¿Se imagina a un árbitro que no cobra? Lo que el caso Herbert explica a la F1 lo adelantó Ecclestone
La cuestión de la profesionalización de los comisarios deportivos no es nueva y el antiguo propietario de la Fórmula 1 ya avisó de las dificultades de su implementación
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En uno de los entornos más profesionalizados y que más dinero mueve del mundo del deporte, suena bastante anacrónico que una función tan importante como es el arbitraje, siga siendo amateur. Y no se interprete lo de amateur como falta de competencia, sino al hecho de ser un trabajo en lo esencial no remunerado. En la situación actual de los comisarios deportivos de la Fórmula 1 debería haber un cambio radical, pero no todo es tan simple como parece. Hablamos, evidentemente, del caso de Johnny Herbert.
Hay que partir de la base: los oficiales han sido desde siempre el cuerpo más injustamente vilipendiado del automovilismo. El suyo es un trabajo altruista y a menudo muy ingrato. Imaginen tener que estudiar desde la primera a la última letra un reglamento, pagarse una licencia y sacrificar cientos de días de vacaciones. Y todo para que encima, vengan pilotos, jefes de equipo, periodistas o aficionados, a insultarte por las decisiones que hayas tomado. Como cualquier otro colectivo, tendrá gente buena, regular o mala, pero nunca hay que olvidar que sin ellos, las carreras de coches no podrían existir.
Los deportes del motor van mucho más allá de Fórmula 1 o MotoGP. Las miles de competiciones que cada día se celebran en el mundo, son posibles gracias a un ejército de voluntarios. Y el premio a esa dedicación, es ascender en el escalafón hasta formar parte del cuerpo de oficiales de las carreras más importantes de su país. De ese modo, trabajar en un Gran Premio o en un Rally del Mundial, es la recompensa a muchos años de trabajo bien hecho y perseverancia. Sin ese incentivo, a una gran mayoría de oficiales no les compensaría el sacrificio.
Pero más allá de consideraciones pecuniarias o de motivación, Bernie Ecclestone, con su clarividencia habitual, alertó del principal riesgo de profesionalizar el cuerpo de oficiales y hacerlo permanente: “Cuidado con formar parte del paisaje”. Este es exactamente el problema que late de fondo en la reciente destitución de Johnny Herbert como comisario deportivo de la Fórmula 1. Lo de estar en misa como comentarista televisivo y luego repicando como juez en dirección de carrera, es una muy mala idea para transmitir imparcialidad.
Johnny Herbert issues statement after FIA steward role removal:
— This is Formula 1 (@ThisIsFormu1a1) January 30, 2025
— Johnny Herbert has been removed from his role as an FIA driver steward for the 2025 season.
— The FIA determined that his role as a media pundit was "incompatible" with his stewarding duties.
— Questions arose… pic.twitter.com/FAHs054fvS
Filias y fobias
Ecclestone argumentaba su rechazo al hecho de que si formas parte de un grupo que viaja a todas las carreras de forma permanente, es inevitable desarrollar filias y fobias. Todo eso, sin entrar a valorar otro tipo de intereses fuera del ámbito estricto de su función. Y es lógico. Cuanto más desconocido sea juez en un mundo tan tentador como el paddock de Fórmula 1, mejor que mejor. Si la conexión del mundo de las apuestas con Johnny Herbert y su labor como comisario, es inquietante, qué decir de las corruptelas que podrían generarse, si los oficiales pasaran a ser parte de la familia.
Hay que ser realistas. Si se tratara de aislar a este cuerpo de oficiales permanente y profesional, del resto de la caravana rodante del circo, es lo mismo que poner puertas al campo. Al final, aunque cara al público no se tenga contacto, se desayuna en los mismos hoteles y se cena y se toman cervezas en los mismos sitios. Y ni siquiera hace falta pensar mal. A veces basta la afinidad nacional para dudar de la imparcialidad de sus decisiones. ¿Alguien juraría que Johnny Herbert va a juzgar igual a Max Verstappen que a su compatriota Lando Norris? Al final, las propias opiniones públicas de Herbert confirmaron su incompatibilidad.
El lobby británico de la Fórmula 1 se ofende con facilidad cuando se insinúan tratos de favor entre sus nacionales. Pero de nuevo fue Bernie Ecclestone el que puso el dedo en la llaga al anglocentrismo. Todo surgió en un encuentro donde la prensa británica clamaba frente a posibles privilegios de Ferrari. “Piensen que el propietario del campeonato (yo) fuera italiano, el presidente de la Federación (Mosley), italiano, el director de carrera (Whiting), italiano, la mayoría de equipos de la parrilla, italianos, etc., seguro que juzgarían ustedes de otra forma lo que entienden como privilegios”. Mr. E. los dejó callados y sin argumentos.
It is with regret that we announce that Johnny Herbert will no longer fulfil the position of F1 driver steward for the FIA#FIA pic.twitter.com/e6CTWtAWJZ
— FIA (@fia) January 29, 2025
Cambios necesarios
Mohamed Ben Sulayem, el actual presidente de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), está decidido a que el comisariado de las grandes competiciones automovilistas mejore. Se necesita, es indudable, un progreso en la consistencia a la hora de aplicar las normas y en erradicar malas prácticas. Hay algunos oficiales, por ejemplo, a los que se les ha subido la autoridad demasiado a la cabeza y otros que están más pendientes de medrar políticamente que de servir al deporte. Incluso hay una buena parte del universo federativo, que aunque se sabe que responden a intereses oscuros, el equilibrio de poderes desaconseja intervenir.
Se debe trabajar en la formación, en los procesos, en la ayuda tecnológica y desde luego, profesionalizar a una amplia élite de oficiales no es una mala idea. La cuestión es que esa posible élite de comisarios, es necesario que no se acomoden en una única especialidad como la Fórmula 1. Es preciso que sea la suficientemente amplia y diversa como para impedir formar parte de ese paisaje y paisanaje que temía Bernie Ecclestone. Veremos que acaba sucediendo, pero es más que posible que el caso Herbert marque un antes y un después en el campo del arbitraje en el automovilismo.
En uno de los entornos más profesionalizados y que más dinero mueve del mundo del deporte, suena bastante anacrónico que una función tan importante como es el arbitraje, siga siendo amateur. Y no se interprete lo de amateur como falta de competencia, sino al hecho de ser un trabajo en lo esencial no remunerado. En la situación actual de los comisarios deportivos de la Fórmula 1 debería haber un cambio radical, pero no todo es tan simple como parece. Hablamos, evidentemente, del caso de Johnny Herbert.