Alonso y Hamilton, juntos de nuevo en la F1 ¿Cuál de los dos ganará la pugna mediática?

“Para mí, es el mejor piloto. Tiene un seguimiento global enorme, más allá del aficionado deportivo”. Toto Wolff se felicitaba ante la renovación de Lewis Hamilton con Mercedes. A su inmenso talento, el británico ha forjado una proyección global con causas extradeportivas que han amplificado su imagen más allá del asfalto. Hasta incluso arrastrar a su equipo, al resto de pilotos y a la FOM a compartir sus inquietudes, en cada gran premio y en las redes sociales. El británico es uno de los deportistas más influyentes del mundo. Y sabe en qué terreno juega cuando acentúa ese perfil, más allá del meramente altruista.

Hamilton ha reinado en el paddock de la Fórmula 1 a placer, producto de su extraordinario talento y de la división acorazada de Mercedes. Pero en 2021 vuelve otro animal mediático: Fernando Alonso. ¿Mantendrá Hamilton ese status, o el español podría convertise en su contrapeso mediático? ¿Qué Alonso nos encontraremos en su última etapa en la Fórmula 1?

"Solo vuelve para correr"

“Fernando Alonso es binario, es de unos, o ceros”: una de las mejores definiciones sobre el español escuchadas por quien escribe estas líneas, de alguien cercano al piloto, y horma que explica muchas de sus actitudes y decisiones. Duro, tajante, con las ideas claras y sin compromisos, esa personalidad modela su percepción pública, tan propensa a la polarización. Porque Alonso no deja a nadie indiferente, y maneja su potencial con extraordinaria maestría. Numerosos episodios de su dilatada carrera podrían reforzar la aseveración, pero ninguno tan ilustrativo como la época de McLaren y Honda. Languideciendo en el fondo de la parrilla, con resultados deportivos de miseria, Alonso supo posicionarse como noticia permanente durante tres años con sus declaraciones y actitudes.

¿Qué Alonso veremos entonces en su etapa de Alpine? “Fernando solo vuelve para correr, nada más que para correr”, te cuentan desde su entorno cercano. Siguiendo por la vereda de la especulación, cabe interpretar semejante declaración de intenciones como fruto de dos factores. Uno, la pasión desorbitada por el mero hecho de competir para una vida intensa y motivadora. Dos, la perspectiva vital y profesional otorgada por dos años fuera de la Fórmula 1, con su lógico proceso de desintoxicación y la nueva mirada adquirida desde la distancia de Le Mans, Daytona, el Dakar y las 500 Millas de Indianápolis.

Alonso elevará a la enésima potencia su carácter en la pista. Es un guerrero, definición no elogiosa, sino constatación objetiva de su personalidad. Su enfermizo espíritu competitivo exprimirá monoplaza y equipo. Ya han podido comprobarlo en Alpine, incluso dispuesto a trabajar en el monoplaza de 2022 desde el 1 de enero, primer día habilitado por la FIA para el nuevo reglamento. Caerán podios en 2021 a poco que se pongan a tiro. Y quién sabe si un “Gasly” como el de Monza. Pero salvo fenomenal sorpresa, ejercerá tan de comparsa como el resto de la parrilla con Hamilton y Mercedes.

El perfil mediático de Alonso

Pero si viajar amplia perspectivas vitales y recablea conexiones neurológicas, el viaje de Alonso a otros territorios del automovilismo habrá modificado su visión de la Fórmula 1. La dilución del protagonistmo en beneficio del equipo con Toyota, junto a las exigencias técnicas de la resistencia y los prototipos híbridos. (Y aún así hubo lío puntual). La extraordinaria dificultad y el nuevo lenguaje a aprender como piloto para las 500 Millas. El riesgo aleatorio de un Dakar que obliga a hacer de mecánico con tu copiloto o a dormir en literas comunes con los privados. Y sobre todo, entornos menos políticos, más relajados y sin la presión mediática de más 17 años de Fórmula 1. Nadie de la actual parrilla, ni siquiera el propio Lewis Hamilton, cuenta con la experiencia vital y profesional de este veterano hijo pródigo, alguien posiblemente distinto en tantas facetas al que dejaba McLaren en Abu Dabi 2017. Algunos apostamos que llegará más sabio, mejor piloto ante la polivalencia requerida para las disciplinas afrontadas, menos áspero y más dispuesto a acotar su implicación en aquellas parcelas de innecesaria carga emocional. Sería interesnante conocer el nivel de obligaciones promocionales firmadas con Alpine.

Pero resta comprobar si Fernando Alonso se resignará a vivir bajo esta sombra mediática de Lewis Hamilton (más si arrasa en la pista) o aflorará de nuevo ese fenómeno mediático que el español ha sabido potenciar toda su carrera, incluso sin el menor resultado deportivo. Ambos se respetan mutuamente en el reconocimiento de su talento. Pero todos los campeones tienen su ego, también crucial para triunfar, y hablamos de dos de los mejores pilotos de todos los tiempos. Por ejemplo, siempre quedará la duda por la respuesta del asturiano cuando Hamilton arrastraba y, en ocasiones, chantajeaba mediáticamente a sus colegas gracias a su privilegiado pedestal de ganador

Aunque hablar de duelo mediático entre ambos no sea el término preciso, sí será estimulante comprobar qué peso y perfil mediático Alonso querrá imprimir a su última aventura en la Fórmula 1 tras estos dos últimos años de viaje. Porque será protagonista inevitable para los medios. Así que, lanzando nuevamente la moneda especulativa al aire para apostar qué Fernando Alonso volverá a la Fórmula 1, la apuesta es que seguirá siendo… Fernando Alonso.