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Albert Llovera: "La gente no tiene ni idea de lo duro que es ir al Dakar"... y en silla de ruedas
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Albert Llovera: "La gente no tiene ni idea de lo duro que es ir al Dakar"... y en silla de ruedas

Hace cuatro meses, se quedó sin equipo para ir al Dakar. En silla de ruedas desde los 18 años, Albert Llovera ha conseguido su objetivo en solo cuatro meses y vuelve a Arabia Saudí

Foto: Albert Llovera, con su sobrina y copiloto, Margot Llovera. (Ford Trucks)
Albert Llovera, con su sobrina y copiloto, Margot Llovera. (Ford Trucks)

"La gente no tiene ni idea de lo que hago para poder hacer esto. Son 200 días fuera de casa, muchas reuniones, luchar y saber estar con diferentes equipos y patrocinadores. Esto no se cambia por un adhesivo detrás, y la gente no es consciente de lo duro que se hace, al menos en mi caso, para poder llegar donde he llegado. Nadie me ha regalado nada, y estoy muy orgulloso de llegar hasta donde he llegado". Así habla Albert Llovera para El Confidencial antes de partir para un nuevo Dakar.

El andorrano fue en su día el deportista más joven en unos Juegos Olímpicos (Sarajevo). Un accidente en competición a los 18 años le dejó en silla de ruedas. Pero su pasión competitiva y su vitalidad le llevaron al automovilismo, donde cuenta con una dilatada carrera. Este será su octavo Dakar, un tren al que ha logrado subirse de nuevo por su capacidad de lucha, cuando en verano se había quedado sin las opciones previstas. Siempre jovial, asiduo a conferencias y charlas de motivación con su propia vida y filosofía como vehículo de comunicación, ningún obstáculo se le ha interpuesto para volver a una carrera que le apasiona.

Foto: Albert Llovera, dentro de su camión durante el pasado Dakar.

PREGUNTA. ¿Por qué el proyecto de este año? El año pasado estaba en uno de los equipos más potentes.

RESPUESTA. El cambio de equipo es porque este año no compiten los Kamaz rusos [el fabricante que ha dominado esta prueba en las últimas ediciones] y la gente rápida y con mucho dinero se ha disputado los mejores camiones. A mí me dijeron en verano que no seguía con el equipo de 2022 y comencé con la idea que habíamos empezado con Ford Trucks España de hacer un Dakar juntos. Y cuajó muy bien. Creo que hemos acertado de pleno, es una gente estupenda, con valores y es lo que me hacía falta en esos momentos.

P. Cuando habla de valores, ¿a qué se refiere? ¿A los que les faltaban a unos y tienen otros?

R. Sí, hay dos cuestiones. Por un lado, con Ford Trucks hablamos el mismo idioma. Me refiero a que valoro mucho la amistad, el trabajo en equipo. Hoy en día, están muy de moda los valores sociales que las empresas quieren llevar a cabo, pero generalmente se hace de forma muy light. Aquí me he encontrado con que Ford Trucks tiene desde hace años un equipo de fútbol femenino, equipos de fútbol y vóley con diferentes discapacidades… Creo que hemos ampliado un poco más esta parte social y me van a hacer trabajar no solo como piloto, sino también en ese otro aspecto. Y esto lo agradezco.

La otra parte de la pregunta es clara. De Rooy me dice que otro piloto quiere mi camión [con el que corrió el año pasado], afirmándome que "cuesta 300.000, pero que el otro me paga 500.000". Así que, con eso, te contesto todo y rápido.

P. Todos le vemos públicamente en el Dakar, pero ¿cómo se trabaja el resto del año y, además, en este caso a toda velocidad?

R. Sí, es un trabajo de todo el año como mínimo, y vas empalmando temporada a temporada para tomar decisiones positivas y poder adoptarlas en poco tiempo. Y digo en poco tiempo porque este año hemos creado un camión en cuatro meses pelados. Empezamos con este plan después de que el anterior fallara en agosto. Pudimos desarrollar esta idea en cuatro meses y con un chasis de Ford Truck hemos montado una única unidad para este Dakar. Salimos con 63 kilómetros de tests, que hicimos en una zona militar en Polonia, el día antes de que cayera el misil perdido en la frontera. Estábamos a 30 kilómetros.

P. Parece que no puede subirse, además, a cualquier tipo de camión…

R. Yo podría correr con un Toyota T1 plus, sería mi ilusión, tener un pata negra debajo del culo. Me dedico más a los camiones porque he tenido la gran suerte de haber corrido con una pick up y con un buggie, pero soy un piloto que dependo también de los patrocinadores y los equipos, y agradecido de poder haber hecho todo lo que logré en mi carrera deportiva. Me siento muy valorado en los equipos de camiones, porque ellos saben lo que cuesta ir rápido en un camión y, como lo hacemos bien, me valoran más que los equipos de coches, que siempre buscan maletines llenos de dinero.

Lo que necesito, en el caso de un camión, es que tenga morro. Tengo una lesión medular en la zona del pecho y el cuerpo no me funciona hacia abajo. No tengo equilibrio en los abdominales, sobre todo. Si el camión no es con morro, iría sentado justo debajo de la suspensión, lo que haría que mi cuerpo se aplatanara más. Sería un problema de respiración, se me moverían hasta los empastes, que ya se me mueven [risas]. En un camión con morro voy más sentado, como en un coche, detrás de la suspensión, y no me rebotan tanto los saltos, las piedras y todos los obstáculos del camino, que así no van directamente a mi culo.

P. Cuenta con la experiencia de Dakares en África, Sudamérica y ahora Arabia Saudí. ¿Dónde coloca este último terreno? ¿Qué es lo que le gusta más y lo que menos de esta etapa actual?

R. No me gusta el ambiente, porque tuve la gran suerte de correr cinco veces en Sudamérica y allí viví unos Dakares diferentes a los de ahora. Me refiero a los aficionados, a cómo se transmitía la emoción. En Argentina, me paraba en un semáforo y me llamaban por ni nombre. En Arabia no hay nada de seguimiento. Por el contrario, los paisajes y la carrera, son una mezcla entre lo que viví en África y Sudamérica. Es increíble. Siempre lo digo que soy aventurero, pero también competitivo, y me gusta más el Dakar de ahora, donde todo va por minutos o segundos, no por medias horas de diferencia. Me gusta más el ritmo de carrera rápido.

P. Albert Llovera siempre ha sido una persona que destila una gran energía, positividad y alegría natural. ¿Qué siente en el Dakar? ¿Le aporta un plus en su vida?

R. Sobre todo me aporta seguir vivo a nivel deportivo. Cuando tenía 17 años estaba en unos Juegos Olímpicos, había estado en todo tipo de competiciones, y a los 18 sufrí el accidente. Luego, me dediqué al automovilismo, que me ha dado cuatro campeonatos, he estado en el Mundial de Rallies, Rallicross, el Dakar… No he sido un piloto convencional, compito en todo tipo de coches o superficies. Y el Dakar me permite estar vivo deportivamente, porque te da la experiencia para la cabeza, que creo que la tengo asentada, y del estado físico, porque lo que me funciona lo tengo hiperfuerte. En el Dakar, puedo competir durante algún tiempo más.

P. Dicen que quien ha sido esquiador de alto nivel, como fue su caso, está bien cableado para competir en coches de carreras, y hay varios ejemplos conocidos. ¿Está de acuerdo?

R. Sí, siempre digo que es así. A la inversa es más complicado. Pero es así porque los esquíes son los neumáticos, las suspensiones serían las rodillas, el equilibrio está muy centrado. Y en especial, la vista, porque en el esquí trabaja muy lejos, sobre todo en un eslalon gigante. En un rally, el copiloto no te canta la curva que vas a hacer, sino las siguientes, para que te hagas una idea interna. En un circuito, es lo mismo: cuando estás en una curva, ya piensas en la siguiente. Igual que cuando derrapas: si llegas demasiado rápido a una curva, lo tiras y lo frenas... como en el esquí, que si llegas rápido haces derrapar de las colas para perder esa velocidad.

P. ¿Qué objetivo tiene para este Dakar?

R. El principal es poder llegar hasta el final, el coche tiene 63 kilómetros, no es nada. Es una apuesta embrionaria y creo que tenemos que trabajar para que no se caiga ningún tornillo de dos euros ni ninguna pieza de 3.000. Y que podamos hacer la mayor cantidad de kilómetros posible. Mi mejor resultado sería estar entre los 15 primeros. Pero será un año complicado, ya te lo digo, es un Dakar muy largo.

"La gente no tiene ni idea de lo que hago para poder hacer esto. Son 200 días fuera de casa, muchas reuniones, luchar y saber estar con diferentes equipos y patrocinadores. Esto no se cambia por un adhesivo detrás, y la gente no es consciente de lo duro que se hace, al menos en mi caso, para poder llegar donde he llegado. Nadie me ha regalado nada, y estoy muy orgulloso de llegar hasta donde he llegado". Así habla Albert Llovera para El Confidencial antes de partir para un nuevo Dakar.

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