Es noticia
Lo que Ferrari debería aprender de Julio César: la casa de los líos solo ha empezado
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
CONVULSIÓN EN EL EQUIPO de Sainz

Lo que Ferrari debería aprender de Julio César: la casa de los líos solo ha empezado

Ha bastado la primera carrera de la temporada 2023, donde la Scuderia estuvo por debajo de las expectativas, para que la decepción provoque aguas muy revueltas por Maranello

Foto: Frederic Vasseur acaba de empezar y ya está viviendo en sus carnes la dificultad de gestionar Ferrari. (EFE/EPA/Giuseppe Cacace)
Frederic Vasseur acaba de empezar y ya está viviendo en sus carnes la dificultad de gestionar Ferrari. (EFE/EPA/Giuseppe Cacace)

Cuando Julio César hace algo más de 20 siglos, dijo aquello de "todos los malos precedentes comienzan como medidas justificadas" demostraba conocer muy bien a su pueblo. Tan bien los conocía qué, tantos años después, los italianos siguen tropezando en aquella misma piedra sobre la que su ilustre antepasado les alertara. La destitución de Mattia Binotto en noviembre del año pasado se justificó como medida necesaria ante una serie de errores. Pero la realidad es que se minusvaloró también el terrible precedente que sentaba aquella decisión. Los atajos en las decisiones empresariales tomados ante situaciones de estrés o a consecuencia de presiones tienen los efectos indeseados de generar a largo plazo más problemas de los que solucionan. Pocos casos más previsibles que el que vive hoy día Ferrari.

Alentados por la prensa italiana más partisana, los tifosi se las prometían muy felices de cara a esta temporada. La consigna general era que, una vez tomada la ‘medida justificada’ de prescindir del ‘incompetente’ director de equipo Mattia Binotto, nada se iba a interponer ya en el camino del Cavallino. Con Frederic Vasseur al frente, ahora ya sí se podía recuperar esa ansiada corona de campeones que se les resiste desde 2007. Pero como viene sucediendo históricamente en Ferrari, el enemigo siempre está en casa. En lugar de corregir los errores producidos se toman decisiones precipitadas que, lejos de permitir subir el último peldaño a la gloria, te devuelven a la casilla de salida.

El diario italiano Corriere della Sera, tradicionalmente muy bien informado de cuanto acontece en Maranello, ha alertado de todas las convulsiones que actualmente sacuden a Ferrari. Se comenta una supuesta reunión de crisis entre Charles Leclerc y John Elkann, el presidente de la casa italiana. Se describe también un ambiente de enorme tensión dentro del equipo, de "clima de incertidumbre y miedo" creado por el CEO de la compañía, Benedetto Vigna, que ha propiciado la marcha del jefe de aerodinámica, el francés David Sanchez. También se habla de peligro en el futuro de Enrico Cardile, que es el proyectista jefe del chasis. Y el clima enrarecido no se limita al área técnica, porque Gino Rosato y Jonathan Giacobazzi del área de gestión y promoción también han sido invitados a marcharse. Un casino en toda regla, como suelen decir en Italia.

Foto: Carlos Sainz saluda a los aficionados antes del Gran Premio de Baréin. (EFE/Ali Haider)

La perenne sobre reacción

Es cierto que los Ferrari estaban a un nivel muy alto a nivel técnico en 2022 y también que Mattia Binotto cometió algunos errores de consideración, pero en noviembre del año pasado ya alertábamos en El Confidencial, de los peligros que entrañaba su cese. Resulta más que evidente que prescindir de la principal luminaria técnica del equipo en el momento clave del desarrollo del nuevo coche entrañaba demasiados riesgos. Para lo bueno y para lo malo, Binotto era también el director técnico. Es posible que la acumulación de funciones estuviera detrás de algún error, pero resulta chocante ver cómo el mismo clamor que alentaba el cese del ingeniero suizo, ahora lamente un vacío en el liderazgo técnico en la transición hasta la llegada de Frederic Vasseur.

Hoy se le pide cualquier tipo de explicación a Vasseur cuando hizo su entrada efectiva en el equipo el 9 de enero y después de un vacío de más de un mes tras haber despedido a Binotto a mediados de noviembre. Lo bueno o malo que sea el coche de este año hay que apuntarlo al debe o al haber de Mattia Binotto, porque la influencia de Vasseur en el SF23 obviamente es casi nula. Sin embargo, este hecho no ha evitado que le empiecen a pedir al directivo francés responsabilidades y lo que es peor: que empiece a tomar medidas. De nuevo, las famosas "medidas justificadas" contra las que alertaba Julio César. El nuevo Ferrari no era rival para el Red Bull en Bahréin, pero tampoco puede hablarse de desastre. El coche es bueno y quizás sus lagunas tengan más que ver con el desconcierto vivido los meses finales de su creación que con errores técnicos de bulto.

Los problemas de fiabilidad o acusado desgaste de neumáticos que sufrieron los coches rojos en el circuito de Sakhir, muy probablemente sean fruto de haber perdido ese tiempo precioso entre noviembre y febrero, mientras los rivales trabajaban a toda máquina. Pero también influye la incertidumbre profesional ante la llegada de un nuevo jefe y el amoldamiento a sus nuevos métodos de gestión. Frederic Vasseur es un profesional muy capacitado pero, a pesar de su enorme experiencia, parece haber subestimado la complejidad del lugar donde llegaba a trabajar. Sus recetas exitosas del pasado en otros equipos aquí difícilmente funcionarán, porque hablamos de una casa difícil de gestionar. La más difícil de la Fórmula 1 con diferencia.

Las peligrosas injerencias

Lo mismo cabe decir del consejero delegado de la compañía Ferrari, Benedetto Vigna, que, por lo que parece, ha pasado de delegar en profesionales a tomar control directo de la situación en el 'reparto corse'. Si Vigna cree que su brillante trayectoria profesional le va a servir de algo en Ferrari, se equivoca de cabo a rabo. Son incontables los casos de grandes nombres de la industria de la automoción,que han fracasado estrepitosamente tratando de trasladar modelos de gestión empresarial ajenos al mundo de la competición.

Por mucho que hablemos de estructuras cercanas al millar de empleados, con presupuestos astronómicos y tecnología punta, para ganar en Fórmula se requiere seguir funcionando como los pequeños equipos de carreras a la vieja usanza. Véase el caso de Red Bull y Mercedes, donde Christian Horner o Toto Wolff gestionan como los sargentos de un cuerpo de legionarios alineados en torno a su líder. Mattia Binotto cometería su cuota de errores, pero logró algo dificilísmo en Ferrari como es la estabilidad. Mérito suyo fue también el aplacamiento de los egos de sus subordinados y algo clave en la soledad geográfica de Italia a nivel técnico, como es la motivación de saber que puedes crecer dentro de la empresa.

Por decisión propia o presionado por Benedetto Vigna, Vasseur parece que abandonará el sistema de promoción de talento interno y va a salir a pescar en el mercado al estilo de la ofensiva de reclutamiento realizada por Aston Martin, que les ha catapultado en el plazo de un año y medio de colistas a miembros del pelotón de cabeza. Quizás sea positivo atraer dos o tres cerebros muy concretos, pero Mattia Binotto sabía perfectamente que, por ejemplo, para que Dan Fallows y Eric Blandin emigraran de Red Bull y Mercedes respectivamente a Aston Martin, no necesitan cambiar de domicilio, de supermercado, de pub y de escuela de los niños. Sacar talento del ‘Milton Keynes Valley’ y llevártelo a Italia implica un desembolso económico importante y el agravio añadido que supone a nivel de retribución y motivación respecto al personal de la casa.

Carlos Sainz tiene el reto de centrarse en su trabajo, sacando lo mejor de su pilotaje y abstraerse de todo el polvorín. Si los líos y con ellos la cascada de decisiones en caliente continúan, lo peor puede estar aún por venir. Son los riesgos en Maranello de no aprender de las enseñanzas de Julio César, el estratega que convirtió a Italia en un imperio.

Cuando Julio César hace algo más de 20 siglos, dijo aquello de "todos los malos precedentes comienzan como medidas justificadas" demostraba conocer muy bien a su pueblo. Tan bien los conocía qué, tantos años después, los italianos siguen tropezando en aquella misma piedra sobre la que su ilustre antepasado les alertara. La destitución de Mattia Binotto en noviembre del año pasado se justificó como medida necesaria ante una serie de errores. Pero la realidad es que se minusvaloró también el terrible precedente que sentaba aquella decisión. Los atajos en las decisiones empresariales tomados ante situaciones de estrés o a consecuencia de presiones tienen los efectos indeseados de generar a largo plazo más problemas de los que solucionan. Pocos casos más previsibles que el que vive hoy día Ferrari.

Ferrari Mattia Binotto Fórmula 1 Carlos Sainz