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Cuando la vida no es fácil en la F1 si te llamas Haas, Kevin Magnusssen o Gunther Steiner
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la INJUSTA MALA FAMA del farolillo rojo

Cuando la vida no es fácil en la F1 si te llamas Haas, Kevin Magnusssen o Gunther Steiner

El atribulado equipo norteamericano arrastra una dudosa fama desde prácticamente su debut en Fórmula 1, lo que hace que se oculten sus innegables méritos.

Foto: HAAS en Bahrein en las pruebas de pretemporada
HAAS en Bahrein en las pruebas de pretemporada

Quien les escribe estas líneas tuvo ocasión de tener una animada charla con Gunther Steiner en el verano de 2015, el artífice de haber dado vida al sueño del empresario estadounidense Gene Haas: tener un equipo de Fórmula 1. De aquella conversación hubo una frase del ingeniero italiano que destacó por encima del resto: "Queremos hacerlo simple, no hay necesidad de complicarse la vida". Para el bueno de Steiner aquellas palabras serían un cruel sarcasmo. A menudo las burlas y las críticas a su equipo, a sus métodos o a sus pilotos, han sido bastante injustas.

Steiner se refería a que su modelo de negocio giraba simplemente alrededor de competir dignamente en Fórmula 1. El objetivo era ser un miembro respetable de la parrilla, sin los aires de grandeza de esos equipos que cuando cambian de propietario, se renombran o acceden a la categoría, hablan de ambiciones y de plazos para alcanzar los más altos objetivos. Desde el primer momento, Haas asumió que la presencia en Fórmula 1 tenía que ser sostenible, servir de plataforma de marketing de la empresa matriz, nunca un pozo sin fondo donde propietario y empresa acabaran perdiendo hasta la camisa.

Una filosofía criticada

Esta filosofía significaba asumir una posición por debajo de los grandes. Haas fue el primero en explorar las opciones reglamentarias para subcontratar todo lo posible y ahorrar dinero en costosísimos desarrollos tecnológicos. Resumiendo, Haas ha corrido en Fórmula 1 básicamente con el Ferrari de la temporada anterior. La Scuderia le da todos los planos de su coche en un ‘pen-drive’ para que Dallara lo reconstruya y lo siga evolucionando y mejorando en la medida de lo posible.

Fue entonces cuando comenzó a gestarse la mala fama de Haas como el fruto de una ‘colección de subcontratas’. Williams o Force India clamaban contra lo que consideraban un atentado contra el verdadero ‘espíritu de constructores’, pero con la hipocresía que a menudo caracteriza al ‘estanque de tiburones’ de la Fórmula 1 pronto otros equipos empezaron a adoptar la filosofía ‘Steiner’. Pasado más de un lustro desde la irrupción de HAAS, hoy Alpha Tauri (RedBull), o Williams y Aston Martin (Mercedes) también dependen de otros equipos.

Aquella filosofía’ ventajista’, tan criticada, no era tan mala, porque el cambio reglamentario y los nuevos límites presupuestarios han convertido a los equipos ‘filiales’ en un activo estratégico fundamental para los grandes. Con un equipo asociado pueden tener acceso al doble de horas de túnel del viento, recolocar personal técnico que hubiera sido despedido y pueden dar horas de vuelo a los pilotos de su cantera. Pese al enorme cambio reglamentario que hemos vivido esta temporada, los coches ‘filiales’ son sospechosamente parecidos a los del equipo titular.

placeholder Gusten o no sus métodos, Gunther Steiner (izquierda)  ha cumplido siempre con creces el mandato dado por Gene Haas (derecha) (Foto: @F1)
Gusten o no sus métodos, Gunther Steiner (izquierda) ha cumplido siempre con creces el mandato dado por Gene Haas (derecha) (Foto: @F1)

Más críticas 'selectivas'

En otro plano, también han sido cuestionadas las formas de Gunther Steiner, el comportamiento de sus pilotos o los fiascos con sus patrocinadores, con el bluff de RICH Energy o más recientemente URALKALI. Pese a su nombre, Steiner es italiano o más bien ‘sudtirolés’. Su personalidad directa choca bastante con la británica imperante en el paddock, tan exquisita en las formas como poco fiable en sus verdaderas intenciones. El jefe de HAAS siempre ha llamado a las cosas por su nombre, algo que la influyente prensa anglosajona del paddock nunca ha llevado muy bien.

Sin embargo, es otro sarcasmo que el paddock critique las formas de Steiner ante el espectáculo de puñaladas traperas y salidas extemporáneas que protagonizan Christian Horner y Toto Wolff. ‘Chupacámaras’ y ‘evadido fiscal’ es lo más bonito que se han dicho ambos directivos últimamente, pero el rasero aplicado a Steiner siempre encuentra justificación cuando se trata de él o su equipo.

placeholder Kevin Magnussen llega mucho más maduro y sólido como piloto en su regreso a Haas. (REUTERS/Hamad I Mohammed)
Kevin Magnussen llega mucho más maduro y sólido como piloto en su regreso a Haas. (REUTERS/Hamad I Mohammed)

Ni mejores ni peores, sólo 'diferentes'

Qué decir de las inmisericordes críticas que han recibido siempre los pilotos de Haas, como si los múltiples encontronazos o errores protagonizados en el pasado por Romain Grosjean o Kevin Magnussen fueran los únicos ‘malos ejemplos’ de la parrilla. Es cierto que en el pasado el propio Magnussen tuvo un comportamiento público que dejaba mucho que desear, pero el primer Max Verstappen debutante en Fórmula 1 no se quedaba atrás. Hoy, Magnussen dista mucho de aquel que le decía ‘cómeme los huevos’ a Nico Hulkenberg. Más maduro y experimentado en su regreso, podría incluso amargarle la existencia a un Mick Schumacher que encontrará en el danés a un hueso más duro de roer que Nikita Mazepin.

HAAS también ha sufrido críticas por sus patrocinios. Junto a los logos de la empresa matriz, (maquinaria de tornería y prototipaje, líder en su sector), RICH Energy y URALKALI han generado por diversas razones enormes polémicas. Aquí aplica la cita bíblica de que ‘el que esté libre de pecado que tire la primera piedra’. Estafas o escándalos por dinero de dudosa procedencia los ha sufrido en mayor o menor medida la práctica totalidad de la parrilla. HAAS no ha sido ni el primero ni el que más situaciones de este tipo ha vivido.

HAAS, Steiner o Magnussen ilustran el doble rasero con el que el establishment de la Fórmula 1 reparte carnets de ‘buenos’ y ‘malos’. No son ni mejores ni peores que cualquier otro de la parrilla, son sencillamente ‘diferentes’.

Quien les escribe estas líneas tuvo ocasión de tener una animada charla con Gunther Steiner en el verano de 2015, el artífice de haber dado vida al sueño del empresario estadounidense Gene Haas: tener un equipo de Fórmula 1. De aquella conversación hubo una frase del ingeniero italiano que destacó por encima del resto: "Queremos hacerlo simple, no hay necesidad de complicarse la vida". Para el bueno de Steiner aquellas palabras serían un cruel sarcasmo. A menudo las burlas y las críticas a su equipo, a sus métodos o a sus pilotos, han sido bastante injustas.

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