"No puedes creer en la gente". Así se las gastaba Flavio Briatore en "El Club de la Piraña"
La Fórmula 1 exige una singular personalidad para lograr los objetivos en un mundo brutalmente competitivo, con mucha presión, millones y retos enormes. La de Flavio Briatore, de vuelta con el equipo Alpine, es un gran ejemplo
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"La situación que he vivido este año me ha hecho aprender mucho sobre la Fórmula 1, en general. Hablar con los equipos me ha demostrado lo duro que es este deporte y lo poco que hay que creer en lo que dice la gente en las negociaciones, las conversaciones y, principalmente, en la gente en sí misma".
Carlos Sainz sintetizaba la gran lección aprendida en 2024 con Ferrari y responsables de otros equipos. "También, confiar en muy poca gente en el paddock porque es un deporte muy político. Hay muchas cosas que me han hecho entender que es un deporte muy duro en ese sentido, me enseña otra imagen de la Fórmula 1".
Efectivamente, la Fórmula 1 es un mundo implacable, pero en último término configurado por la personalidad, ambiciones, intereses de sus protagonistas. Figuras como Flavio Briatore, con todos sus poliédricos perfiles y aristas, la han creado tal y como la conocemos. Se comprende que para triunfar en ella se exija una singular contextura personal.
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"Flavio es Flavio", te cuenta Joan Villadelprat, el director deportivo de Benetton en los tiempos del italiano. "Era el tío al que le decías: 'queremos esto' y se las arreglaba para conseguir lo que fuere. Si quería a Michael, lo lograba... Cómo enredó a todos, a Michael, a Jordan, a todos. Se salía siempre con la suya". Por ejemplo, con el fichaje de Michael Schumacher y la intrahistoria de uno de los episodios más famosos del "Club de la Piraña".
La entrevista con Senna
Primero, el contexto. Flavio Briatore llegó a la Fórmula 1 con una baqueteada escuela de vida y gramática parada, en el más amplio de los sentidos, ideal para hacerse un hueco en el establishment de los Ferrari, McLaren y Williams.
"Éramos vendedores de camisetas, y todos estaban contra nosotros porque ganábamos a los establecidos". Briatore daba el perfil ideal para romper ese muro. Iconoclasta, sin pedigrí carrerista, pragmático y sin demasiados escrúpulos para las reglas del juego, hasta el mismísimo Ecclestone se hizo amigo íntimo suyo.
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Briatore comprendió que, para lograr títulos, necesitaba un piloto del calibre de Ayrton Senna o de Alain Prost. Cuando el brasileño negociaba a brazo partido con Ron Dennis para renovar por McLaren, el italiano le llamó a su casa en 1993. "Flavio, gano un millón por carrera, ¿qué me ofreces?".
"Ayrton, lo mejor que puedo ofrecerte es este vino, este salami y el queso, que es seguro mejor que el de McLaren", le contestó Briatore, quien le ofreció un millón de dólares. Senna quería más y rechazó la oferta. "Tenía una gran relación con él, hasta que puse a Schumacher en el coche, Ayrton defendía a Moreno y cambió". Ciertamente, el estilo de Briatore no fue bien apreciado.
La misma noche del gran premio
"Comprendí entonces que necesitaba un joven Senna o un joven Prost para hacerle crecer con nosotros". Briatore tenía el chip conectado y, tan pronto vio al alemán en Spa, se lanzó a por el piloto con reflejos de tiburón. Con la inestimable ayuda de Bernie Ecclestone quien, con su habitual perspicacia, cogió al vuelo del valor de un piloto alemán que un equipo mejor que el modesto Jordan
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La historia ya es bien conocida. Moreno fue descabalgado del segundo Benetton. Incluso Eddie Jordan, con más conchas que un galápago en las carreras, fue desplumado por Briatore. Picaresca psicológica, audacia, principios los justos para lograr el objetivo...
El mismo domingo de Spa, por la noche, Briatore dejó el circuito con el acuerdo con Willi Webber, manager del joven piloto alemán. Lo mejor estaba por llegar durante la siguiente semana, camino de Monza. Roberto Moreno y su contrato eran el gran escollo que debía salvar Briatore.
"Ni me miraba a los ojos"
El brasileño recordaba la conversación con el italiano cuando este le citó en el aeropuerto de Niza. "Me quería ofrecer algo, yo pensaba que sería un contrato para 1992, porque había hecho buenos progresos con el equipo". La realidad fue totalmente opuesta.
"Ni me miraba a los ojos, era la cosa más increíble que había experimentado. Una persona que estaba sentado delante de mí no me miró a los ojos, solo miraba a la mesa. Y me dijo: "vamos a subir a otro piloto al coche, así que vamos a reemplazarte y pagarte". A Moreno le dolió más la actitud de Briatore, consciente de la jugarreta que estaba haciendo a su piloto.
Eddie Jordan & Michael Schumacher, 1991 Belgian Grand Prix, Francorchamps. #Formula1 #F1 #KeepFightingMichael pic.twitter.com/CsXVVMAHMr
— F1 Images (@F1_Images) January 21, 2015
"Entonces, me paso dos hojas de papel que decían cosas que no puedo decir aquí, pero no eran muy agradables. Eran la forma de la que podían escapar de mi contrato". Moreno pidió a Briatore que le ayudara a hacer el cambio con Schumacher en Jordan, pero, dada la situación, no era la mejor idea.
Cuando el brasileño llamó por su cuenta al irlandés, se encontró con una explosión de furia. "Jordan se volvió loco cuando le llamé, gritando que él había firmado con ese piloto (Schumacher) y que había mucho dinero involucrado detrás. ¡Quiero ese piloto para mí, no voy a aceptarte, voy a luchar hasta el final por ese piloto!". Obviamente, Jordan se quedó sin Schumacher.
Ecclestone intervino a favor de Briatore durante toda la operación, muy consciente de que a la Fórmula 1 llegaba otro supertalento, y alemán. Durante todas las negociaciones la noche anterior a la primera jornada del gran premio italiano, Ecclestone iba del motorhome de Benetton al de Jordan, con el box de Benetton precintado por el juez.
Roberto Moreno (Benetton B191) - Belgian Grand Prix, Circuit de Spa-Francorchamps - 1991. #F1 pic.twitter.com/iV5SpzopWi
— F1_Historical (@Historical_F1) March 7, 2020
Briatore utilizó el contrato y Moreno comprendió la envolvente que le estaban haciendo. Aceptó dos millones de dólares, y siempre le agradeció a Ecclestone su ayuda. “Fue la primera vez que vi a Bernie bebido” bromeaba Briatore al recordar aquella noche de Monza. Moreno pilotó el Jordan en el Gran Premio de Italia.
"Que se ponga el mono y el casco"
Luego llegaría la reacción de Nelson Piquet, el primer piloto de Benetton, tras conocer el despido de su amigo y compatriota Roberto Moreno, "buuh, empezó a decir que '¡vaya mierda con ese alemán, no voy a pilotar, no voy a correr en el gran premio, no voy a esto, no voy a lo otro, así no se trabaja'. Se enfadó mucho", contaba el propio Briatore.
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"Entonces, le dije a Joan Villadelprat: 'Joan, coge a Zanardi (el piloto probador) ponle el mono y el casco, y que vaya a boxes'". Lo ve Piquet y dice: "¿qué hace este? ¿Cómo que qué hace? El asiento", contesta Briatore al tricampeón del mundo. "Me has dicho que no vas a correr, así que hazme una carta para la Federación en la que renuncias a correr". "No, no, no…", soltó el brasileño. Asunto resuelto.
En Monza y en los siguientes grandes premios, Schumacher destrozó a Piquet. En 1994 y 1995, Flavio Briatore logró que Benetton se proclamara campeón con el equipo alemán. Luego llegarían los tiempos de Fernando Alonso. Como Joan Villadelprat reconocía, “Flavio siempre se ha salido con la suya”. Así también se gana en la Fórmula 1.
"La situación que he vivido este año me ha hecho aprender mucho sobre la Fórmula 1, en general. Hablar con los equipos me ha demostrado lo duro que es este deporte y lo poco que hay que creer en lo que dice la gente en las negociaciones, las conversaciones y, principalmente, en la gente en sí misma".