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Carlos Sainz lo pierde todo en una decisión arbitraria: "La sanción más injusta de mi vida"
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ACABÓ FUERA DE LOS PUNTOS

Carlos Sainz lo pierde todo en una decisión arbitraria: "La sanción más injusta de mi vida"

Una polémica decisión de penalizar con cinco segundos al piloto español arruinó un gran trabajo realizado durante todo el fin de semana del Gran Premio de Australia

Foto: Carlos Sainz, furioso en el momento de que le comunicaron su sanción por la radio en el Gran Premio de Australia. (Reuters/Simon Bake)
Carlos Sainz, furioso en el momento de que le comunicaron su sanción por la radio en el Gran Premio de Australia. (Reuters/Simon Bake)

Vigilar las acciones de 20 pilotos y el cumplimiento del reglamento en tiempo real es una labor harta complicada. Hay ocasiones como las de Albert park, además, tomes la decisión que tomes, siempre vas a perder en la aprobación del público. Si no sancionas a un piloto para no matar el espectáculo y luego se produce un accidente, te culparán de ello. Si la impones acorde al reglamento, pero a todas luces excesiva en las consecuencias del castigo, las críticas lloverán igualmente por doquier. Carlos Sainz sufrió en el Gran Premio de Australia la cara más dura de esta última forma de aplicar el reglamento. Una sanción leve de cinco segundos, pero de terribles consecuencias al mandarle de la cuarta a la duodécima plaza.

No puede negarse que la sanción impuesta al madrileño sea justa. En la literalidad del reglamento puede justificarse que provocó un incidente evitable y perjudicó a un rival. Ahora bien, aquí llegamos al punto generalmente más crítico hacia la labor de los comisarios deportivos, como es la falta de consistencia en sus decisiones. Si se sanciona el toque de Carlos Sainz a Alonso, se debería haber sancionado por el golpe en el mismo punto entre Lance Stroll y Charles Leclerc en la primera vuelta. Si el criterio a seguir es que en la salida y la primera vuelta, hay cierta permisividad por las circunstancias especiales de un pelotón agrupado, la no sanción rige igual en la primera o en la penúltima vuelta, porque en ambos casos el incidente se produce después de una salida en parado.

La dichosa inconsistencia

El expiloto de Fórmula 1 y gran referencia de la televisión británica Martin Brundle destacaba lo inconsistente de la sanción de Sainz, tratándose de una salida en parado. Y ese es el dedo en la llaga de la decisión de los comisarios respecto a la sanción del piloto español: la inconsistencia de sus decisiones. Lo que infinidad de veces hemos visto que se califica como incidente de carrera por tratarse de la primera vuelta, aquí supuso una sanción que a fin de cuentas tenía las mismas consecuencias de una descalificación. El piloto madrileño no se lo podía creer cuando momento antes del reinicio en las dos vueltas finales de carrera se lo comunicaron por la radio. "¡No, no, no!, es demasiado severo, que me dejen hablar con los comisarios, por favor", exclamó un Sainz lleno rabia e impotencia.

Hasta el propio perjudicado, que fue Fernando Alonso, cree que hubo desproporción en la sanción: "Probablemente, la sanción es demasiado dura, porque en una primera vuelta siempre es difícil juzgar el nivel de adherencia con los neumáticos y creo que ninguno de nosotros va intencionadamente a golpear a otro coche, porque sabemos que arriesgamos nuestro coche y nuestra posición final. Por eso, a veces acabas en sitios donde no te gustaría estar en ese momento, pero es parte de las carreras. No vi la repetición pero para mí la sanción es demasiado dura", concluyó el asturiano.

Es probable que todo el despropósito que hemos visto en la finalización de la tercera carrera de la temporada, se deba a la intención de evitar el anticlímax de pasar la bandera a cuadros detrás de un coche de seguridad. En ese sentido, nada que reprochar a que la carrera se interrumpiera, aunque quedaran apenas tres vueltas. Era necesario dar tiempo suficiente a los operarios del circuito, para dejar a pista limpia después del accidente de Kevin Magnussen y eso solo era posible con una bandera roja. Hasta ahí todo en orden. Ahora bien, igual que esa neutralización total pueda tener sentido, no lo tiene en absoluto el que el proceso de reinicio de la competición se haga a través de una salida en parado, especialmente en los compases finales de carrera. Podrá argumentarse, no sin cierta razón, que los pilotos tienen su parte de culpa, es obvio. Si no cometen errores, no habría lugar para discusiones posteriores. Pero hablamos de errores de apreciación de centímetros, como el cometido por Sainz en una frenada a la que llegas a más de 200 kilómetros por hora.

La defensa esgrimida por los comisarios, ante el enorme revuelo producido por sus decisiones, no se sostiene. Según dejaron a entender, ellos no tienen la culpa de que los pilotos no se sepan comportar en una salida parada a dos vueltas del final. Pero es que un comisario deportivo, no es un aficionado cualquiera. Es alguien que ha obtenido su título de oficial después de haber visto mil carreras y no hay que explicarle, que soltar a 20 leones en una salida en parado a dos vueltas del final, encierra un peligro enorme. No debería ser tan difícil reconocerlo. Después de una bandera roja, una salida lanzada sobre todo pasado el ecuador de la prueba, va a dar menos problemas que una salida en parado. Pero a veces, ya sabemos que la incapacidad de reconocer una equivocación, es el peor enemigo del buen árbitro.

Foto: Fernando Alonso celebra su podio. (Reuters/Darrian Traynor)

Riesgos evitables

Lo visto en los momentos finales del Gran Premio de Australia son las típicas situaciones que las carga el diablo. Igualmente que los comisarios podrían haber evitado la situación, también Carlos quizá no habría forzado tanto en la frenada de no ser porque en la salida le sorprendiera por su izquierda Pierre Gasly. De no haber mediado toque entre Sainz y Alonso, tampoco el propio Gasly no se hubiera enzarzado con su compañero de equipo Esteban Ocon, eliminando de un plumazo a los dos Alpine. Y así sucesivamente podríamos seguir. En una decisión de los comisarios, inevitablemente siempre habrá ganadores y perdedores, pero ahí radica precisamente la importancia a la hora de tomar decisiones. Si el objetivo es anteponer la seguridad, no tiene sentido generar más problemas y situaciones de riesgo de los que se pretenden evitar. Y sobre todo, no favorezcas una distorsión de los resultados de una carrera de forma tan notoria.

Hasta el momento fatídico del incidente, tanto Carlos Sainz como Pierre Gasly, estaban desarrollando sus mejores actuaciones de la temporada. Para Carlos además, tuvo doble mérito. La primera neutralización de carrera pilló al de Ferrari con los neumáticos recién cambiados y supuso volver a empezar después de un inicio de carrera notable. Tampoco fue fácil el resto de carrera para Sainz, pues tenía que correr todo el rato con el ojo puesto en cuidar sus neumáticos y otro en evitar que Pierre Gasly no le tomara su rebufo. Acabar cuarto era una forma excelente de confirmar los progresos de Ferrari y ganar confianza para la llegada de tiempos mejores. Pero todo se perdió con la decisión arbitral y arbitraria. "La más injusta de mi vida", como declaró con amargura el piloto madrileño.

Vigilar las acciones de 20 pilotos y el cumplimiento del reglamento en tiempo real es una labor harta complicada. Hay ocasiones como las de Albert park, además, tomes la decisión que tomes, siempre vas a perder en la aprobación del público. Si no sancionas a un piloto para no matar el espectáculo y luego se produce un accidente, te culparán de ello. Si la impones acorde al reglamento, pero a todas luces excesiva en las consecuencias del castigo, las críticas lloverán igualmente por doquier. Carlos Sainz sufrió en el Gran Premio de Australia la cara más dura de esta última forma de aplicar el reglamento. Una sanción leve de cinco segundos, pero de terribles consecuencias al mandarle de la cuarta a la duodécima plaza.

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