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Ferrari respira por la herida ante el posible doble rasero de la FIA con Red Bull
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PIDEN UNA SANCIÓN FUERTE

Ferrari respira por la herida ante el posible doble rasero de la FIA con Red Bull

En Maranello no olvidan que Red Bull fue el más vehemente en su persecución hace tres años sobre sus posibles ilegalidades. Ahora no sueltan la presa y quieren ejemplaridad

Foto: Christian Horner (Red Bull), Toto Wolff (Mercedes) y Mattia Binotto (Ferrari) son los afectado de toda la controversia presupuestaria. (Reuters/Gonzalo Fuentes)
Christian Horner (Red Bull), Toto Wolff (Mercedes) y Mattia Binotto (Ferrari) son los afectado de toda la controversia presupuestaria. (Reuters/Gonzalo Fuentes)

Rebobinemos a 2019, justo en esta misma fecha, en el Gran Premio de Estados Unidos, en el circuito de Austin. Los Ferrari pasan de ser coches ganadores a mediocres, justo después de que se destapara la presunta ilegalidad de sus motores. No hubo sanción entonces de la FIA, pero sí una 'recomendación' para que dejaran de utilizar un sistema del caudal de gasolina que originó la controversia. Un tema técnicamente muy complejo como para necesitar un estudio en profundidad. Que Ferrari no pudiera utilizar la trampa con efecto inmediato supuso que dijera adiós a sus opciones al Mundial aquel año.

Adrian Newey, el cerebro técnico detrás de los Red Bull, siempre se ha caracterizado por diseñar sus coches alrededor y no dentro del reglamento. Bajo el espíritu de la norma, los monoplazas casi siempre son ilegales, pasan siempre correctamente las verificaciones técnicas de los comisarios y rara vez han sido declarados antirreglamentarios. La única alternativa que le quedaba al regulador, para poner coto a las genialidades de Newey, era modificar la norma o endurecer los controles.

placeholder Los coches al límite reglamentario de Adrian Newey han sido claves en los éxitos de Verstappen. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)
Los coches al límite reglamentario de Adrian Newey han sido claves en los éxitos de Verstappen. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)

El cazador cazado

En Red Bull, acostumbrados a caminar siempre al borde del reglamento y más allá, fueron los primeros que denunciaron los motores de Ferrari. La paradoja es que, en el más puro estilo del equipo, cuando los motores del equipo italiano eran monitorizados por los controles reglamentarios, cumplían perfectamente la norma. La controversia giró alrededor de un sistema que, después de ser modificado su software, amplió el caudal de gasolina por encima de lo permitido, pero con la particularidad que solo lo hacía fuera de los intervalos en los que era monitorizado. El propulsor siempre era medido dentro de los 100 litros reglamentarios, con lo que no había forma de probar la irregularidad

Era genialidad técnica, pero era también una trampa. Ferrari admitió haber trabajado sobre el software, pero resultó indemostrable que podían utilizar un flujo de combustible superior al permitido. La FIA se vio obligada a incorporar un nuevo sensor, esta vez encriptado para evitar manipulaciones, además de llegar a un acuerdo extraprocesal con la escudería. Era la única salida posible al embrollo porque, al no haber base probatoria para inculpar a Ferrari, cualquier tipo de sanción habría generado un tsunami jurídico de consecuencias imprevisibles.

Cambian las tornas

Ahora las tornas han cambiado, solo que justo al revés. Red Bull está en el ojo del huracán por haber sobrepasado la norma del límite presupuestario. Ferrari se ha levantado en armas para castigar al que fue su delator en 2019. El derecho a la queja de Ferrari se justifica porque entonces dijeron adiós a un título y tardaron cerca de dos años en volver a tener un propulsor al nivel de los mejores. Red Bull, a remolque de su incumplimiento reglamentario, ha ganado dos mundiales de una tacada. Es mucho decir que ambos títulos se deban al exceso de 1'8 millones de euros de exceso sobre el tope de gasto, lo que no quita para que el tema no sea lo suficientemente grave como para que Red Bull un castigo muy severo.

Como hemos comentado anteriormente en El Confidencial, la falta de claridad de la FIA al monitorizar y sancionar los posibles incumplimientos del tope presupuestario genera este problema, con las especulaciones disparadas sobre el posible castigo que podría recibir Red Bull. Ni Ferrari ni Mercedes se van a conformar con una simple reprimenda pública. Manejan varias opciones, desde una improbable deducción de puntos durante la temporada pasada (supondría perder el título de 2021), una cuantiosa multa económica, o limitaciones a la capacidad de hacer pruebas aerodinámicas por un tiempo determinado. Una patata caliente para Mohammed Ben Sulayem, el presidente de la FIA, por tener que aplicar una sanción de una normativa creada durante el mandato de su antecesor Jean Todt.

Al igual que ocurrió con Ferrari, probablemente el asunto se resuelva de forma extraprocesal, y la FIA presente a una serie de castigos a Red Bull que no serán hechos públicos a cambio de que el equipo acepte que ha infringido las normas, que en el caso más extremo podría afectar a la clasificación final de 2021. Pero los equipos deberán saber a qué atenerse para el futuro, por lo que no será fácil que este tema quede en privado como en el caso de Ferrari. De lo contrario, la polémica estará asegurada. El desafío es clarificar el proceso sancionador, de manera que los equipos se lo piensen dos veces antes de superar límite de gasto. Desde el momento que todos conocen el precio a pagar por una infracción, equipos, pilotos, medios de comunicación y por supuesto aficionados ya saben a qué atenerse.

Rebobinemos a 2019, justo en esta misma fecha, en el Gran Premio de Estados Unidos, en el circuito de Austin. Los Ferrari pasan de ser coches ganadores a mediocres, justo después de que se destapara la presunta ilegalidad de sus motores. No hubo sanción entonces de la FIA, pero sí una 'recomendación' para que dejaran de utilizar un sistema del caudal de gasolina que originó la controversia. Un tema técnicamente muy complejo como para necesitar un estudio en profundidad. Que Ferrari no pudiera utilizar la trampa con efecto inmediato supuso que dijera adiós a sus opciones al Mundial aquel año.

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