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Nigel Mansell o cómo perder una victoria por saludar al público a mil metros de la meta
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El mítico GP de Canadá de 1991

Nigel Mansell o cómo perder una victoria por saludar al público a mil metros de la meta

Es uno de los desenlaces más rocambolescos en la historia de la Fórmula 1 y con diferentes especulaciones al respecto. ¿Tiró a la basura Mansell una victoria por saludar al público?

Foto: Nigel Mansell y Stirling Moss, en una imagen de archivo. (EFE/Johan Groder)
Nigel Mansell y Stirling Moss, en una imagen de archivo. (EFE/Johan Groder)

Al terminar el pasado Gran Premio de Azerbaiyán se vio a Lewis Hamilton salir trabajosamente de su monoplaza. Antes se habían escuchado repetidamente sus quejas ante el vapuleo que le propinó el W13 por el 'porpoising'. Un periodista británico definió cómo abandonó el piloto de Mercedes su monoplaza: "Lewis está haciendo un Mansell".

Se refería a aquella particular vertiente de la personalidad de Nigel Mansell, campeón del mundo de 1992. 'Il Leone', así conocido desde los tiempos de Ferrari, se distinguió por su extraordinario arrojo, pero también por su teatralidad para magnificar las dificultades que pusieran en valor sus actuaciones. "Tener a Nigel en el equipo fue un trabajo duro hasta cierto punto, porque se quejaba mucho. Pero era mágico cuando estaba en el coche. Todo sucedió cuando estaba en el habitáculo. Y valió la pena las discusiones cuando estaba fuera", dijo de él Frank Williams, con quien consiguió el título. En definitiva, 'a pain in the ass'. Como se diría en castellano, un grano en el culo.

Williams creció con sus éxitos de Mansell, pero también tuvo que tragar quina con el piloto británico. Como en aquel Gran Premio de Canadá de 1991. Mansell saludó al público al empezar la última vuelta, cuando estaba ampliamente destacado en cabeza después de dominar la prueba de principio a fin. Lo que ocurrió en aquella vuelta ha pasado a la historia de este deporte. Y fue su mayor enemigo, Nelson Piquet, quien aquel día se llevó la última gran alegría de su trayectoria en la Fórmula 1.

Admiración, y exasperación

Patrick Head, el responsable técnico de Williams, se expresó en la misma línea que la escudería. Mansell era exasperante, pero también una fuerza bruta como piloto. "A Nigel se le dio la imagen de Graham Hill, del valiente que no tenía la habilidad y el arte de Senna o Prost, superándolo todo con pura determinación. No creo que eso fuera justo. Lo pondría justo en la misma clase que Prost. Cada vez que Nigel competía lo hacía de la mejor manera posible, en seco o mojado. No tenía la 'joie-de-vivre' y la personalidad humorística de Nelson (Piquet). Sin embargo, cuando apareció, todos pensaban: este tipo va a traspasar los límites, y tenemos que hacer nuestro trabajo bien. La gente se burló de su bigote y su acento 'brummie', pero ganó 29 grandes premios para nosotros. No aceptaré que nadie diga que Nigel no era otra cosa que el mejor". Pero ambos tuvieron que tragarse más de un sapo. Como el de aquella carrera en el circuito Gilles Villeneuve, donde la Fórmula 1 vuelve este fin de semana.

Williams soportó la tormentosa relación entre Nelson Piquet y Nigel Mansell entre 1986 y 1987. En aquella rivalidad, el brasileño incluso llegó a reirse públicamente del físico de la esposa del británico, Rossane. Mansell perdió dos títulos que tuvo al alcance de la mano, el primero contra Prost y el segundo contra su compañero. En 1989 emigró a Ferrari, donde anunció su retirada en 1990. Sin opciones al renovar Senna con McLaren, Williams se vio obligad a aceptar todas las condiciones de Mansell para recuperarle en 1991.

Aquel año, Ayrton Senna ganó las primeras cuatro carreras. No obstante, en el Gran Premio de Canadá, ambos Williams mostraron el gran dominio que mantuvieron hasta final de año. Mansell, que empezó segundo, superó a su compañero Ricardo Patrese en la salida. Lideró todas y cada una de las vueltas del gran premio, salvo los metros finales. ¿Qué pasó entonces?

Saludar ya en la segunda curva

Mansell lideraba con un minuto de ventaja sobre Piquet al comenzar la última vuelta. Tras su accidente de 1987 en Imola, el brasileño sufrió problemas con la vista. Nunca más fue el de antes, pero ocultó sus debilidades a Flavio Briatore, que le fichó para Benetton después de dejar Williams. Desde entonces solo había ganado dos carreras, en 1990.

El británico ya saludó al público en la segunda curva de la vuelta final. Al llegar a la última horquilla, la curva más cerrada del circuito, y a poco más de un kilómetro de la meta, también saludó con su mano izquierda. De repente, su monoplaza se ralentizó mientras el piloto golpeaba furiosamente el frontal y, tras recorrer unos metros, tuvo que parar a la izquierda de la pista su FW14. Al fondo estaba la línea de meta. Nunca llegó a ella.

Un minuto más tarde, el Benetton de... Nelson Piquet pasó junto al Williams detenido en la pista. El equipo le informó que iba a ganar la carrera. "Cuando le vi, no podía creérmelo. Fue mucha suerte". Preguntado en la rueda de prensa si lo sentía por Mansell, el brasileño contestó: "No lo siento por nadie. Hasta que no entras en la meta, no ganas. Me ha ocurrido muchas veces en mi carrera".

"No era una buena idea saludar"

"En la horquilla cambié de quinta a cuarta, como había hecho en las 68 vueltas anteriores. Sin embargo, puso en punto muerto, y el motor se paró instantáneamente, como si hubiera habido un fallo eléctrico", dijo Mansell. La cara de estupefacción de Frank Williams era un poema. Circularon todo tipo de teorías. Para el británico, el motor se quedó en punto muerto y, por más que lo intentó, no engranó ninguna marcha.

Adrian Newey explicó después que Mansell se olvidó de cambiar de marcha cuando saludó a la gente en la última horquilla, por lo que el sistema anticalado entró en acción y paró el motor. Newey perdió su primera victoria en la Fórmula 1. En su biografía, Mansell atacó duramente a aquellos medios que especularon con que había apagado inadvertidamente el motor mientras saludaba a los espectadores. Para Mansell era un ejemplo de cómo los medios le habían tratado a lo largo de su carrera.

Posiblemente, la explicación estaba a medio camino entre el despiste del piloto y el funcionamiento del 'hardware' y 'software' del Williams, conjurados para escenificar una escena absurda. "Creo que no era una buena idea saludar a la gente con una mano en el volante. Primero tenías que cruzar la meta, y fue lo que no hizo", explicó años después el propio Patrick Head. "La carga eléctrica del coche era muy alta, y saludando a la gente… De hecho, podía haber reducido con la leva derecha porque tenía esa mano en el volante. No quiero ser crítico con él, ganó casi 30 carreras con nosotros, pero esa la regaló. Dejó que cayera el motor de vueltas. Entonces llegaban a 14 o 15 mil vueltas, y dejó que cayeran a 2.000 revoluciones. Y fue imposible generar presión hidráulica o eléctrica. Las baterías en aquellos días en el coche eran muy pequeñas, el motor se colocó en punto muerto, y se paró". A raíz de aquel incidente, el equipo incorporó baterías más grandes a su monoplaza.

Nigel Mansell se convirtió en el primer piloto de la historia de la Fórmula 1 que lideró todas las vueltas de una carrera para abandonar en la última. Aquella fue la última victoria de Nelson Piquet en la Fórmula 1.

Al terminar el pasado Gran Premio de Azerbaiyán se vio a Lewis Hamilton salir trabajosamente de su monoplaza. Antes se habían escuchado repetidamente sus quejas ante el vapuleo que le propinó el W13 por el 'porpoising'. Un periodista británico definió cómo abandonó el piloto de Mercedes su monoplaza: "Lewis está haciendo un Mansell".

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