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“En los destrozos, el que la hace la paga”. Hasta en la Fórmula 1 ya duelen las facturas
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POLEMICA POR LOS ACCIDENTES

“En los destrozos, el que la hace la paga”. Hasta en la Fórmula 1 ya duelen las facturas

Tras los accidentes de Silverstone y, sobre todo, Hungaroring, en la Fórmula 1 ha surgido el debate de quizás debería aplicarse el principio de "quien rompe, paga"

Foto: Ferrari sufrió una severa factura de daños en Hungría
Ferrari sufrió una severa factura de daños en Hungría

Un furioso Mattia Binotto, el jefe de Ferrari, harto de ver a sus coches accidentados por errores ajenos, exige que el responsable de los daños se haga cargo de la factura. El ‘team principal’ de la ‘Scuderia’ fumaba en pipa al término del Gran Premio de Hungría. Entre la manga ancha de los comisarios en el 'pit-stop' que perjudicó a Carlos Sainz y el coste deportivo y económico del golpe a Charles Leclerc resulta inevitable simpatizar con Binotto cuando exige que el responsable de los destrozos pague la cuenta. Ultimamente se han disparado, y el caso de Red Bull en Silverstone y Austria ha resultado económicamente desastroso para el equipo austríaco.

Sin embargo, aunque al ingeniero suizo no le falte razón quizás no ha pensado muy bien lo que decía en Hungaroring, pues las carreras de coches o motos son de los deportes más duros del mundo, porque todo un trabajo de semanas y noches sin dormir se puede ir al traste por un accidente antes de llegar a la primera curva. Y un Fórmula 1 destrozado es todo menos barato.

Consustancial a las carreras

La historia del deporte del motor está llena de injusticias provocadas de forma fortuita o deliberada que se considerarían insólitas en casi cualquier otro deporte, ya que un rival puede dejarte fuera de combate nada mas empezar una competición. Quien haya corrido una copa monomarca de circuitos conoce bien la frustración del jefe de equipo de Ferrari, porque en estos campeonatos siempre proliferan esos ‘pilotos leñeros’ que además de robarte un posible buen resultado te devuelven a casa con una abultada factura de taller en reparaciones.

Como fue el caso del español Luis Perez-Sála, que vio cómo una emboscada de pilotos italianos le robó el primer título internacional que iba a conseguir en su carrera deportiva, el Trofeo Europeo Alfasprint de 1983. El catalán sólo necesitaba acabar la carrera entre los cinco primeros para ser campeón. Salvo que un grupo de italianos marrulleros al servicio de su único rival Luigi Calamai le sacara de pista. Pero así fue. Dicho y hecho, con un un desolado Pérez-Sala fuera de combate y su coche destrozado nada mas darse la salida y Calamai llevándose el título. ¿De qué servía que los comisarios descalificaran a los pilotos antideportivos si ellos se llevaban su dinerito fresco y la víctima se quedaba sin coche y sin título?

Valga este amargo recuerdo y, que cada cual haga con el sus analogías al presente, para ilustrar que víctimas casuales de pilotos irresponsables con o sin voluntariedad han existido desde que comenzaron las primeras carreras. Y valga el ejemplo también para comprobar que las penalizaciones en modo alguno arreglan los daños causados tanto en lo que respeta al resultado deportivo como al pago de los cuantiosos daños ocasionados.

placeholder Mattia Binotto tiene motivos para estar furioso. Cuantiosos daños y de remate una injusta penalización
Mattia Binotto tiene motivos para estar furioso. Cuantiosos daños y de remate una injusta penalización

Imposible repartir culpas

La idea de Binotto, aunque deseable, es absolutamente inaplicable, porque si la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) es capaz de ponerse de acuerdo a menudo en el grado de ‘responsabilidad’ de los pilotos en un accidente, cómo atreverse a juzgar quién debe pagar las facturas de reparación cuando hay varios coches envueltos en una colisión y diferentes grados de ‘culpabilidad’ en las carambolas. La cosa es sencillamente inaplicable.

El sistema de penalizaciones por puntos que reciben los pilotos ayuda en parte, cuando las meteduras de pata pasan de lo razonable. Los pilotos tienen que pensárselo ahora dos veces antes de atacar, porque las tonterías pueden costarle caras. Sin embargo, sigue sin solucionarse el problema de fondo, la reparación de daños, no sólo los materiales, sino los dolorosos de perder puntos en el campeonato. Es un absoluto sin sentido que Charles Leclerc tenga una penalización por cambio de motor en la siguiente carrera, Belgica porque Lance Stroll se lo destrozó en el choque de la primera curva en Hungría.

La limitación de motores o el tope presupuestario son normas que gustarán más o menos, pero hay que respetar la voluntad del regulador de hacer la competición menos costosa y cerrar de esa forma la brecha entre los equipos ricos y los pobres. Aunque produce efectos no previstos inicialmente. Una norma, para que sea justa, de contemplar las injusticias que pueda derivar su aplicación en otras cuestiones. La norma de limitación de elementos mecánicos debe cumplirse a rajatabla cuando se trate de acciones a iniciativa propia, pero es absurdo aplicarla cuando la causa de la sustitución es absolutamente ajena al receptor de la penalización. (caso de Leclerc)

placeholder El fallo de Bottas, sacando de pista a los dos RedBull ha elevado las tensiones entre Toto Wolff y Christian Horner
El fallo de Bottas, sacando de pista a los dos RedBull ha elevado las tensiones entre Toto Wolff y Christian Horner

Horner: "¿Lo va a pagar él?"

Lo mismo cabe decir de la norma de reciente implantación del tope presupuestario. Resulta ciertamente un poco demagógico escuchar a Christian Horner clamar por una factura de reparación de 1,8 millones de euros en un equipo que maneja un presupuesto superior a quinientos millones. Cierto, el choque Hamilton-Verstappen ha supuesto una cantidad de dinero muy elevada, pero en términos de Fórmula 1 son cacahuetes. Un coche destrozado si es el fin del mundo para los pilotos que corren en campeonatos de GT, o en caros campeonatos monomarca como la Porsche Supercup o el Trofeo Lamborghini, pero desde luego no en la Fórmula 1. Hasta ahora claro.

Cuando te limitan el dinero que te puedes gastar al cabo del año todo lo gastado en reparaciones de accidentes deja de gastarse en investigación y desarrollo. Aquí sí cobra una importancia decisiva no sufrir muchos accidentes propios pero, sobre todo, los ajenos. Es normal en este sentido la reacción de Christian Horner cuando le preguntaron que aceptaría las disculpas de Toto Wolff porque su piloto Bottas hubiera sacado de pista a sus dos coches. Con cajas destempladas Horner le despachó con un: "¿Lo va a pagar él?"

Urge que la FIA revise la normativa para proteger a las ‘víctimas casuales’ y que las penalizaciones más que las facturas vayan a aquel que ha causado el desaguisado. El título mundial puede acabar en las manos ‘equivocadas’ si sus normas no respetan el verdadero fin para el que fueron creadas.

Un furioso Mattia Binotto, el jefe de Ferrari, harto de ver a sus coches accidentados por errores ajenos, exige que el responsable de los daños se haga cargo de la factura. El ‘team principal’ de la ‘Scuderia’ fumaba en pipa al término del Gran Premio de Hungría. Entre la manga ancha de los comisarios en el 'pit-stop' que perjudicó a Carlos Sainz y el coste deportivo y económico del golpe a Charles Leclerc resulta inevitable simpatizar con Binotto cuando exige que el responsable de los destrozos pague la cuenta. Ultimamente se han disparado, y el caso de Red Bull en Silverstone y Austria ha resultado económicamente desastroso para el equipo austríaco.

Mattia Binotto Fórmula 1
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