Haas estrena la temporada 2023: el equipo de los grandes 'gatillazos' con sus patrocinadores

Un año más, Haas ha dado el pistoletazo de salida a la temporada 2023 con la presentación de su nuevo monoplaza. Para ser más exactos, en este caso solo con la decoración del futuro VF23 que, sin embargo, se mantiene a buen recaudo. Como tantos otros, el equipo americano se acoge a ese eufemismo (“presentación”) que describre esta época del año, donde muchos pretenden más ‘hacer caja’ que mostrar a los aficionados la máquina de la próxima temporada. Porque los colores y el nuevo socio comercial no ofrecen gran interés para los aficionados.

El protagonista del primer equipo bajo los focos de 2023 era el nuevo patrocinador principal, Moneygram. El equipo americano no engaña a nadie, pero se suma a la práctica espuria que tantos practican de aprovechar el impacto mediático de esta parte de la temporada para regalar a su patrocinador un primer retorno a su inversión. La primera versión del VF23 se verá el 11 de febrero en Silverstone. Mejor que nada empañe el protagonismo del nuevo socio.

Supuestamente, Haas habrá realizado su due dilligence con la empresa de transferencias monetarias ante sus pasadas experiencias con los dos grandes patrocinadores previos desde que llegó a la Fórmula. Primero fue el bochornoso pinchazo con Rich Energy, para luego pinchar en hueso con la rusa Uralkaly. En ambas, con conflictos legales posteriores tras las singulares peripecias con sus socios comerciales.

Sin opciones para elegir

Moneygram copa el alerón delantero y el carenado del motor. Sin embargo, gran parte de los espacios del monoplaza quedan ocupados por el nombre del equipo. La llegada del nuevo patrocinador supondrá una inyección económica para las arcas de uno de los grandes favorecidos del ‘tope presupuestario’ al poder acercarse desde abajo al mismo capital que pueden invertir los grandes equipos.

Gene Haas llegó a la Fórmula 1 aprovechando la ventana de oportunidad que ofrecía su vínculo con Ferrari, que permitía contar con monoplazas derivados del equipo matriz en determinados componentes, además de la unidad de potencia. Desde sus inicios se ha convertido así en un equipo satélite de Ferrari, del que depende en diferentes áreas técnicas. Pero también ha sufrido las consecuencias de su modelo económico, cuya estructura es inferior a la de la mayoría de la parrilla. Entre otras razones, porque pinchó en hueso con quienes se asoció comercialmente. Forzado por la necesidad económica, Haas no contaba con demasiadas opciones de elección.

El estrafalario Storey

Después de su debut en 2016, Gene Haas soportó estoicamente gran parte del coste de su presencia en la Fórmula 1, por lo que exigió a Gunther Steiner que buscara patrocinadores para arrimar el hombro. Pero el equipo no resultaba precisamente un imán a pesar de lograr el octavo puesto durante las dos primeras temporadas y un increíble quinto en 2018. Llegó entonces una bebida energética emergente, Rich Energy, con su estrafalario líder William Storey, quien aprovechó para fanfarronear desde el primer minuto de su presentación. “Tenemos una oportunidad real de ganarles fuera de la pista. Creo que ya les hemos ganado porque tenemos un coche más bonito". El barbudo empresario desafiaba a Red Bull nada más llegar. Steiner no sabía dónde meterse. Era evidente que aquella asociación iba a terminar como el rosario de la aurora.

Haas se hundía en la clasificación en 2019, aunque su socio aseguraba nutridos pero dudosos titulares y espacios mediáticos como si ganara en la pista. “Hoy terminamos nuestro contrato con Haas por bajo rendimiento. Nuestro objetivo era vencer a Red Bull y estar detrás Williams en Austria es inaceptable. La política y la actitud del equipo en la Fórmula 1 también está inhibiendo nuestro negocio. Deseamos lo mejor al equipo”. El extravagante Storey terminaba en las redes sociales la relación con Haas, con decisiones y modos que no eran admitidos por el resto de los accionistas, quienes tuvieron que resolver el conflicto legal y económico al margen del barbudo CEO, quien luego también tendría numerosos problemas legales por su gestión.

Rehenes del dinero ruso

A continuación, Gene Haas tendría que torcer el gesto al verse obligado a pintar su monoplaza de nacionalidad americana con los colores de la bandera rusa. La experiencia anterior exigía pragmatismo. Como en esta ocasión con Moneygram, Haas realizó la presentación de la nueva decoración antes que el monoplaza en sí. Dmitry Mazepin llegaba con los millones de su imperio empresarial y, como en otras etapas de la carrera de su hijo, le sentaba junto a Mick Schumacher.

Al igual que con Rich Energy, Gene Haas y Steiner se comieron su primer sapo antes de sentar en sus monoplazas al vástago. Antes de comenzar la temporada 2021, apareció en Instagram un vídeo en el que Nikita intentaba manosear a una amiga, Andrea D’Ival. El equipo gestionó como pudo el escándalo, tan en contra de los valores que predicaba la Fórmula 1. Imposible tomar medidas. Era solo el principio. Según avanzaba el campeonato, el padre comenzó a presionar al equipo a favor de su hijo, que cometía numerosos errores en la pista ya desde la primera carrera. Con un irregular Mick Schumacher como rival, Haas y Steiner eran rehenes de la situación del equipo. Hasta que llegó la guerra de Ucrania.

El equipo americano tuvo que deshacerse del dinero de los Mazepin, quizás de forma aliviada al salir el hijo en el paquete. Sin embargo, en otro capítulo de la tortuosa historia de Haas con sus patrocinadores, Uralkali solicitó el reintegro de los fondos (13 millones de dólares) pagados anticipadamente para la temporada 2022, que comenzó sin los colores de la empresa rusa en el monoplaza. El equipo americano rechazó la petición de Uralkali acogiéndose a una cláusula del acuerdo sobre cuestiones reputacionales, aludiendo a los vínculos de Dmitry Mazepin con el Kremlin y por las sanciones de la Unión Europea como justificación de ese daño reputacional. También canceló la entrega del monoplaza de su hijo al millonario ruso, y no pagó a Nikita el sueldo correspondiente a 2022. La empresa rusa amenazó emprender acciones legales para recuperar su dinero. Se desconoce el resultado del conflicto entre el grupo ruso y el equipo americano.

En 2021, Haas terminó sin puntos y último tras una temporada con pilotos inexpertos y un monoplaza sin evolucionar. En 2022, con Kevin Magnussen de vuelta, logró 37 puntos y una pole. En 2023, Haas ha apostado por la experiencia de Nico Hulkenberg, 35 años, y tres fuera de la Fórmula 1. El equipo tiene más libertad para no depender de Ferrari (Schumacher) o el dinero ruso, y ha buscado consistencia para hacer caja en la pista con los puntos. Con su nuevo patrocinador, esperan tener más suerte fuera de ella.