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La caída del campeón desmotivado: Lewis Hamilton, ¿declive o mala racha?
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UN COMIENZO DE AÑO MUY GRIS

La caída del campeón desmotivado: Lewis Hamilton, ¿declive o mala racha?

El siete veces campeón mundial volvió a tener un fin de semana gris en el pasado GP de Arabia Saudí. Es una situación inédita en su carrera deportiva y de ahí los interrogantes

Foto: Lewis Hamilton en el Gran premio de Arabia Saudí. (Reuters/Rula Rouhana)
Lewis Hamilton en el Gran premio de Arabia Saudí. (Reuters/Rula Rouhana)

Lo de ver a George Russell superando a Lewis Hamilton tanto en entrenamientos clasificatorios como en carrera, empieza a ser norma más que excepción. Quede claro que no es ningún demérito hacia el talentoso joven de Mercedes, porque es obvio que es un piloto extraordinario. Lo que ocurre, es que desde que Hamilton debutara en la Fórmula 1 en el año 2007 hasta hoy, sólo Fernando Alonso pudo pelear aquel año de tú a tú contra él en velocidad pura. Nadie ha podido rivalizar con el prodigioso británico desde entonces a igualdad de máquina y de ahí, que cuando quince años después alguien empieza a dominarle sea algo que merezca un análisis profundo.

Podría argumentarse que Nico Rosberg logró superarle los años que estuvieron juntos en Mercedes, pero sin quitar mérito tampoco a Nico, aquel mundial 2016 que le ganó a Lewis tuvo más que ver con la fábula de la tortuga y la liebre, que con una superioridad real del alemán respecto al británico. Cuando Hamilton se enchufaba de verdad, no era rival Nico ni quizá nadie de la parrilla. Pero aprovechar de forma impecable los ocasionales 'días fuera de la oficina' del británico, como lo hizo Rosberg es una forma legítima de ganar un mundial de pilotos. Menos épica, quizá, pero igualmente válida y plausible.

Fue precisamente Fernando Alonso, el que hace un par de temporadas alertó sobre una de las pocas debilidades de Lewis Hamilton como piloto. El asturiano destacaba esos ocasionales fines de semana donde aparecía desconectado y fundamentalmente que estaban concentrados en los inicios de temporada. Lo que más llamaba la atención, es que este hecho fácilmente comprobable no se hubiera detectado (y aprovechado más) por sus rivales. Es posible, que en este inicio del mundial 2023 estemos de nuevo ante uno de esos arranques a medio gas del pasado, pero hay señales adicionales que indican que podríamos estar por primera vez ante un escenario diferente. No sólo es ver al siete veces campeón mundial batido de forma regular por su compañero de equipo, es también por su tono ciertamente derrotista, por su fluctuante rendimiento durante las carreras y por supuesto, por la tensión que se percibe en su relación con el equipo.

placeholder Por mucho que se escenifique sintonía, la realidad es que la relación entre Lewis Hamilton y el jefe de Mercedes Toto Wolff, no es la mejor actualmente (EFE/EPA/Clive Mason Pool)
Por mucho que se escenifique sintonía, la realidad es que la relación entre Lewis Hamilton y el jefe de Mercedes Toto Wolff, no es la mejor actualmente (EFE/EPA/Clive Mason Pool)

A las duras y las maduras

Hamilton en varias ocasiones ha tenido detalles feos con su equipo, pero es de justicia reconocer que una vez bajada la adrenalina y con el sabor del champán en los labios, siempre llegaban las disculpas o los reconocimientos a los miembros de su escudería. El problema es que el piloto inglés empieza a pasar demasiado tiempo sin verse con un coche dominante y eso puede estar minando su moral. Y de paso, como consecuencia de lo anterior, su relación con Mercedes se ha enrarecido de forma evidente. La realidad es que Hamilton, por así decirlo, está bastante malacostumbrado, porque toda su carrera ha contado al final siempre con coches ganadores. De ahí que sus reacciones y su actitud no sean las mejores cuando las cosas han venido mal dadas. Pero si todavía quiere seguir aspirando a su octavo título mundial, necesita dar su mejor versión tanto a las duras como a las maduras.

El contraste actual de Lewis Hamilton con su némesis Fernando Alonso en este inicio de temporada no puede ser más notorio. En el circuito de Yeda, pudo verse que tampoco es que haya una diferencia estratosférica entre el Mercedes y el Aston Martin, pero el lenguaje corporal, la transmisión de emociones y por supuesto el despliegue de talento en pista de ambos fue radicalmente. Es obvio, que siempre es mucho más difícil descender escalones desde la gloria, que aspirar a cosas importantes después de una larguísima travesía por el desierto. Pero está claro que hay algo más. De entrada, una de las claves, es que Lewis ya no es ese centro del universo que siempre le ha gustado ser.

Es algo común a los pilotos, tener cierto sentimiento de ser el ombligo del mundo y que por decreto todo gire a su alrededor. Es esa mezcla de instinto depredador, de egoísmo y de ambición que en su justa medida todo gran campeón lleva consigo. Pero hay deportistas que llevan mejor que otros cuando los focos dejan de apuntarles a ellos. Y aquí llega el problema. Para Lewis, después de años de sentirse imprescindible en su equipo y tenerlo a sus pies, ahora tiene un piloto con el que además comparte nacionalidad y que asegura a Mercedes un piloto con el nivel necesario para aspirar a todo. Tan importante es para un jefe de equipo como Toto Wolff, contar con ese piloto excepcional que te aporta las dos décimas de segundo extra, como que el equipo que dirige no dependa en exclusiva de él para triunfar. Es el difícil equilibrio que Wolff logró encontrar con Russell y quizá ahora también necesite Christian Horner para bajar los humos a Max Verstappen y reducir la hiperdependencia de su equipo hacia el neerlandés.

placeholder Angela Cullen, no seguirá después de siete años con Lewis Hamilton y parece que no por decisión propia (REUTERS/Hamad I Mohammed)
Angela Cullen, no seguirá después de siete años con Lewis Hamilton y parece que no por decisión propia (REUTERS/Hamad I Mohammed)

​La edad no es un problema, ¿o sí?

Fernando Alonso con 41 años, demuestra que los 37 años de edad Hamilton no deberían de suponer un problema, pero la cuestión es que la edad, como ocurre con las plantas, cuando llega el otoño hay que regarlas y mimarlas para que mantengan su vigor. Sebastian Vettel es todavía algo más joven, incluso que Lewis y Fernando, pero se vio claramente en 2022 que mentalmente estaba fulminado. El cuatro veces campeón mundial era capaz de hacer ocasionalmente grandes actuaciones, pero el mismo admitió que ya no se veía con la ilusión y las fuerzas para darlo absolutamente todo a lo largo de 23 carreras. No hay que engañarse, si Alonso con 41 años está de pletórico como está, es porque físicamente se está machacando más que nunca, su implicación está a niveles máximos, su nutrición más estricta que nunca, etc, . Todo el extra de los factores clave, así como la experiencia acumulada, son los que permiten compensar un inevitable declive físico.

Y esa sería la gran cuestión que rodea al futuro de Lewis Hamilton en este momento. ¿Está el británico dispuesto a dar una vuelta de tuerca a toda su implicación como profesional, ahora que su descomunal talento empieza a no ser suficiente? Cuando tienes 30 años y estás en el cenit de tus facultades, puedes permitirte ciertas licencias que con el paso de los años empiezan a pasarte factura. De igual forma, cuando te acercas a los 40 años, mantener las ilusiones y la actitud dispuesta a todo de un debutante, es tremendamente difícil. Y lo peor de todo, cuando toda la vida, tu entorno te ha reído las gracias, es muy difícil en la nueva situación, tener encaje cuando los ‘pepitos grillos’ vienen a decirte lo que estás haciendo mal o simplemente, que ahora necesitas esforzarte a todos los niveles mucho más que antes.

Es posible, que ahí residan parte de las razones de que Hamilton haya prescindido recientemente de su preparadora física Angela Cullen después de siete años juntos. Por muy elogiosa y emocional que haya sido su mensaje de despedida, la realidad, según ha contado Toto Wolff, es que Lewis no quiere seguir con ella. Es decir, que no es decisión personal de Cullen como así se dio a entender. Wolff, que no da puntadas sin hilo, también se deshizo en elogios hacia la preparadora neozelandesa, pero con toda la intención puso el dedo en la herida. Es otra señal más de que Wolff aunque en público demuestre el amor incondicional de él y su equipo hacia Hamilton, sutilmente tensa la cuerda con toda la intención. Si el campeón inglés quiere volver a ganar, tendrá que admitir que ni es imprescindible ni ya basta su inmenso talento.

Lo de ver a George Russell superando a Lewis Hamilton tanto en entrenamientos clasificatorios como en carrera, empieza a ser norma más que excepción. Quede claro que no es ningún demérito hacia el talentoso joven de Mercedes, porque es obvio que es un piloto extraordinario. Lo que ocurre, es que desde que Hamilton debutara en la Fórmula 1 en el año 2007 hasta hoy, sólo Fernando Alonso pudo pelear aquel año de tú a tú contra él en velocidad pura. Nadie ha podido rivalizar con el prodigioso británico desde entonces a igualdad de máquina y de ahí, que cuando quince años después alguien empieza a dominarle sea algo que merezca un análisis profundo.

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