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El gesto cruzado de Sainz cuando tu monoplaza "se te hace bola" en Hungría
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LOS DOS MCLAREN, DE NUEVO EN EL Q3

El gesto cruzado de Sainz cuando tu monoplaza "se te hace bola" en Hungría

Los británicos lograron enderezar el rumbo desorientado del viernes y ambos monoplazas entraron en el Q3, pero Sainz se mostró descontento con el MCL35 en el último sector

Foto: A pesar de entrar en el Q3 por tercera vez, Sainz no se sentía tan satisfecho como en Austria (MCLAREN)
A pesar de entrar en el Q3 por tercera vez, Sainz no se sentía tan satisfecho como en Austria (MCLAREN)

Al término de los entrenamientos del Gran Premio de Hungría de Fórmula 1, los dos McLaren habían entrado nuevamente en el Q3, un resultado que se antojaba remoto tras el desconcertante viernes. Pero Carlos Sainz no mostraba satisfacción en su rostro. Más bien al contrario, reflejaba el gesto de los días incómodos, perrunos, ratoneros. Hungaroring sacaba al MCL35 de la zona de confort del Red Bull Ring. Aunque por escasas milésimas, Lando Norris había superado al español. Cabía preguntarse si su malestar nacía de esto o por la falta de sintonía con un monoplaza que sacaba su patita en trazados de alta carga aerodinámica.

"Estoy sufriendo bastante con el tren trasero del coche, llevo todo el fin de semana con problemas. Venía en una vuelta bastante buena, pero luego el último sector se me ha hecho bola y hemos perdido lo que llevábamos perdiendo todo el fin de semana en este sector”, resumía Sainz tras clasificar noveno, resultado que no le satisfacía. Lejos de los equipos delanteros, vulnerable ante los traseros: “No sé si Renault lo ha hecho aposta, pero salir undécimo puede ser muy bueno para ellos".

El vaso, más vacío que lleno

“Lo positivo es que hemos sacado el máximo del coche y hemos entendido mejor donde estamos en relación con otros equipos”, explicaba Norris al terminar la jornada en un trazado al que McLaren llegaba con prevenciones. “No es tan bueno como Austria, pero no esperábamos estar como allí. No estamos demasiado decepcionados, nos da la opción de conocer nuestras debilidades en relación a los dos pasados fines de semanas y vemos que tenemos que mejorar”. Solo 61 milésimas separaban a los dos pilotos de McLaren, con el británico por delante del español, que parecía ver el vaso más vacío que lleno: “Estoy decepcionado porque no encontramos el equilibrio para poder sentirme cómodo en el último sector. No está mal ser noveno, pero nos gustaría estar más arriba. Con el Renault décimo será muy difícil de batir”.

McLaren enmendó su desconcertante arranque del viernes, cuando Racing Point le sacaba un segundo e incluso el RS20 de Renault era más rápido con compuestos medios en relación con los blandos de Norris y Sainz. En las dos carreras anteriores, el monoplaza británico se movió con holgura para entrar sin problemas en el Q3. En Hungaroring costó más, a pesar de que McLaren optó por la carta de la prudencia en el Q3 por si llovía, y ambos pilotos salieron con gomas usadas al último intento. "Ya estaba planeado poner dos juegos del neumático blando desde el principio de la sesión, visto lo apretada que está la parrilla y lo mal que vamos este fin de semana”, indicaba Sainz. "Luego hemos visto que se podía poner a llover y hemos decidido poner el juego de blandos nuevos al principio".

placeholder El piloto español teme quedar expuesto ante la degradación en la primera parte de la carrera. (Reuters)
El piloto español teme quedar expuesto ante la degradación en la primera parte de la carrera. (Reuters)

"Es representativo"

“Estamos en Q3. Hemos batido a los Renault, pero lo que nos devuelve a la realidad es el ritmo de Racing Point y Ferrari, que están por delante. Es una combinación de equipos haciéndolo mejor de lo esperado y otros peor”, señalaba el madrileño. Quizás no existía margen para ganar más posiciones, a juzgar por su análisis: “Creo que es representativo de dónde estamos en una pista de alta carga aerodinámica. Con el kit de nuestro coche de alta carga y el grip en pistas como Hungría hemos estado más expuestos que en Austria, una pista de eficiencia entre equilibrio a alta velocidad con velocidad en recta. Así que en una pista de alta carga tenemos trabajo. A eso hay que añadir que en el primer fin de semana Racing Point no juntó todo. Aquí les hemos visto muy fuertes”. Y a Ferrari, también.

Con semejante escenario, ¿qué perspectivas tiene Sainz para la carrera si esta se celebrara en seco? “Después del viernes no mucha gente sabe como van a reaccionar los neumáticos. En los primeros libres, con las temperaturas tan frías, hubo mucha degradación, por eso íbamos tanta gente probando los medios. En Renault pueden tener algo de ventaja si nuestra degradación en carrera es igual que el viernes. De momento, parece complicado para nosotros con el blando por lo que hemos visto hasta ahora”. Sainz se refería al comportamiento del MCL35 en los primeros libres (“con las blandas degradándose una barbaridad”) lo que dejaría expuestos a los pilotos de McLaren frente a los de Renault, que pueden elegir neumático, alargar su relevo con los medios, y superar a Gasly, Sainz y Norris con relativa facilidad tras sus respectivas paradas en boxes. Aunque el factor degradación también dependerá de la temperatura ambiental y de pista el domingo al mediodía.

Sainz no tenía la cara de los mejores días, pero el tema pudo haber sido peor de haber sido sancionado tras su obstrucción al Alfa Romeo de Giovinazzi en vuelta lanzada. Los comisarios confirmaron que la bandera azul no ondeaba en los luminosos para Sainz. Y con los pronósticos metereológicos del domingo similares a los dos días anteriores, aún puede llover en el Gran Premio de Hungría. Quién sabe.

Al término de los entrenamientos del Gran Premio de Hungría de Fórmula 1, los dos McLaren habían entrado nuevamente en el Q3, un resultado que se antojaba remoto tras el desconcertante viernes. Pero Carlos Sainz no mostraba satisfacción en su rostro. Más bien al contrario, reflejaba el gesto de los días incómodos, perrunos, ratoneros. Hungaroring sacaba al MCL35 de la zona de confort del Red Bull Ring. Aunque por escasas milésimas, Lando Norris había superado al español. Cabía preguntarse si su malestar nacía de esto o por la falta de sintonía con un monoplaza que sacaba su patita en trazados de alta carga aerodinámica.

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