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"Tú y yo no aguantaríamos ni 5 minutos". El calvario de un piloto cuando no puede beber
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EL CASO DE CHECO PÉREZ EN AUSTIN

"Tú y yo no aguantaríamos ni 5 minutos". El calvario de un piloto cuando no puede beber

Pérez vivió la carrera más dura de su vida, confesó, al no poder beber en el caluroso GP de las Américas.Si un monoplaza necesita combustible, un piloto necesita líquidos para rendir.

Foto: Checo Pérez vivió un calvario en Austin al no poder beber en toda la carrera
Checo Pérez vivió un calvario en Austin al no poder beber en toda la carrera

En activo cerca de los 45 años, Juan Manuel Fangio fue un adelantado con sus rutinas físicas y dietética inusuales para la época. En carrera solía comer chicle porque le mantenía concentrado y relajado, y hacía la función de amortiguador para las vibraciones de los Fórmula 1 de entonces. Al terminar una carrera había consumido varias barras de chicle, que cambiaba en las paradas en boxes. Hoy, un piloto de Fórmula 1 no necesita chicles, sino líquidos. Sin ellos, un gran premio se convierte en un verdadero calvario, como en el caso Sergio Pérez en Austin.

Foto: Un duelo por todo lo alto. (EFE)

Las imágenes del mexicano recién bajado de su monoplaza eran elocuentes. También infrecuentes ante el altísimo nivel atlético de los pilotos actuales. Pérez parecía un boxeador noqueado porque soportó el peor de los infiernos para un piloto: no beber durante toda carrera y con las elevadas temperaturas de Austin. Al mexicano le cayó sal en la herida, ya que además arrastraba un virus estomacal durante el fin de semana.

“La persona media como tú y como yo no sobreviviría cinco minutos dentro, así que no hablemos de una carrera entera” explicaba en Hungaroring Mike Elliot, el director técnico de Mercedes, ante el ‘apagón’ de Lewis Hamilton al terminar un GP de Hungría que le dejó destruido, tanto por las secuelas del covid como por la falta de hidratación en una carrera particularmente calurosa. Fernando Alonso también han pasado por momentos similares con la bebida como protagonista.

La 'pájara' de un piloto

“No me sentía bien por la mañana, y desde la primera vuelta en adelante no tenía bebida en absoluto”, explicaba el mexicano tras la pasada carrera, “fue extremadamente duro. A partir de la vuelta 20 (de las 53 totales) ya estaba muerto. No tenía fuerza, la perdía en las manos, en los pies… Todo era realmente desagradable”. Por ejemplo, frenar en una curva con un Fórmula 1 exige aplicar al pedal del freno la fuerza equivalente para levantar entre 70 y 90 kilos. “Ya en el primer relevo tuve problemas para hacer las cosas adecuadamente. Iba en modo de supervivencia, intentando aguantar. También tenía problemas con la visión. Hubo un momento en que, si hubiera tenido un problema, no hubiera podido controlar el coche. Sin duda, fue la carrera más dura de mi vida”.

La carrera americana se celebró a casi 30 grados de temperatura ambiental, entre diez y quince más dentro del monoplaza por la falta de ventilación en el habitáculo y la cercanía del piloto y coche al asfalto. Además, está rodeado durante casi dos horas de sistemas eléctricos, hidráulicos y una unidad de potencia a espalda. Todo ello provoca en el cuerpo una elevada pérdida de fluidos, con reducción de electrolitos e incremento del ritmo cardíaco y de la temperatura corporal .

El piloto pierde casi un 5 por ciento de su peso (de tres a cuatro kilos) durante este tiempo, y la ausencia de fluidos afecta a su nivel de concentración, percepción de los sentidos. En las 24 Horas de Le Mans, por ejemplo, algunos pilotos comienzan con su plan de hidratación incluso hasta varios meses antes de la carrera.

No poder mantenerse en el podio

Los pilotos se someten a pruebas previas para medir su nivel de pérdida de líquidos y minerales, lo que permite preparar bebidas con los suplementos adecuados (minerales, electrolitos, proteína, glucosa, incluso determinados niveles de cafeína…) para antes y durante la carrera. De aquí la imagen tradicional de los pilotos en la parrilla con sus botellas, ya que las incorporadas al monoplaza no podrán compensar los fluidos perdidos. En el GP de España 2017, por ejemplo, Mercedes incluso sacrificó la botella en el coche de Lewis Hamilton para reposicionar el lastre mientras con los 728 kg de peso mínimo.

En una de las escenas más famosas de 'super pájara' la protagonizaba el británico Johnny Herbert en las 24 Horas de Le Mans de 1991 cuando luchaba por la victoria para Mazda, la primera de un fabricante japones en la carrera. Para no perder tiempo el equipo le mantuvo las horas finales a bordo, y sin agua en los últimos relevos. Al salir del coche cayó colapsado sobre el capó, hubo de ser atendido y no pudo celebrar su gesta en el podio. Al menos, Fernando Alonso sí pudo subir tras su victoria en Malasia 2005, aunque a duras penas. El español se levantó con fiebre aquel día y para colmo, como Pérez, su sistema de bebida dejó de funcionar en la carrera más dura del año. Alonso estuvo a punto de desmayarse cuando terminó la prueba.

placeholder Carlos Sainz estuvo a punto de vomitar en el GP de Australia de 2018 dentro de su monoplaza, aunque por exceso de líquidos
Carlos Sainz estuvo a punto de vomitar en el GP de Australia de 2018 dentro de su monoplaza, aunque por exceso de líquidos

A 320km/h, en el túnel de Mónaco

A veces la bebida puede proporcionar otro tipo de problemas, en este caso por exceso. Como Carlos Sainz en el primer gran premio con Renault en Australia 2018. La bomba de agua introducía líquido sin control en la boca del piloto español, que siguió bebiendo inconscientemente durante la carrera hasta que su estómago se llenó de líquido y tuvo que soportar todo el zarandeo de la carrera. “Hubo un momento, cuando íbamos tras el coche de seguridad, que estuve a punto de vomitar”. Terminó décimo.

Pero la bebida también podía provocar otro tipo de problemas. No de sed o falta de bebida, sino de suministro o cuando se derramaba. “Hay muchos botones en el volante, y le di al equivocado", rememoraba Nico Rosberg al hilo del incidente de Sainz en Australia, “accioné el de la bebida, en Mónaco, en el túnel. En aquellos tiempos, tenías que meterte el tubo en la boca para beber. No estaba dentro y el agua salió disparada al visor y por todas partes, a 320 km/h, en el túnel de Mónaco. No podía ver absolutamente nada”. Definitivamente, el chicle de Fangio daba menos problemas.

En activo cerca de los 45 años, Juan Manuel Fangio fue un adelantado con sus rutinas físicas y dietética inusuales para la época. En carrera solía comer chicle porque le mantenía concentrado y relajado, y hacía la función de amortiguador para las vibraciones de los Fórmula 1 de entonces. Al terminar una carrera había consumido varias barras de chicle, que cambiaba en las paradas en boxes. Hoy, un piloto de Fórmula 1 no necesita chicles, sino líquidos. Sin ellos, un gran premio se convierte en un verdadero calvario, como en el caso Sergio Pérez en Austin.

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