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Ocho años después, Mercedes sigue tomando el pelo a todo el personal
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LOS ASES EN LA MANGA DEL EQUIPO ALEMAN

Ocho años después, Mercedes sigue tomando el pelo a todo el personal

La victoria de Mercedes en una pista termómetro como Montmeló confirma de nuevo que el equipo alemán cuenta con un dominio subterráneo que arrastra desde 2014

Foto: Aunque al principio Red Bull y Verstappen parecían poder rivalizar con Mercedes, el GP de España supuso la tercera derrota.
Aunque al principio Red Bull y Verstappen parecían poder rivalizar con Mercedes, el GP de España supuso la tercera derrota.

La victoria de Lewis Hamilton en Barcelona confirmó que el Mercedes sigue siendo el coche a batir. Solo que, ahora, la diferencia sobre el pasado es que quizás ya no guardan ases en la manga.

Desde 2014, llevamos viviendo el mayor dominio de la historia de la Fórmula 1 por parte de un equipo y un piloto. Mercedes y Lewis Hamilton están batiendo todos los récords con superioridad insultante por mucho que intenten hacer creer en la igualdad con sus rivales y que, en realidad, el triunfo se debe a la magia del británico y la inspiración y horas extra que hacen los técnicos del equipo angloalemán.

No se puede culpar ni a piloto ni equipo de cuajar estos años un trabajo mejor que los demás. El mérito reside en haber sabido mantener a lo largo de los años la enorme ventaja tecnológica con la que partieron al comienzo de la nueva reglamentación híbrida hace ya siete años. Pero sin restarle esos méritos, la realidad es que se agradecería que no trataran de seguir engañándonos. Siempre han sido muy superiores. Y lo siguen siendo.

"Los de Max están peor"

En ocasiones, su afán por ‘disimular’ produce situaciones cómicas como cuando Lewis Hamilton se quejaba esta última carrera por la radio de “estar sufriendo con los neumáticos”. Su ingeniero de pista no tenía más remedio que responderle: “Tranquilo, que los de Verstappen están mucho peor que los tuyos”. No menos irónico resultaba escuchar al propio Hamilton hace un par de carreras quejarse de que “la FIA ha ido deliberadamente a por nosotros, para limitar nuestra ventaja”. Precisamente cuando llegamos a Barcelona, pista que tradicionalmente es termómetro infalible de la competitividad de los coches, el Mercedes demuestra seguir siendo indiscutiblemente el mejor monoplaza. Verstappen y Red Bull provocaron a principio de temporada el espejismo de un tándem, al menos, al nivel del dúo Hamilton-Mercedes. Y sí, probablemente desde 2014 Mercedes no haya tenido una amenaza tan real como de este año, pero siempre dejando claro que holandés y austriacos están cerca. No superior o al mismo nivel, simplemente cerca.

Muchos argumentarán que, si tal fuera la superioridad de Mercedes, qué sucede entonces con Valtteri Bottas, que no termina siempre por detrás de Hamilton. Pero, a pesar del peso de la tecnología, es el fuera de serie quien siempre gana las últimas dos-tres décimas. Eddie Irvine insistía en que, cuando alguien era capaz de acabar detrás de Schumacher en carrera a menos de 15 segundos, podía estar muy contento, porque era señal de haber hecho un gran trabajo. Décimas a una vuelta o esa distancia mencionada por Irvine es la distancia que separa a un muy buen piloto de los fuera de serie. Algo parecido sucede ahora con Bottas. Probablemente, Verstappen sea el único hoy día en el mismo estado de gracia de pilotaje que Hamilton, aunque necesita para ganarle un monoplaza como mínimo igual de bueno. Tal y como se vio en Barcelona, de momento no es el caso.

Ventaja desde el principio

Hubo unos momentos, especialmente en 2017 y 2018 cuando parecía que Ferrari y Sebastian Vettel podían romper el dominio de Mercedes, pero aquello fue un espejismo. Bastó una reclamación de Mercedes a la FIA, cuestionando la legalidad del motor italiano y se esfumó aquel nivel de competitividad. Aparentemente, Ferrari no había cometido irregularidades, pero se fulminó una competitividad que casi tres años después aún no ha recuperado. Ahora se rumorea que Ferrari podría en 2022 arriesgarse con una arquitectura de motor similar a la de Mercedes, separando el compresor y el turbo, tal y como Honda hizo hace un par de años. Señal indicativa de que siete años después la tecla acertada fue la de Mercedes y que, para ganarles, hay que evolucionar y mejorar su concepto.

Paddy Lowe, director técnico de Mercedes al comienzo de la era híbrida, recientemente confirmó en una entrevista que Mercedes no mostraba todas sus cartas por miedo a que una superioridad demasiado insultante provocara la intervención del regulador: “Con el miedo de los jefes a parecer demasiado buenos y de Bernie Ecclestone del que era conocido su rechazo estos motores, había que tener cuidado. Teníamos mucho estrés sobre cuánto de buenos debíamos de mostrarnos. Nunca apretábamos el motor al máximo, pero tampoco podías pasarte y de ese modo perder la 'pole position' y quedarte con cara de tonto”, admitió el ingeniero inglés. El propio Bernie Ecclestone reconocía hace un par de años que Mercedes partió con ventaja respecto a sus rivales: “Ellos (Mercedes) tuvieron a sus ingenieros muy en contacto con la FIA para la definición de este concepto del motor híbrido. Mientras no desaparezcan estos motores, Mercedes mantendrá su ventaja, aunque hay que admitir que, por ejemplo, Renault presionó mucho por esta reglamentación, pero han fallado”.

No era solo el motor

Jean Todt, presidente de la FIA, siempre dice que Renault y Ferrari simplemente hicieron peor su trabajo. Una verdad a medias, porque la reglamentación originalmente contemplaba motores de cuatro cilindros, que bajo las presiones de Mercedes se modificaron a una arquitectura de seis cilindros en V y, sobre todo, la definición del concepto. Una ventaja clave, como ha demostrado el tiempo. El presidente de Ferrari por aquellos años, Luca di Montezemolo, desveló que Niki Lauda le había reconocido que Mercedes llevaba trabajando en este tipo motorización desde 2007 (casi tres años antes que ellos), razón por la cual marca alemana era tan inflexible a los cambios. Pasados los años, reconoce su equivocación: “Sentía que no podía poner a Ferrari en una posición con la que se le percibiera ir en contra del desarrollo, incluso que teníamos miedo al desafío tecnológico”.

Y ojo, la ventaja de Mercedes no se debe solo a su propulsor. Aerodinámicamente sus coches también han sido de lo mejor, si no los mejores. Tan buenos como para hacer creer al 'paddock' en los primeros años que la ventaja se debía al motor para desviar la atención de la excelencia dinámica de sus chasis. El mérito de Toto Wolff estos años ha sido mantener un equipo cohesionado, sin ingenieros estrella, pero trabajando en armonía y con las mejores herramientas y presupuesto a su disposición. Por tanto, cuando aparece ese ‘hammertime’ de Lewis Hamilton y su Mercedes que permite por arte de magia rodar medio segundo más rápido que sus rivales, asumamos que no hay tal magia. Simplemente, están sacando la artillería reservada para las grandes ocasiones como las remontadas, ‘poles’ o victorias. Que no nos tomen el pelo y que acabe pronto esta infausta era híbrida.

La victoria de Lewis Hamilton en Barcelona confirmó que el Mercedes sigue siendo el coche a batir. Solo que, ahora, la diferencia sobre el pasado es que quizás ya no guardan ases en la manga.

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