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El renacer de Ferrari o cuando se hacen las cosas 'a la suiza' y no a base del genio italiano
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HISTÓRICO DOBLETE Y 'POLE'

El renacer de Ferrari o cuando se hacen las cosas 'a la suiza' y no a base del genio italiano

Ferrari tocó fondo como equipo en 2019. El año del estreno de Mattia Binotto como jefe fue un desastre, pero el ingeniero suizo pidió tiempo y acabó respondiendo a la confianza

Foto: Binotto, Sainz y Leclerc, en el podio de Baréin. (EFE/EPA/Ali Haider)
Binotto, Sainz y Leclerc, en el podio de Baréin. (EFE/EPA/Ali Haider)

Parece ya un lejano recuerdo, pero Ferrari hace apenas dos años pasó por uno de los períodos de competitividad y resultados más bajos de su historia. Sin embargo, el punto de partida de la reconversión de Ferrari como potencial campeón hay que buscarlo en el otoño de 2018. Por aquel entonces, los desencuentros entre el jefe de equipo, Maurizio Arrivabene, y el director técnico, Mattia Binotto, llegaron a un punto de no retorno. Era inevitable que todo acabara con el típico 'o él, o yo' ante la dirección de Ferrari: El resultado fue Binotto in - Arrivabene out.

Para la cúpula ferrarista fue una decisión muy difícil de tomar, porque el cese de Arrivabene suponía enrarecer las relaciones con el patrocinador principal, Phillip Morris, (empresa en la que el italiano había sido un directivo clave durante muchos años). Pero, por otro lado, cesar a Binotto habría tenido unas consecuencias terribles a nivel técnico, porque suponía descabezar un área que después de mucho tiempo empezaba a funcionar. Un factor fundamental en aquella situación tan crítica fue que la decisión de apostar por Binotto en detrimento de Arrivabene se tomó por Louis Camilleri, otro exPhillip Morris que acababa de ser nombrado presidente de Ferrari tras el fallecimiento de Sergio Marchionne.

placeholder Louis Camilleri dio tranquilidad al personal de Ferrari. (EFE/EPA/Daniel Dal Zennaro)
Louis Camilleri dio tranquilidad al personal de Ferrari. (EFE/EPA/Daniel Dal Zennaro)

La decisión clave de Louis Camilleri

Fue llamativo que Camillieri optara en la lucha de poder por Binotto en detrimento del que había sido su protegido. Pero si aquella apuesta tuvo mérito y demostró valentía, más clave fue aún el apoyo que mantuvo el nuevo presidente de Ferrari en los años siguientes a Binotto, cuando la competitividad de la 'Scuderia' empezó a caer a mínimos.

Y es que en 2019, apenas unos meses después de la guerra interna en el equipo, las cosas empezaron muy torcidas. Mercedes arrasaba como de costumbre. Cuando parecía que el barco se enderezaba hacia mitad de temporada, vino el jarro de agua fría de la investigación de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) sobre la presunta ilegalidad del motor Ferrari. Con 50 caballos menos, el equipo italiano no solo volvía a la casilla de salida, sino que comprometía toda la temporada siguiente, al tener que usar un coche que había sido diseñado para llevar un propulsor mucho más potente, pero que ya no se podía utilizar.

Aquello fue el colmo para la siempre impaciente afición y prensa italianas. Había un grito unánime que exigía la destitución de Mattia Binotto, porque todos se preguntaban para qué dar plenos poderes a quien un año después de ser nombrado jefe coloca al equipo en la peor situación de los últimos treinta años. Sin embargo, Louis Camilleri aguantó el envite y no solo no destituyó a Binotto, sino que aprobó de principio a fin su plan a largo plazo para devolver a Ferrari a lo más alto.

Perfil bajo

Hay que reconocer el mérito y determinación de Camilleri ahora que Ferrari ha vuelto a lo más alto del podio. Tales votos de confianza a largo plazo son bastante inéditos en la historia de Ferrari. Ante un reiterado fracaso deportivo, en Italia se exige que rueden cabezas de forma inmediata. No siempre es la mejor solución para arreglar las cosas, pero alrededor del 'Cavallino' todo siempre son urgencias en Italia. Por decirlo de otro modo, en Ferrari el enemigo está en casa.

El plan de Mattia Binotto presentado a Louis Camilleri identificaba perfectamente las debilidades y fortalezas del 'reparto corse' (el departamento de competición de la marca). Aunque suizo de nacionalidad, Binotto es italiano de corazón y entiende como pocos la peculiar atmósfera que reina en Maranello. Por esta razón, Camilleri pudo ver con toda claridad que, o daba tiempo y protección a Binotto, o Ferrari seguiría vagando indefinidamente por el bulevar de los sueños rotos, que diría Sabina en su canción.

El diagnóstico era muy claro: perfil bajo de todos los integrantes del equipo, cortar de raíz todo atisbo de ego en pilotos, ingenieros o personal relevante y ejercer un control férreo de la comunicación. Se acabaron las filtraciones o las declaraciones interesadas a la prensa para fortalecer posiciones particulares. En definitiva, actuar como un equipo y erradicar a toda costa la legendaria tendencia al autoboicoteo del equipo italiano. El fichaje de Sainz para sustituir a Vettel es uno de los ejemplos claros de esta filosofía.

placeholder Cuando Ferrari decidió sustituir a Vettel por Carlos Sainz. (Imago)
Cuando Ferrari decidió sustituir a Vettel por Carlos Sainz. (Imago)

Una estrategia a largo plazo

El plan de acción empezó por rescatar a un viejo conocido de la casa como era Luca Colajanni, para que atara en corto en el terreno de la comunicación a todo el personal ferrarista. Colajanni es alguien cuestionado por sus formas en el mundillo de la Fórmula 1, como injustamente infravalorado en su ética de trabajo. No es fácil ejercer el papel de 'dobermann' en un equipo donde todos quieren opinar o meter el dedo en el ojo. Y guste o no su carácter, en los momentos más delicados de Ferrari ha sabido blindar y defender a su equipo como pocos habrían sido capaces de hacerlo.

El siguiente objetivo era dar tanto apoyo interno como escasa visibilidad externa a los ingenieros estrella de la casa, como David Sánchez, Simone Resta o Enrico Cardile. Los roles técnicos hoy en Ferrari aparecen públicamente mucho más difuminados que en otros equipos y no es casual que sean en general personajes bastante desconocidos para el gran público. Tanto es así que gente como Simone Resta ahora ni siquiera trabaja directamente para Ferrari, ya que es director técnico de Haas después de haber ejercido un rol parecido en Alfa Romeo.

placeholder FOTO: Reuters/Ferrari.
FOTO: Reuters/Ferrari.

çLa guinda del pastel de Binotto era el plan trazado hace tiempo para que Haas y Alfa Romeo trabajaran como estructuras satélites al servicio indirecto de Ferrari. La entrada de los límites presupuestarios, la futura congelación de los motores y la nueva reglamentación aerodinámica invitaba a pensar que repartiendo esfuerzos tecnológicos y económicos entre tres estructuras de competición perfectamente alineadas, la progresión sería mucho más sólida que la de sus rivales.

Binotto no había descubierto nada, pues era una táctica que Red Bull venía aplicando con su escuadra satélite Alpha Tauri o incluso Mercedes con Williams o en su momento Racing Point (hoy Aston Martin). Sin embargo, la estrategia de Binotto ha ido un paso más allá que la de sus rivales, ya que colocando en sus equipos satélite a varios de sus mejores técnicos se aseguraba que el reparto de trabajo y el alineamiento técnico era verdaderamente efectivo. Hay que tener en cuenta que Sauber (Alfa-Romeo) y Dallara (Haas) cuentan con instalaciones de primerísmo nivel y que no son clientes o proveedores, sino socios tecnológicos en su expresión más literal.

Los frutos de esta estrategia diseñada años atrás se vieron este fin de semana en Bahrein. Ferrari logró la ‘pole’ y el doblete, una forma de empezar la temporada inédita desde hace más de una década. El premio de haber sabido mantener la ‘mentalidad suiza’ en los tiempos duros, para permitir que el ‘genio italiano’ acabara dando lo mejor de sí.

Parece ya un lejano recuerdo, pero Ferrari hace apenas dos años pasó por uno de los períodos de competitividad y resultados más bajos de su historia. Sin embargo, el punto de partida de la reconversión de Ferrari como potencial campeón hay que buscarlo en el otoño de 2018. Por aquel entonces, los desencuentros entre el jefe de equipo, Maurizio Arrivabene, y el director técnico, Mattia Binotto, llegaron a un punto de no retorno. Era inevitable que todo acabara con el típico 'o él, o yo' ante la dirección de Ferrari: El resultado fue Binotto in - Arrivabene out.

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