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El culebrón entre Nikita Mazepin y Haas continúa: el nuevo problema al que se enfrenta el piloto
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EL CONFLICTO EMPIEZA A ESCALAR

El culebrón entre Nikita Mazepin y Haas continúa: el nuevo problema al que se enfrenta el piloto

La ruptura del acuerdo entre Haas y el piloto ruso ha sido solo el pistoletazo de salida a un sainete que parece que va a ir para largo y que tiene importantes implicaciones económicas

Foto: Nikita Mazepin, a bordo del Haas en pretemporada. (EFE/Alejando García)
Nikita Mazepin, a bordo del Haas en pretemporada. (EFE/Alejando García)

Nuevo lío en la F1. Hace algunas semanas, el equipo Haas recindía unilateralmente el contrato que le unía con el piloto Nikita Mazepin como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ahora, poco después, el problema se ha agravado, al afirmar que tampoco le devolverá el dinero.

El último giro del caso entre el piloto ruso y el equipo estadounidense puede tener unas implicaciones a largo plazo mucho mayores de lo que aparenta a simple vista. Independiente de que se considere justo o injusto el despido de Nikita Mazepin, tiene una explicación racional y legal que Haas -o cualquier equipo- rompa el contrato que le vincula con un piloto que directa o indirectamente pone en riesgo la reputación de la compañía. Sin embargo, que la parte que decida acabar con ese contrato no devuelva el dinero ya pagado, sienta un precedente que puede tener consecuencias muy peligrosas en el futuro.

Todos los contratos de patrocinio del deporte en general, y de la Fórmula 1 en particular, contienen una cláusula que permite la rescisión de los mismos por una de las partes si entienden que las acciones de la parte contraria les ha generado un notorio descrédito. El problema de esta cláusula es lo amplios y volubles que pueden ser los criterios a la hora de determinar qué hechos pueden afectar tanto la reputación como para romper un acuerdo.

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En el caso que nos ocupa, Nikita Mazepin directamente no ha hecho nada que se le pueda achacar como causante de problema alguno. Sin embargo, dados los estrechos vínculos de su padre con el presidente ruso Vladimir Putin, el equipo Haas despidió de forma fulminante al piloto apenas comenzado el conflicto militar entre Rusia y Ucrania.

Una compañía como Uralkali, con fuertes vínculos con uno de los países en guerra, puede ahuyentar posibles nuevos patrocinadores al equipo, y lo que es peor, poner en peligro los negocios de la empresa matriz, Haas CNC, dedicada a la fabricación de maquinaria industrial. Por tanto, ni el propio Dimitry Mazepin se atrevió a cuestionar la legalidad del despido de su hijo porque era bien consciente que lo tenía totalmente perdido.

Ahora bien, los contratos de patrocinio, con el paso de los años, han ido exigiendo que los plazos de pago a lo largo del año en curso se reduzcan y que la primera y segunda entrega del dinero suponga prácticamente la mitad del montante total. De esta forma hemos podido averiguar que los Mazepin pagaban a Haas la friolera de alrededor de 17 millones de euros, dado que la parte que reclaman que se devuelva es nada menos que ¡doce millones de dolares!

En el comunicado emitido oficialmente por Uralkali el mes pasado, la empresa afirmaba que "dado que la mayor parte del presupuesto de patrocinio para la temporada 2022 ya se ha transferido a Haas y teniendo en cuenta que el equipo rescindió el acuerdo de patrocinio antes de la primera carrera de la temporada 2022, Haas no ha cumplido con Uralkali las prestaciones pactadas en el contrato para esta temporada, por lo que se solicitará el reembolso inmediato de las cantidades recibidas por el equipo".

placeholder El piloto Nikita Mazepin. (Reuters/Hamad I Mohammed)
El piloto Nikita Mazepin. (Reuters/Hamad I Mohammed)

Sin dinero y sin visos de devolución

El problema es que Haas ya se ha gastado todo el dinero de Uralkali en el desarrollo y construcción del monoplaza de esta temporada. Al haber desaparecido ese dinero, ahora Haas trata de evitar la restitución de todo lo pagado hasta la fecha por la empresa de fertilizantes rusa. Curiosamente (o no), acogiéndose a la misma cláusula de daño reputacional. Pero como la mejor defensa es un buen ataque según el refrán, en Haas no solo responden que no van a devolver un solo dólar, sino que incluso ¡les van a demandar por daños y perjuicios!

El equipo estadounidense afirma que los lazos de Dimitry Mazepin con Vladimir Putin y las sanciones impuestas por la Unión Europea condujeron a ese 'daño reputacional', pero en el momento de la rescisión del contrato la Unión Europea todavía no había impuesto ninguna sanción aún a Rusia. Parece claro, que con las posteriores medidas de presión de incautar o 'congelar' los activos de los multimillonarios rusos en Europa, los asesores legales de Haas han debido hacerles ver que podrían tener un asidero legal para no hacer frente a sus obligaciones de devolución del dinero ya entregado.

El equipo se aferrará, sin duda, a que no han sido ellos los que han incumplido el contrato sino Uralkali y sus vínculos con el Kremlin los que provocó la rescisión y que, en base a ello, no hay obligación alguna de devolver el dinero recibido en el acuerdo. Más aún, Haas reclama a los Mazepin ocho millones de euros en concepto de lucro cesante y solo después de que hayan entregado ese dinero les darían a final de temporada uno de los coches tal y como estaba pactado en el contrato.

Es comprensible la complicada situación en la que se ha visto envuelto Haas, pero parece cuando menos extraño no solo no devolver el dinero pagado, sino incluso reclamar más aun cuando no has prestado ninguno de los servicios acordados. Quizás se trate de una maniobra para buscar una solución extrajudicial que permita a Haas una quita importante del dinero a devolver, pero el problema es la desconfianza que este tipo de acciones puede tener para cualquier empresa que esté pensando en entrar en la Fórmula 1 como patrocinador.

placeholder El Haas de Magnussen, en Australia. (Reuters/ Loren Elliott)
El Haas de Magnussen, en Australia. (Reuters/ Loren Elliott)

No todo vale

Bajo la excusa de 'daño reputacional' no todo puede valer, porque es un equipo el que no devuelve el dinero a un patrocinador, pero ¿qué ocurre, por ejemplo, si Aramco decidiera ahora no pagar los 100 millones de euros pactados al equipo Aston Martin, porque con su país en guerra con Yemen, su presencia en la Fórmula 1 supone un descrédito importante ante la opinión pública? Estirar demasiado el chicle de la reputación puede dificultar el trazar la raya de lo que es admisible y lo que no. Aston Martin pasaría a estar de un día para otro en quiebra.

En teoría, estos límites los trazan los tribunales a los que se someten las partes cuando determinan a quién corresponde la jurisdicción en caso de conflicto. En la mayor parte de los contratos de Fórmula 1, la jurisdicción corresponde a juzgados de Holanda o de Reino Unido, por lo que no es baladí la resolución en caso de que el asunto termine en un juicio entre Haas y Uralkali. Porque si la Formula 1 como organización se pone de perfil ante este asunto, a la larga, puede suponer un freno muy serio a la llegada de potenciales nuevos patrocinadores.

También entran en juego cuestiones éticas o morales. Un dinero no puede ser 'sucio' cuando el piloto que lo trae es de nacionalidad rusa o tienen presuntos vínculos con Vladimir Putin y, de repente, ser un dinero ‘limpio’ cuando ya te lo has gastado. Si la inversión de Uralkali se cuestiona por ser moralmente inaceptable por su procedencia, aplica tanto para el que te ibas a gastar como para el que ya te has gastado.

Nuevo lío en la F1. Hace algunas semanas, el equipo Haas recindía unilateralmente el contrato que le unía con el piloto Nikita Mazepin como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ahora, poco después, el problema se ha agravado, al afirmar que tampoco le devolverá el dinero.

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