Por qué Max Verstappen y compañía se rebelan contra esta F1 que mata su instinto de piloto
El incidente entre Verstappen y Norris y la sanción al británico ha puesto en evidencia la asfixia regulatoria en la que ha caído la Fórmula 1, que está aniquilando su esencia última
"Creo que estamos llegando a una etapa en la que casi necesito el libro en el coche. Si miras a lo largo de los años, el libro ha crecido bastante, cada vez hay más reglas". Max Verstappen, antes de comenzar el Gran Premio de México, en referencia a su duelo con Lando Norris y la polémica sanción posterior al británico.
"El coche cuatro (Norris) estaba adelantando al coche uno (Verstappen) por el exterior, pero no estaba a la altura del coche uno en el vértice. Por tanto, según las Directrices de estándares de conducción, el coche cuatro había perdido el 'derecho' de entrar en la curva. En consecuencia, como el coche cuatro salió de la pista y volvió a ponerse delante del coche uno, se considera que se trata de un caso de salida de la pista y obtención de una ventaja duradera". Acogiéndose al contenido de las Directrices, los comisarios de Austin justificaban con farragosas explicaciones la sanción al británico. Quizás Max Verstappen tiene razón…
El incidente de Austin retuerce la esencia misma de la Fórmula 1 cuya última razón de ser, la pugna en pista y los adelantamientos, ha llegado a un nivel de burocratización que alcanza el absurdo, como han recordado varios pilotos este fin de semana en México. Porque se ha alcanzado una sobre regularización que se retroalimenta a sí misma, estableciendo una asfixiante etiqueta que ha ido desvirtuando progresivamente la naturaleza de este deporte.
Few places on the calendar make an F1 car look as aggressive and on-the-edge as Sector 1 at @COTA
— Formula 1 (@F1) October 22, 2024
What a backdrop to the cinematic Lando vs Max battle 🍿#F1 #USGP pic.twitter.com/FMIKozx7oh
En su afán por evitar polémicas, la Fórmula 1 sigue enredándose en reglamentación y fiscalización que desconcierta al aficionado, anonadado ante un conjunto de reglas a las que es ajeno, que determinan el comportamiento de los pilotos y decide sanciones incomprensibles. Son los maniatados protagonistas quienes ya denuncian claramente la arterioesclerosis a la que están siendo sometidos.
"Todo está muy regulado"
Los comisarios de Austin se referían al denominado Driving Standars Guidelines, un documento en cuya elaboración han trabajado equipos, pilotos y la propia FIA, en el que se detallan una serie de líneas maestras de comportamiento ante los adelantamientos, especialmente en curva.
Sin embargo, como se ha vuelto a comprobar, se desconcierta al aficionado con sanciones —o falta de ellas— de difícil comprensión al no estar a disposición del público. No solo por la tipología de las maniobras que específica con afán quirúrgico, sino también por la distinta consistencia de su aplicación según el equipo de comisarios de cada gran premio.
The battle that had us all on the edge of our seats for the final laps of the United States Grand Prix 🤩#F1 #USGP pic.twitter.com/GQrKcnCvkK
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Cuando se leen artículos sobre la etiqueta para adelantar o defender por el interior o exterior de la curva, se percibe la impresión de querer poner puertas al mar. En el caso del Verstappen y Norris, el holandés no era culpable porque siguió a rajatabla las reglas del Driving Standars Guidelines. Sin embargo, un piloto que se salió de la pista para defenderse sacaba a su rival fuera y a la vez se veía beneficiado por el incidente.
"Sin duda, todo está sobre regulado. Pero también puedo ver el otro punto de vista: si se eliminan las normas y luego se produce un nuevo incidente, será como: 'Necesitamos más normas. Necesitamos ser firmes en esto'", explicaba Verstappen ante la esquizofrenia en la que vive la Fórmula 1. "Siempre es lo mismo. En el pasado, tal vez teníamos algunas normas menos estrictas, y luego se tiene el mismo argumento: 'Necesitamos ser firmes en esto o aquello'. Siempre es la misma historia".
"Es muy difícil pensar en las normas"
"Siento que esperan que conduzcamos como máquinas, como IA", sentenciaba Yuki Tsunoda, expresando la asfixia a la que están sometidos los pilotos. "Al final, estamos haciendo carreras. Por eso la gente lo sigue, las batallas entre pilotos son pasión. Estamos tratando de luchar entre nosotros apasionadamente y si eliminan eso, será como una pelea de IA…".
¡VERSTAPPEN Y HAMILTON... TOCADOS! 😱
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¡Qué relanzada! 😬 Acabaron cara a cara y al límite. ¡Verstappen, obligado a entrar a boxes! #BrasilDAZNF1 🇧🇷 pic.twitter.com/76bXzVRs8L
Sainz expresaba con mayor precisión la contraposición entre la rigidez burocrática y el instinto competitivo del piloto en maniobras de alta intensidad y riesgo. "Voy a ser sincero, es muy difícil pensar en las normas cuando estás a punto de adelantar y frenar 20 metros después por el interior. No estás pensando: '¿Voy a llegar antes al vértice?' ¿Tengo que soltar el freno para hacerlo?".
"Quizás algunos pilotos lo hagan. Pero cuando estaba en Austin yendo como loco para adelantar a la gente, no estaba pensando en las normas, solo estaba tratando de ser agresivo, pero justo. O lo que considero justo. Y espero que los comisarios interpreten mis movimientos de manera justa. Intento tener ese enfoque, en lugar de pensar en las normas cuando piso el pedal del freno".
El temor a lo políticamente incorrecto
El incidente de Verstappen y Norris en Austin ponía el énfasis en la posición de los ejes delanteros de sus respectivos monoplazas al llegar al vértice de la curva, provocando una bizantina discusión sobre el comportamiento del holandés lanzarse a por ese vértice en su afán de acogerse a la regla, pero sin posibilidad de tomar correctamente la curva. La normativa desvelaba así un área gris que ahora se ve necesario clarificar, añadiendo otra capa de regulaciones que sigue retroalimentando la espiral reguladora.
Silverstone. Allí donde empezaron a saltar chispas.
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Esa primera curva. Aquel cara a cara bestial... hasta que Max Verstappen acabó en el muro y Lewis Hamilton con una sanción de 10 segundos 💥#BritishGP 🇬🇧pic.twitter.com/OsC9BKXNtq
Por esa regla de tres, ¿por qué no regular también el tipo de curva, su radio o ángulo y su vértice para determinar el posicionamiento del eje, por ejemplo? No es la misma curva la 12 de Austin como la Parabólica de Monza. Se colocará así a los comisarios en la tesitura de diseccionar una micro tipología hasta el absurdo en maniobras fulgurantes, instintivas y de incertidumbre.
La Fórmula 1 ha incurrido en el temor de lo políticamente incorrecto en la faceta más atractiva y estimulante para el aficionado, como explicaba Tsunoda. Para ello, se ha enredado en estos últimos tiempos en una profusa y farragosa normativa, además, desconocida por unos aficionados que no aguantarían dos minutos leyendo su fragosidad para interpretar la acción en pista.
Porque si la polémica va a acompañar a sus protagonistas, quizás mejor que sea por una mayor simplicidad reguladora que por un exceso de celo regulador que aleja a los aficionados y desnaturaliza la verdadera esencia de la Fórmula 1. Pero a ver quién le pone ese cascabel al gato.
"Creo que estamos llegando a una etapa en la que casi necesito el libro en el coche. Si miras a lo largo de los años, el libro ha crecido bastante, cada vez hay más reglas". Max Verstappen, antes de comenzar el Gran Premio de México, en referencia a su duelo con Lando Norris y la polémica sanción posterior al británico.
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