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"Quiero esta victoria, Tom". Cuando Carlos Sainz no fue el primero de los que pierden
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Amargo segundo puesto del español

"Quiero esta victoria, Tom". Cuando Carlos Sainz no fue el primero de los que pierden

Tras un extraordinario fin de semana, líder virtual de la carrera tras la sanción a Hamilton, Sainz acarició una victoria aguada por la bandera roja que dejó a Gasly en bandeja un inesperado triunfo

Foto: Carlos Sainz logró su mejor resultado en la Fórmula 1 en Monza, y quedó muy cerca de la victoria (McLaren)
Carlos Sainz logró su mejor resultado en la Fórmula 1 en Monza, y quedó muy cerca de la victoria (McLaren)
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"Eres segundo, Carlos. No cometas errores". Quizás Tom Stallard, el ingeniero de Carlos Sainz, cometía el mismo error que el de Checo Pérez en Sauber cuando iba a la caza de Fernando Alonso en el Gran Premio de Malasia 2012. La psicología de los mensajes por radio aconseja no introducir dudas en la mente del piloto en esos momentos críticos. Pero poco afectaban a quien estaba completando una actuación global cercana a la perfección en el GP de Italia. "Quiero esta victoria, Tom", fue la asertiva respuesta del piloto. No pudo ser. “Por cuatro décimas”.

"Hemos sido el mejor coche detrás de Hamilton toda la carrera, por lo tanto si fallaba, quien tenía que haber ganado debía haber sido yo...". Sainz bajaba de su monoplaza con su mejor resultado en la Fórmula 1 y el reverso agridulce de haber visto evaporarse su primer triunfo en el templo espiritual de su futuro equipo. En muy raras ocasiones se despeja el terreno para los rivales de Mercedes como sucedió en la cita italiana. “Sé que yo era el coche más fuerte detrás de los Mercedes, y se nos ha escapado esta victoria por esa bandera roja, pero qué se le va a hacer...”, lamentaba el español al bajarse del coche enredado en sensaciones ambivalentes.

Si Monza es considerada la catedral de la velocidad, la carrera italiana ascendía a Carlos Sainz a otra dimensión en su percepción como estrella de la Fórmula 1. Si el fichaje Ferrari suponía un espaldarazo a su progresión de estos años, en Monza el español confirmó que tarde o temprano ganará grandes premios. Estuvo a punto de lograrlo, no con un Mercedes, un Ferrari o un Red Bull: con un McLaren. Por una vez, y en el caso de Sainz, podría dejarse en suspenso ese adagio de las carreras que condena al segundo clasificado como el primero de los derrotados. Seguro que los tifosi, Mattia Binotto y Ferrari también compartieron la misma sensación.

"El ritmo que hoy era increíble"

“La carrera ha sido una locura”, resumía un Sainz todavía debatiéndose entre el desconsuelo inicial y la alegría posterior ante el resultado. Porque en esta ocasión el Mar Rojo de Monza se abrió para los rivales de Mercedes con una magnánima oportunidad. Hasta hoy solo Max Verstappen y Red Bull habían quebrado el monolítico muro alemán en 2020, pero Sainz había quedado señalado como protagonista para capitalizarla en Monza ante su rendimiento global en el fin de semana. El GP de Italia se convirtió así en un exigente test con un inesperado número de casillas que Carlos Sainz y McLaren fueron brillantemente tachando, y que se dispararon inesperadamente cuando el español robó la cartera en la salida a un adormilado Valtteri Bottas.

Todo empezó con el tercer puesto el sábado, que relegaba a rivales más rápidos el viernes. Sainz se convertía en primer candidato para capitalizar cualquier problema de Mercedes. Que no suelen suceder, pero que sorprendentemente llegaron en Monza. Para empezar Sainz puso otra cruz con sus ya tradicionales salidas y eliminó a Bottas. Que el McLaren se mantuviera a la estela de Hamilton hacía frotar los ojos. Resultaba crucial atacar en esos primeros compases de carrera. "El ritmo que teníamos hoy era increíble, sobre todo porque las primeras veinte vueltas he abierto una diferencia de cinco segundos con el resto de la mitad parrilla”. Otra cruz inesperada antes de darse luz verde. Se abría una ventana hacia un paisaje inusual.

"Una montaña rusa de emociones"

Pero se requería esa otra casilla fuera del alcance de piloto y equipo: un error en Mercedes. Como encontrar mirlos blancos. Pero Lewis Hamilton se pegó involuntariamente un tiro en el pie al entrar en boxes con el coche de seguridad. Surgió entonces la posibilidad real de un Sainz ganador del GP Premio de Italia. Pero su futuro equipo involuntariamente la frustró cuando Charles Leclerc destrozó las protecciones. "Fue una montaña rusa de emociones. De ver la victoria a incluso perder el podio...." temió el madrileño. La bandera roja destrozó al insólito líder virtual. “Todo el trabajo que habíamos hecho para llegar a esa segunda posición, para abrir el hueco... Ha sido un poco deprimente. Sabía que tenía una rueda media muy buena, y sabía que les iba a costar mucho adelantarme, así que cuando ha salido esa bandera roja os podéis imaginar el disgusto que me he llevado, pensaba que se me podía ir la victoria y el podio”.

Un nuevo escenario se abrió por delante para Sainz, con más casilleros no previstos inicialmente que rellenar. Todos los pilotos cambiaban neumáticos durante la interrupción de la carrera y neutralizaban la ventaja del español. Con neumático usado debía adelantar ahora cinco coches si quería ganar. Segunda salida, sin perder tampoco posición, otra casilla. Stroll volvía con neumático nuevo. Sainz le reventó con sus neumáticos usados. La cara del canadiense era un poema en el podio. Otra cruz más. Adelantamiento sin dudar a Raikkonen en la primera variante. Otra.

"Mejor que el año pasado"

Quedaba la más complicada de tachar. Pierre Gasly había rodado todo el fin de semana por detrás de Sainz pero se había encontrado en cabeza tras la bandera roja. Vuelta 35 de 53: Sainz rodaba, 4,3 segundos por detrás del francés. Vuelta 38: 3,5. Vuelta 46 2.3. Sainz estiraba el cuello hasta llegar a la estela del francés y abrir el DRS. Pero los mensajes por radio confirmaban: “aire sucio”. El español intentaba echar el garfio al Alpha Tauri, sin éxito. Solo faltó “una vuelta más, solo una vuelta más”, y Carlos Sainz se hubiera liderado el podio de Monza.

La de Sainz fue una actuación de tintes épicos a la que solo faltó la corona de laurel. “Estoy tranquilo, como sé que yo hoy no me he dejado nada…, La carrera me ha salido perfecta, todo lo que hecho ha salido muy bien, he tenido una buena salida, el primer stint, los restart, la segunda salida, el ritmo, no he cometido ningún error y aún así he acabado segundo a cuatro décimas te dejas este sabor agridulce”. Solo faltó esa casilla de las cuatro décimas.

“Eso es lo que me da tranquilidad, saber que estoy haciendo un año muy bueno, incluso mejor que el del año pasado, y los resultados acaban llegando cuando trabajas duro y agachas la cabeza”. Sebastian Vettel respiró aliviado tras su abandono: “menos mal que no había aficionados en las tribunas”. Al español le hubiera encantado lo contrario. Pero Mattia Binotto aplaudía desde abajo el primer podio de Carlos Sainz en Monza. El italiano pensaba quizás que el siguiente será ya con Ferrari.

"Eres segundo, Carlos. No cometas errores". Quizás Tom Stallard, el ingeniero de Carlos Sainz, cometía el mismo error que el de Checo Pérez en Sauber cuando iba a la caza de Fernando Alonso en el Gran Premio de Malasia 2012. La psicología de los mensajes por radio aconseja no introducir dudas en la mente del piloto en esos momentos críticos. Pero poco afectaban a quien estaba completando una actuación global cercana a la perfección en el GP de Italia. "Quiero esta victoria, Tom", fue la asertiva respuesta del piloto. No pudo ser. “Por cuatro décimas”.

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