Fernando Alonso y Aston Martin se cuelan en la fiesta de Wolff y Horner (y estos se enfadan)

"Es absolutamente inaceptable". Así de rotundo se mostró Toto Wolff con su equipo técnico cuando un equipo cliente que porta motores similares a los suyos fueron más rápidos que ellos en pista. El jefe del equipo Mercedes se ha tomado como una humillación que, por primera vez en mucho tiempo, un equipo al que suministra motores hayan producido un chasis mejor que el de la escuadra que dirige. En el campo de Red Bull, la incorporación de Aston Martin al ramillete de equipos que podrían optar a la victoria tampoco ha sentado mucho mejor. A pesar de lograr la victoria con cierta comodidad, los energéticos no han escatimado puyas e insinuaciones que van desde las acusaciones de plagio hasta posibles irregularidades reglamentarias.

Así se despachaba Christian Horner, el jefe de Red Bull, acerca del trabajo de los monoplazas verdes durante el invierno: "Dicen que la imitación es la forma más grande de adulación y es bueno que el coche viejo (en referencia al Aston Martin) funcione tan bien. Según el resultado de la carrera, son el segundo equipo más fuerte". El concepto plagio fue repetido con profusión por parte de muchos miembros del equipo actual campeón del mundo. Lo más curioso, es que en el campo de Mercedes tampoco dudaban de atribuirse la ‘paternidad’ del coche de Fernando Alonso. Vean por ejemplo estas declaraciones de Lewis Hamilton: "Más de mitad de su coche es nuestro y su desarrollo de aerodinámica lo hacen en nuestro túnel de viento, así que tenemos trabajo que hacer".

No todo es copiar

¿En qué quedamos pues? ¿El mérito de Aston Martin reside tan solamente en haber mezclado en un coche lo mejor de Mercedes y lo mejor de Red Bull? Es posible que en teoría así sea, pero si en la práctica fuera así de simple, cada año veríamos revelaciones como la que hemos visto en este primer Gran Premio de la temporada. Y es muy injusto. Inspiraciones o préstamos tecnológicos aparte, lo realizado por Aston Martin durante el invierno roza lo heroico. Es una falta de respeto enorme, reducir la razón del podio de Fernando Alonso en Baréin a rellenar un puzzle juntando las mejores piezas de dos equipos poderosos. Lo de ‘copiar’ un coche ganador además es algo tan viejo como la propia competición de Fórmula 1. Algunas copias resultaron fracasos estrepitosos y otras mejoraron con creces al modelo original. Y el restrictivo reglamento actual hace que los coches se parezcan mucho entre ellos.

El resentimiento de Red Bull hacia el buen papel desempeñado por Aston Martin en Baréin, tiene su origen en el momento que Dan Fallows, uno de sus ingenieros más brillantes crecido bajo la égida de Adrian Newey, fichó hace un año y medio por Aston Martin. El que fuera jefe de su departamento de aerodinámica, cambió de forma sorpresiva el uniforme azul de los energéticos por el verde del equipo propiedad de Lance Stroll. Crucialmente, Fallows no tuvo que mudar su domicilio, pues las sedes de ambos equipos distan apenas unas millas. Este es un fenómeno que se viene repitiendo en la Fórmula 1 históricamente. La proximidad de una gran mayoría de equipos en el ‘Milton Keynes Valley’ permite reclutar o cambiar talento en tiempo récord a golpe de talonario o promoción profesional. Esto es justo lo que ha hecho Aston Martin y que tanto ha irritado a Red Bull. Pero habría que recordarles, que esto es justo lo que hicieron en su día sacando al propio Newey de McLaren gracias a una oferta mareante.

Sin necesidad de irse tan lejos en el tiempo, Red Bull Technologies, su nueva división motorística, también ha pescado de forma masiva en el caladero de Mercedes-Benz Powertrains, con multitud de ofertas irrechazables desde el punto de vista económico. "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra" podría decirse. Ningún equipo puede presumir de ser honesto en las relaciones laborales de sus rivales en pista, pero quizá Red Bull, sea de todas la voz menos autorizada para ser alzada. Además, siendo probablemente crucial el fichaje de Dan Fallows, no hay que olvidar que, junto a él, llegó otro muy reputado aerodinamista como es Eric Blandin, procedente de Mercedes. Y por supuesto, sin olvidar tampoco, que más allá de los ingenieros estrella, la nómina de ingenieros en Aston Martin se ha duplicado desde que Lawrence Stroll adquiriera en equipo en 2020.

Checo Pérez bromeó sobre la teoría del plagio del Aston Martin, diciendo que había tres Red Bull en el pódium, aunque uno de los tres con motor Mercedes. Pero Helmut Marko, tan a gusto en su papel de que suba el pan cada vez que abre la boca, insinuó incluso que podría haber algo ilegal en toda la historia. "Es cierto que lo que Dan Fallows tenía en su cabeza no se puede borrar. Copiar el concepto no está prohibido, pero ¿es posible copiar con tanto detalle sin tener documentación de nuestro coche?". Lo dicho por el asesor estratégico de Red Bull son ya palabras mayores, porque estamos ante acusaciones muy graves.

Wolff y sus contradicciones

Toto Wolff en Mercedes, en su línea habitual del juego del palo y la zanahoria, no va tan lejos como sugerir algún tipo de ilegalidad, pero no se niega a admitir que un equipo utilizando un motor, caja de cambios y tren trasero similar al suyo pueda haber hecho un mejor trabajo. "Mercedes ha estado tan centrado y confiado en este concepto de automóvil (con los pontones laterales verticales y estrechos) que puede no haber podido reconocer el mayor potencial de rendimiento de otras direcciones". Lo que no cuenta interesadamente el mánager austríaco, es que hacer las cosas a su manera y no siguiendo la estela de otros equipos, es de lo que ha presumido siempre.

En la época plurivictoriosa de Mercedes, donde Lewis Hamilton ganaba títulos mundiales con una superioridad insultante, Red Bull ya apuntaba cierta ventaja en la aerodinámica con su coche en forma de cuña muy inclinada hacia adelante. Es posible que Wolff subestimara los avances de su rival, gracias a la superioridad de los motores de su equipo. Durante un buen tiempo la propulsión Renault y posteriormente Honda, que equipaba Red Bull, no eran rival para Mercedes. Pero una vez que hubo cierta paridad entre todos los constructores de plantas motrices en la parrilla, Mercedes perdió parte de su supremacía. Seguían siendo potenciales ganadores pero ya no dominantes. La cuestión es que relativa debacle del año pasado fue enmendada a lo largo de la temporada y en las últimas carreras, Lewis Hamilton y George Russell volvían a estar en la pomada. Su arriesgada apuesta parecía que daba sus frutos.

Por tanto, parece un poco ventajista por parte de Toto Wolff reprochar a su equipo no haber seguido la estela de Red Bull, cuando el hacer las cosas diferentes, es justo de lo que presumió toda la vida. Además, es justo recordar, que si diéramos por buena la teoría de que el Aston Martin no es más que una copia de un Red Bull, a lo más que podría aspirar Fernando Alonso es a estar cerca de Max Verstappen y Checo Pérez. Nunca ganarles. Solamente utilizando armas diferentes puede derrotarse a un líder. Esta es una máxima que es válida para prácticamente todos los deportes y en la Fórmula 1, por su elevado componente técnico lo es más aún. Y eso Wolff lo sabe mejor que nadie.

Los ingenieros de Mercedes, después de resolver los fallos de juventud de su concepto, tenían buenas razones para seguir apostando por él. Pero que tampoco se equivoquen ni Wolff ni Horner. Para que Aston Martin suba el último peldaño que le separa de la cumbre, tendrán que evolucionar su coche más y mejor que sus rivales. Quizá el hecho de que por la cuestión de los límites presupuestarios, en Aston Martin vayan a disponer de más horas de viento que ambos equipos, sea la herida por la que respiran tanto Mercedes como Red Bull. Pero aunque en su mente lo dieran por sentado, la fiesta de la Fórmula 1 no les pertenece y Alonso y su equipo no únicamente se han ‘colado’ en ella, sino que pudieran acabar como el invitado estrella.