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Suzuka muerde y Schumacher sabía que se jugaba la vida con Alonso en la curva 130R
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UN DUELO LEGENDARIO

Suzuka muerde y Schumacher sabía que se jugaba la vida con Alonso en la curva 130R

Se cumplen 20 años de uno de los adelantamientos más recordados de la historia moderna de la Fórmula 1. La lucha entre Alonso y Schumacher fue símbolo de cambio generacional en la F1 y de los peligros de Suzuka

Foto: En 2005 el imperio Ferrari-Schumacher comenzaba a vislumbrar su final a manos de Fernando Alonso. (AFP7)
En 2005 el imperio Ferrari-Schumacher comenzaba a vislumbrar su final a manos de Fernando Alonso. (AFP7)

Suzuka es pura vieja escuela. Y dicho sea en el mejor de los sentidos. Desde que Hermann Tilke se convirtiera en el diseñador de prácticamente todos los nuevos circuitos que se han ido incorporando al calendario, se echan de menos características que hacen especiales a los trazados tanto para los pilotos como para los espectadores. No es casual que los adelantamientos más espectaculares se produzcan en este tipo de pistas

De entre ellos, el que se produjo en 2005 entre Michael Schumacher y Fernando Alonso fue de los más celebrados. Se nota que el diseñador del circuito de Suzuka, John Hughenholtz, fue también el diseñador autódromos como el de Zandvoort o el Jarama porque comparten muchos elementos similares. Peraltes, aprovechamiento de las ondulaciones del terreno, curvas de doble radio y siempre una curva de las que se dicen que separan a los hombres de los niños.

Son ese tipo de curvas de alta velocidad donde poder tomarlas a fondo supone el test supremo de habilidad, valentía y puesta a punto de un coche. En Suzuka esa curva se llama 130R. Hoy día, esta curva ya no es la más difícil y peligrosa del circuito propiedad de Honda. Este honor ahora recae en las curvas Degner. Un pavoroso accidente en 2002 de Allan McNish en 130R obligó a reperfilar la curva y, como consecuencia de ello, ya dejó de ser el brutal desafío que suponía hasta ese momento.

Foto: Así quedó el monoplaza Alpine. (EFE/Franck Robichon)

El peor escenario para Alonso y Schumacher

Pero tampoco había que equivocarse. La curva seguía siendo de altísima velocidad y en pista húmeda o con los depósitos de gasolina llenos, lo de pasar a fondo se complicaba. No digamos ya lo de pasar dos coches en paralelo. Y ese fue precisamente el escenario al que se enfrentaron Michael Schumacher y Fernando Alonso en la vuelta 20 del Gran Premio de Japón de 2005.

El campeón alemán lideraba y el aspirante español le presionaba sin descanso. Así llegaban en paralelo a 330km/h a la temible curva. Era un duelo en que los dos sabían que uno iba a tener que levantar si no querían matarse. Y por la cabeza de ambos, se pasaba lo que estaría pensando su rival a la hora de decidir que hacer, si seguir pie a tabla y arriesgarse a morir o intentar sobrevivir al lance.

Y no estamos exagerando o siendo tremendistas. Un enganchón de ruedas de dos misiles a plena velocidad tiene todas las papeletas para que sus dos ocupantes salgan malparados del accidente. La escapatoria de la curva 130R a raíz del accidente de Allan McNish se amplió todo lo que se pudo, pero era claramente insuficiente para parar a dos coches de Fórmula 1 desbocados.

A vida o muerte

El accidente ayer de Jack Doohan con su Alpine en la primera curva de Suzuka demuestra el peligro de ser pasajero de un monoplaza totalmente fuera de control. Y de todo esto era muy consciente Michael Schumacher cuando se acercaba a la curva con Fernando Alonso en paralelo a su derecha. "Este está loco", debió pensar el alemán. Es totalmente lógico pensar así. Sabes que los años y los accidentes te van dando prudencia y consciencia de las posibles consecuencias de envites de este tipo.

El alemán dio por descontado que la juventud y ambición de Alonso iban a anteponerse a cualquier atisbo de racionalidad en el combate. Y tal y como el asturiano esperaba, Schumi levantó el pie. Fernando no disimuló y dejó entrever en la rueda de prensa posterior a la carrera que en aquel duelo había algo más allá de un simple adelantamiento.

placeholder Alonso y Schumacher, en acción. (Reuters/Sergio Moraes)
Alonso y Schumacher, en acción. (Reuters/Sergio Moraes)

"Sabía que iba a frenar, porque tiene mujer e hijos en casa". Y seguramente Schumacher sabía que eso se le estaba pasando por la cabeza en ese momento a su rival. Y aquel adelantamiento implicaba muchas más cosas que una simple disputa de una posición en carrera. Era el famoso aviso del Mono Burgos a Jose Mourinho: "Yo no soy Tito (Vilanova) yo te arranco la cabeza".

Habían pasado apenas dos años después de que Schumacher le llevara a la hierba en el circuito de Silverstone a más de 300km/h. Era una maniobra que rozaba lo temeriario de la cual Schumacher escapó sin sanción por parte de los comisarios.

"Si los comisarios dicen que eso se puede hacer, pues entonces será que yo también lo podré hacer", dijo Alonso al término de la carrera. Era el aviso claro de que Fernando había tomado nota y que el día que se diera el momento propicio, se la iba a devolver. Y tanto que lo hizo. Aquel adelantamiento a vida o muerte era la forma de demostrar a Schumacher que con él no iban a funcionar sus intimidaciones.

Suzuka es pura vieja escuela. Y dicho sea en el mejor de los sentidos. Desde que Hermann Tilke se convirtiera en el diseñador de prácticamente todos los nuevos circuitos que se han ido incorporando al calendario, se echan de menos características que hacen especiales a los trazados tanto para los pilotos como para los espectadores. No es casual que los adelantamientos más espectaculares se produzcan en este tipo de pistas

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