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Ocho años del extraño accidente de Fernando Alonso: ¿se sabrá algún día la verdad?
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UN CASO NUNCA ACLARADO

Ocho años del extraño accidente de Fernando Alonso: ¿se sabrá algún día la verdad?

En el accidente más raro que sufrió el piloto español en toda su carrera deportiva, nunca se llegó a saber con exactitud qué pasó. La verdad oficial nunca fue del todo aclarada

Foto: Fernando Alonso, en 2015, en su McLaren momentos antes del accidente. (McLaren Twitter)
Fernando Alonso, en 2015, en su McLaren momentos antes del accidente. (McLaren Twitter)
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Aquella mañana de febrero de 2015 quizá se vivieran los momentos más inquietantes para el piloto y para sus millones de seguidores por todo el mundo. Fernando Alonso comenzó su nueva etapa con McLaren y sufrió un extraño accidente en el que se llegó a temer incluso que nunca más pudiera volver a competir. Afortunadamente, todo aquello quedó en un mal recuerdo. Y el bicampeón mundial pudo demostrar posteriormente que no había perdido ni un ápice de sus cualidades al volante.

Son muchos los puntos oscuros que rodean aquel accidente. Con la perspectiva del tiempo, quedó claro que las partes involucradas le dieron carpetazo al asunto. En un mundo tan tecnificado como es la Fórmula 1, no encaja muy bien el discurso de que "faltaban datos" para saber lo que ocurrió. Es posible que en cierta medida así fuera, pero las explicaciones posteriores de los protagonistas no resultaron convincentes. Tampoco que no haya algún tipo de dato que sin explicar el todo, al menos aclare una parte.

Cruce de declaraciones

Así rezó la versión oficial ofrecida inicialmente por McLaren: "El accidente fue causado por los vientos racheados impredecibles en esa parte del circuito en ese momento. No hay evidencia de fallo mecánico de ningún tipo. También podemos revelar que no se produjo ninguna descarga eléctrica o irregularidad de ningún tipo en el sistema DRS del automóvil, ya sea antes, durante o después del incidente. Nuestros datos también confirman que el coche de Fernando golpeó el muro interior de hormigón, primero con su rueda delantera derecha y luego con la trasera derecha. Fue un impacto lateral significativo, lo que resultó en daños en la posición vertical delantera y el eje. Después del impacto inicial, el automóvil se deslizó por la pared durante unos 15 segundos antes de detenerse".

Había demasiados puntos no congruentes en ese comunicado, así como con algunas declaraciones del entonces jefe de McLaren, Ron Dennis. Tal y como confirmó Sebastian Vettel, que rodaba en esos momentos detrás de Fernando, el accidente se produjo a una relativa baja velocidad y, por tanto, algo no encajaba. Era evidente que la disparidad absoluta entre el impacto y la magnitud de sus consecuencias hacía inevitable que se dispara la especulación entre los medios de comunicación y los aficionados. No hay que olvidarse de que Alonso se había perdido la pretemporada y la primera carrera del año por un golpe que había afectado a la cabeza.

Cuando Fernando apareció en el Gran Premio de Malasia, en la segunda carrera de la temporada, tampoco ayudó a que se esclareciera lo ocurrido. En varios puntos desmintió lo dicho unas semanas antes por su equipo: "Ni un huracán podría haber movido el coche de la forma que lo hizo", explicó el asturiano. "Tuvimos un problema de dirección en medio de la curva tres, que se bloqueó en la derecha. Me acerqué al muro, frené en el último momento, bajé de quinta a tercera, seguí rozando la pared por un tiempo y apagué el interruptor maestro, así que estaba perfectamente consciente en ese momento".

La causa del accidente no fue el viento, hubo fallo mecánico y no hubo pérdida de consciencia, aunque fuera leve como afirmó Ron Dennis. Es perfectamente comprensible que en los momentos posteriores a un accidente de consecuencias severas la comunicación oficial no esté muy alineada. Pero la enorme disparidad entre lo confirmado inicialmente por el equipo, y posteriormente por el piloto, alimentó la especulación lejos de aminorarla. Y el hecho de que esta disparidad no deviniera en un conflicto en la relación entre piloto y equipo contribuyó aún más a reforzar las sospechas de que no se estaba contando toda la verdad. ¿A qué se debía la necesidad de hacer piña para no remover el asunto?

placeholder Fernando Alonso afronta una nueva aventura en Aston Martin. (EFE/Peter Powell)
Fernando Alonso afronta una nueva aventura en Aston Martin. (EFE/Peter Powell)

Intereses comunes

Es perfectamente comprensible que ni McLaren ni Fernando estuvieran interesados en que se supiera lo que realmente pasó. Una vez comprobado que el piloto español estaba plenamente recuperado a nivel físico, resultaba muy perjudicial para todos los implicados profundizar sobre las causas reales del accidente. De entrada, estábamos al comienzo de un lucrativo contrato multianual que unía a piloto y equipo. Igualmente, era el comienzo de la relación con Honda como motorista y si, por ejemplo, todo hubiera sido como se especuló, imaginen el impacto reputacional.

Eran los inicios de la reglamentación híbrida, por eso no era descabellado pensar en un shock eléctrico. De haber sido así y de haberse reconocido, la catarata de problemas jurídicos contractuales, de aseguradoras, de dinero e incluso de boicot de otros equipos, si se admitía un problema de ese calibre, era para echarse a temblar. Por tanto, en el interés de todos no extraña que se echara tierra sobre el asunto. Simplemente, se admitió que se debía reforzar la adquisición de datos en la parte superior del coche para saber con más precisión en el futuro lo que podía ocurrir en circunstancias similares. Desde entonces, hemos visto multitud de accidentes, pero ninguno similar. Eso tampoco ayuda a pensar que aquello fuera un accidente casual.

El tiempo ayudó a esclarecer con lo ocurrido. Se supo que, después del accidente, Fernando sufrió un lapsus de memoria en el hospital, algo que tampoco es en absoluto extraño después de un fuerte golpe. Eso nos lleva a la casilla de salida. Se recuerda que muchos de los especialistas médicos consultados en su momento no podían dar un veredicto claro ante la falta de datos. Pero si coincidían en que un impacto de ese calibre para un piloto suele ser porque la cabeza no está en ese momento bien sujeta por los músculos. Es decir, lo que suele ocurrir en los instantes posteriores a una pérdida de consciencia por pequeña que sea.

Nunca se sabrá probablemente la verdad de todo aquello, porque además no hay imágenes claras en vídeo (al menos que hayan trascendido). Lo importante es que Fernando saliera sin ningún tipo de consecuencia física y que nunca más se haya producido un accidente de similares circunstancias. La mejor lección de todo aquello quizá sea la necesidad de una buena comunicación cuando se desata una gran crisis. Incluso sin contar toda la verdad, siempre es mejor tener economía en la información que se da a que esta cambie a medida que pasan los días. Y quién sabe si algún día tendremos todos los datos.

Aquella mañana de febrero de 2015 quizá se vivieran los momentos más inquietantes para el piloto y para sus millones de seguidores por todo el mundo. Fernando Alonso comenzó su nueva etapa con McLaren y sufrió un extraño accidente en el que se llegó a temer incluso que nunca más pudiera volver a competir. Afortunadamente, todo aquello quedó en un mal recuerdo. Y el bicampeón mundial pudo demostrar posteriormente que no había perdido ni un ápice de sus cualidades al volante.

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