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Zak Brown y la larga travesía por el desierto de McLaren: del infierno al cielo en ocho años
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UN TÍTULO QUE HACE HISTORIA

Zak Brown y la larga travesía por el desierto de McLaren: del infierno al cielo en ocho años

De coquetear con la desaparición, a ganar el campeonato del mundo de Constructores. El regreso del equipo británico a la gloria es una de esas hazañas que pasarán a la historia

Foto: Zak Brown, junto a Andrea Stella y los dueños de McLaren. (Xavi Bonilla/DPPI)
Zak Brown, junto a Andrea Stella y los dueños de McLaren. (Xavi Bonilla/DPPI)

Desde 1998, McLaren, la escudería de Fórmula 1 más exitosa de la historia después de Ferrari, no ganaba el Mundial de Constructores. Siempre es más mediático el título de pilotos, pero si se quiere hacer justicia al trabajo de los equipos, es la clasificación de Constructores la que cuenta. El éxito hay que repartirlo entre el aproximadamente medio millar de empleados de la escudería de Woking, pero es de justicia reconocer a Zak Brown como el artífice de la resurrección.

"Ganar significa todo para mí", reconocía Zak Brown en una reciente entrevista. "Es como si uno de esos equipos icónicos vuelven a ganar la Super Bowl o la Liga de futbol después de mucho tiempo". Pero llegar hasta donde ha llegado McLaren a día de hoy ha sido de todo menos fácil. De hecho, hace apenas tres temporadas, el equipo inglés era el quinto en la clasificación e, incluso en 2023, comenzaron la temporada como los peores de la parrilla.

Quien les escribe estas líneas, tuvo a Zak Brown de jefe un par de años cuando era el CEO de la empresa de marketing deportivo CSM. En otoño de 2016, los rumores en la oficina acerca de la marcha del boss cada día iban en aumento, pero había dudas acerca de su inmediato destino. Unos daban por hecho que se iba de jefe a la Fórmula 1, en el puesto que hoy en día ocupa Stefano Domenicali, mientras que otros creían que era el elegido por los accionistas de McLaren para sustituir a Ron Dennis. "¿McLaren?", me dije a mí mismo al escucharlo. "Sí, un sueño para cualquier aficionado, pero menuda patata caliente en estos momentos".

Hay que tener en cuenta que, cuando Brown fue finalmente fichado como nuevo jefe de McLaren, la mítica escudería llevaba ya unos años desastrosos a nivel deportivo, pero lo que es peor es que se había desangrado a nivel humano. La guerra entre Ron Dennis, el artífice de la gloria del equipo, y los accionistas, liderados por el fondo soberano de Baréin y su antiguo amigo Mansour Ojjeh, fue devastadora no solo para las finanzas, sino también para los recursos humanos y tecnológicos de la escudería.

placeholder el cambio de McLaren de ir sin publicidades en 2018 al actual es impactante . (EFE/EPA/Ali Haider)
el cambio de McLaren de ir sin publicidades en 2018 al actual es impactante . (EFE/EPA/Ali Haider)

Un equipo a la deriva

A comienzo de 2017, McLaren era un equipo que se había quedado muy rezagado a nivel tecnológico, con una relación rota con su proveedor de motores Honda y con una desbandada general de patrocinadores. Por si fueran pocos los males, la Fórmula 1 tampoco terminaba de arrancar como negocio en la era post-Ecclestone y además, el equipo tenía unas obligaciones financieras inmediatas muy grandes, tales como el oneroso contrato de Fernando Alonso firmado en su día por Ron Dennis. A todo eso se tenía que enfrentar Brown.

¿Pero cómo era posible que McLaren, el equipo pluscuamperfecto en el que todos debían mirarse, hubiera llegado a esa calamitosa situación? La historia de Ron Dennis es esa que hemos visto muchas veces a lo largo de la historia, cuando personajes excepcionales, capaces de levantar un imperio, acaban derribando ellos mismos la magna obra que les hizo célebres. Dennis no aceptó que el mundo había cambiado desde la época de gasto alegre anterior a 2007 y rechazó a todo patrocinador que pidiera precios de mercado. Su ego también le hizo llevar mal que su socio Mercedes montara su propio equipo y rechazó seguir como cliente. Forzar un precipitado regreso de Honda y una absoluta falta de pragmatismo en todas las decisiones fue el principio del fin.

En definitiva, Dennis, que arrastraba ya muchas heridas políticas previas con la competición, se comportaba como esos miembros de la nobleza venidos a menos, que no aceptan su nueva situación. Y en esas, imaginen el panorama: de un equipo dirigido por alguien que representaba la quintaesencia del orgullo british, a un norteamericano típicamente sin complejos como Zak Brown. Pero Brown engañaba. Sería todo lo distinto culturalmente hablando que se quisiera, pero era un apasionado a la Fórmula 1 desde niño. Un carrerista clásico en toda su extensión.

Zak Brown realmente aplica en esa categoría de haber sido antes cocinero que fraile. Antes de convertirse en el gran gurú mundial del patrocinio en el automovilismo, Brown fue piloto de carreras, llegando a coincidir incluso con Pedro de la Rosa en el Campeonato Británico de Fórmula 3. Por tanto, ese recelo que habitualmente se tiene a esos jefes que se toman por advenedizos en una materia, con él, no valía. Pero cuidado, el ser un quemao de las carreras a veces es también un arma de doble filo cuando diriges un equipo. Y eso, el directivo nacido en California supo verlo.

placeholder Zak Brown celebra eufórico el Mundial de Constructores. (Xavi Bonilla/DPPI/AFP7)
Zak Brown celebra eufórico el Mundial de Constructores. (Xavi Bonilla/DPPI/AFP7)

Saber dar un paso atrás

Saber de carreras, o creer que sabes de carreras, te puede llevar a cometer errores de bulto si no admites tus limitaciones. Se necesita una buena dosis de humildad para saber ceder el mando y dar un paso atrás. Esto no es fácil en un mundillo como el de la Fórmula 1 dominado por los egos. Brown contrató primero a Andreas Seidl y luego promocionó a Andrea Stella para todas las operaciones del equipo de competición. Desde ese momento, él se centró en la parte empresarial y en la que sigue siendo el número uno, como es en la captación de patrocinios. El poderío actual de McLaren, culminado con el título mundial de 2024, bebe de esta filosofía.

Andrea Stella es el segundo gran artífice del éxito de McLaren. El ingeniero italiano, pragmático y antidivo como él solo, fue recibido con escepticismo por el establishment británico, pues pensaba que podría venirle grande el puesto. Pero los escépticos no contaban que, junto a sus habilidades comerciales, Zak Brown es también es un buen gestor de personas. Cuando Andreas Seidl le comunicó que se marchaba de McLaren, Brown supo promocionar al talento interno que representaba Stella. Y, lo que es más importante, apoyarlo como cuando hubo que despedir al director técnico, James Key.

El McLaren de Brown no se parece en absolutamente nada al McLaren de Ron Dennis. Pero la Fórmula 1 de 2024 cada vez se parece menos también a la Fórmula 1 de Bernie Ecclestone. No es ni mejor ni peor cualquier versión, sino la adecuada al momento que ha tocado vivir. La habilidad de adaptarse a la situación y sacar lo mejor de la misma, en definitiva. Eso es lo que mejor ha sabido hacer el directivo estadounidense desde que tomara las riendas de un McLaren moribundo hace ocho años. Mucho trabajo, mucha pasión y la testarudez de no dar nunca las batallas por perdidas.

La primera aventura empresarial de Zak Brown era la de un veinteañero que buscaba recursos para financiar su carrera como piloto, con un programa que se llamaba Zak attack. Era toda una declaración de intenciones de alguien que ha demostrado siempre no tener prejuicios ni miedos a enfrentarse a los retos. Daba igual que se tratara de defender la candidatura del equipo Andretti o de pelear por los límites presupuestarios. Con Brown, el refrán español de el que la sigue, la consigue cobró total sentido con el título de constructores en la final de Abu Dabi. Enhorabuena.

Desde 1998, McLaren, la escudería de Fórmula 1 más exitosa de la historia después de Ferrari, no ganaba el Mundial de Constructores. Siempre es más mediático el título de pilotos, pero si se quiere hacer justicia al trabajo de los equipos, es la clasificación de Constructores la que cuenta. El éxito hay que repartirlo entre el aproximadamente medio millar de empleados de la escudería de Woking, pero es de justicia reconocer a Zak Brown como el artífice de la resurrección.

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