiempo buena cara, pero el neerlandés había humillado a McLaren.

Su triunfo reafirma a Verstappen en ese exclusivo olimpo de la Fórmula 1 propio de los distintos. Al compararle tan prematuramente con Senna, Marko intuía ese talento capaz de triunfos a priori imposibles conseguir. Como aquellos de Brasil 1991 o Mónaco 1992, con el motor Honda a la espalda. O aquel mítico Donington 93, con un modesto Ford. O en el GP de España 86 en Jerez, con un Renault Turbo que crujía a los todopoderosos Williams Honda de Mansell y Piquet. Así, Max Verstappen este fin de semana en Suzuka.

Otra paradoja: Red Bull ya no logrará el título de Constructores, pero luchará en solitario con Max Verstappen por el de Pilotos. Como Ayrton Senna en 1991 contra el superior Williams. A Alonso no le faltaba razón al equiparar a este Verstappen de 2025 con su sensacional temporada en 2012, que casi le lleva al título con aquel Ferrari F2012 que “girabas a la derecha, y se iba a la izquierda” como le definía en su día Stefano Domenicali, entonces jefe de equipo.

"Ni siquiera en el top 18"

Desde la grisura de una carrera anodina hacia el exterior, Alonso también firmaba otro resultado solo mensurable desde su habitáculo y en el contexto del fin de semana completo. Haas, Alpine, Racing Bulls, por supuesto Willliams, todos han superado a un Aston Martin que retrocede cual cangrejo verde. Con elegancia, Alonso resumió al terminar la situación de su equipo. “No creo que somos tan rápidos para ser top 10, tampoco siquiera para estar en el top 18. Es una pequeña… un pequeño milagro”.

La vuelta del sábado, el adelantamiento a Gasly “para estar el once, protegernos de Tsunoda (con la parada para cambiar neumaticos), y si pasaba algo, pues puntos. si descalifican a dos o tres coches”, bromeaba el español. “Hoy casi le damos al palo”. Demasiado que el balón ya pasara tan cerca.

“Es una carrera anónima, nadie va a recordarla, como digo a veces, el P11 de 2025 es sin duda una de las mejores carreras en lo personal. He sacado el máximo, máximo del coche, y un poco más. Siempre te deja buen sabor de boca, pero el resultado es el que es, hay que aceptarlo”. Y no es excusa que Aston Martin esté preparando 2026. Todos lo hacen, y rebasan al equipo verde en este comienzo de temporada.

"El ritmo estaba ahí y me sentí cómodo"

Carlos Sainz salió rumiando de Sukuza lo que pudo haber sido pero le dejaba como en las dos primeras carreras. En su caso, el balón se le fue a las nubes cuando también apuntaba al larguero. Solo él y su equipo conocen los detalles que le faltan para aspirar al Q3, como su compañero Alex Albon, cruciales para ese salto cualitativo que necesita. Absurda sancion aparte en los clasificatorios.

"Hay que aprender a no fallar el sábado con detalles tontos que me costaron la Q3 y luego la penalización, pero en cuanto los resolvamos podremos hacer fines de semanas más completos y limpios, y puntuar, el objetivo", repetía de nuevo encorajinado tras una prueba cuya clasificación final casi mimetizó la de la parrilla de salida.

El ritmo estaba ahí y me sentía bastante cómodo, pero cuando sales el quince y te atascas detrás de Lawson toda la carrera… Hasta el segundo relevo no le he podido pasar, y ha sido ahí cuando he mostrado un poco más mi ritmo. Me ha sorprendido lo difícil que era, tenías que ir seis o siete décimas más rápido que el coche de delante, y tal y como está de apretada la parilla”, explicaba en comentario extensivo a toda la parrilla.

“Hay que mejorar ciertas cosas para sentirme más cómodo con el coche y hacer los fines de semana un poco más fáciles, pero creo que vamos en la dirección correcta”. Aunque con 10.000 dólares menos en el bolsillo por no llegar a tiempo al himno.

Max Verstappen aún corría en la Fórmula 3 cuando Helmut Marko se lo levantaba a Toto Wolff y Mercedes para llevarle directamente a la Fórmula 1. Solo tenía 16 años. Cuestionado por tan arriesgada decisión, hizo levantar la ceja a más de uno : “¿A quién se parece Verstappen? A Ayrton Senna, Max es un talento excepcional de esos que se presentan una sola vez en décadas”.

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