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Así demostró Fernando Alonso qué es capaz de hacer en cuanto 'huele sangre'
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CUATRO PUESTOS EN LAS DOS ULTIMAS VUELTAS

Así demostró Fernando Alonso qué es capaz de hacer en cuanto 'huele sangre'

Tras el desconcertante y pobre ritmo del Alpine en la carrera, Alonso fue capaz de ganar cuatro posiciones en las dos últimas vueltas con extraordinaria agresividad

Foto: Fernando Alonso, durante el GP de Bakú. (Reuters)
Fernando Alonso, durante el GP de Bakú. (Reuters)
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Fernando Alonso terminó en un magnífico sexto lugar en el Gran Premio de Azerbaiyán, tras una alocada carrera en la que los favoritos, Verstappen y Hamilton, se quedaron sin puntuar y el premio se lo llevó Checo Pérez... Pero en Bakú se vio a un piloto en una de esas típicas situaciones que Max Rivola, el director deportivo de Ferrari en tiempos del asturiano en la Scuderia, solía destacar: “Cuando Fernando huele sangre, no hay quien le pare”. Dicho y hecho, porque cuando el Alpine ofreció siempre un ritmo mediocre, el asturiano sacó lo mejor de su repertorio ante una carrera que se volvió impredecible.

En realidad, el bicampeón español nunca se fue. En cada carrera siempre mostraba detalles de su grandeza pasada, pero le estaba pasando factura la enorme complejidad de los coches actuales, que cambian notoriamente de comportamiento no solo de circuito a circuito, sino en la misma carrera con los diferentes compuestos. En cada prueba, se percibía que Alonso iba encontrando respuesta a sus problemas. Pero en situaciones como las de Bakú, en la jungla de los reinicios de una prueba, en el cuerpo a cuerpo buscando sitio en el pelotón, es donde Alonso puede marcar diferencias a pesar de un monoplaza inferior. ¡Y vaya si las marcó!

El instinto caníbal

A diferencia del sábado, el ritmo del Alpine cayó el domingo en picado. La primera oportunidad para recuperar terreno tras el mal funcionamiento de sus neumáticos llegó con el accidente de Lance Stroll a mitad de carrera. Visto que el plan inicial no funcionaba, se decidió parar y montar neumáticos blandos, lo que permitió salir al ataque y recuperar posiciones a Latifi, Räikkönen y Bottas. La progresión y la efectividad de sus neumáticos blandos se detenían cuando llegó a la altura de Daniel Ricciardo, y con el muro insalvable del McLaren parecía que el asturiano tendría que resignarse a quedarse fuera de los puntos.

Sin embargo, el accidente de Max Verstappen envió todos los coches a boxes para reiniciar la carrera en parado y todos con neumáticos nuevos. El abandono del holandés suponía acceder a los puntos, pero al asturiano le afloró el instinto caníbal que mencionaba en su día Rivola: “Vamos a ir en el reinicio a por todas. Si perdemos el punto de la décima plaza o rompemos un alerón, no importa, es la oportunidad de sacar un buen resultado”. Así se expresaba Fernando Alonso con su grupo de mecánicos momentos antes de tomar la salida para las dos vueltas finales. Dicho y hecho. Se merendó a Sainz y Ricciardo al llegar a la primera curva y, algunas más tarde, tomando mucho riesgo y tirando de oficio, adelantó a Tsunoda para ponerse sexto. Mientras el español criticaba ayer el exceso de agresividad de los pilotos, él mismo se apostó al todo o nada. Pero, claro, Alonso es mucho Alonso, y controla.

“La verdad, estoy muy contento, pues a dos vueltas del final estaba décimo y nos pusimos sextos después de dos vueltas muy productivas. Fue divertido, porque todo el mundo en el reinicio iba muy agresivo, pero pudimos recuperar plazas. ¡Otro reinicio más hubiese estado bien!. Conseguimos lograr unos buenos puntos, por lo que estoy muy contento con el equipo, porque el fin de semana estaba siendo muy bueno y quizás un décimo puesto era poco premio”, afirmaba el español al término de la carrera. En el haber de Alpine, explicaba español, el buen trabajo que se había hecho de electrónica, que permite arrancar muy bien, tal y como pudo comprobarse. En el debe, un monoplaza más lento de lo esperado y que dejó un poco desconcertados tanto a piloto como equipo. “El equipo ha hecho un gran trabajo con las salidas y se ha notado en los últimos tres o cuatro grandes premios. Hoy, las cosas han salido bien, tuvimos ese poco de suerte, pero podrían haber salido mal, porque, honestamente, nos faltaba ritmo”, admitía el asturiano.

Rendimiento desconcertante

El propio Marcin Budkowski, responsable técnico de Alpine, admitía que, aunque los sorprendentes cambios de rendimiento con los distintos tipos de neumáticos afectan en mayor o menor medida a todos, necesitan encontrar explicaciones a las súbitas pérdidas de competitividad de sus coches. "La verdad es que estamos un poco sorprendidos por el rendimiento con el neumático blando. Cuando probamos una tanda larga en la sesión segunda de libres, parecía que iba bien, sin embargo, en los primeros compases de la carrera éramos más lentos que la gente que teníamos alrededor".

En el mismo sentido se manifestaba Alonso: "Fuimos creativos con la estrategia, porque, honestamente, nos faltaba algo de ritmo. Y cuando te faltan tres o cuatro décimas, no puedes aplicar la estrategia de hoy, ni en realidad ninguna estrategia. Vamos a estudiarlo con el equipo y trabajar para hacer mejoras para la siguiente carrera". La próxima se celebra en el circuito Paul Ricard, donde Alpine corre en casa. Es lógico que ‘les bleus’ pretendan lograr un buen resultado y ser capaces de materializar el domingo la notoria mejora demostrada durante los entrenamientos y la clasificación.

La sexta plaza ha elevado al español al undécimo puesto de la clasificación del mundial. Además de su mejor resultado esta temporada, se pone a la altura de su compañero Esteban Ocon. Por primera vez le batió de tú a tú en clasificación y, sobre todo, destacó espectacularmente cuando surgió la mínima oportunidad al final de la carrera. Es lo que ocurre cuando Fernando Alonso ‘huele sangre’.

Fernando Alonso terminó en un magnífico sexto lugar en el Gran Premio de Azerbaiyán, tras una alocada carrera en la que los favoritos, Verstappen y Hamilton, se quedaron sin puntuar y el premio se lo llevó Checo Pérez... Pero en Bakú se vio a un piloto en una de esas típicas situaciones que Max Rivola, el director deportivo de Ferrari en tiempos del asturiano en la Scuderia, solía destacar: “Cuando Fernando huele sangre, no hay quien le pare”. Dicho y hecho, porque cuando el Alpine ofreció siempre un ritmo mediocre, el asturiano sacó lo mejor de su repertorio ante una carrera que se volvió impredecible.

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