El 'ángel' de Marc Surer, el piloto de F1 que critica y da caña a Pedro Sánchez
Siempre sin pelos en la lengua, el suizo compitió en la Fórmula 1 de 1979 a 1986, y sobrevivió a graves accidentes que hacen del suizo un caso singular en las carreras
“Nunca he tenido problemas en decir lo que pienso, y como comentarista, tampoco. Sé que a veces te hace impopular, porque recibes correos muy fuertes, y si digo que lo que un piloto hizo era una mierda, pues así soy yo, hay que ser uno mismo, porque es tu estilo”. Quienes recuerden al expiloto suizo de Fórmula 1 Marc Surer no quedarán extrañados ante sus críticas contra el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Pero es que nunca tuvo pelos en la lengua. Ni siquiera en sus azarosos tiempos de piloto.
Residente en España desde hace largos años, se requería carácter para llegar a la F1 desde Suiza, donde competición automovilística en circuitos fue prohibida desde 1955. Luego, Surer protagonizaría unas azarosas e increíbles historias por sus tremendos accidentes, cuyas secuelas aún se pueden apreciar cuando se le ve andando por el paddock. Aparte de pocos miramientos al hablar, el suizo siempre tuvo a su lado a un particular ángel de la guarda. Juzguen por sí mismos.
A buscarse la vida
Marc Surer disputó 81 grandes premios entre 1979 y 1986, y compartidos con los rallies, de los que era un gran apasionado. Antes tuvo que emigrar y destacar a base de talento. En una academia de pilotaje en Austria impresionó a un empresario que también participaba en el curso. Cuando le preguntó si quería ser piloto, el joven Surer le contestó que no tenía un duro. Meses después, el empresario le llamó para decirle que se había comprado un Porsche y un monoplaza pequeño para que el suizo pudiera correr.
Surer progresó rápidamente hasta llegar a la Fórmula 2, donde fue contratado por BMW. Ganó el campeonato. Como gran amante de los caballos por tradición familiar, se compró uno con el premio recibido. De aquí también su vinculación actual con España, ya que posee una propiedad con una cuadra en Alicante. Con aires de galán añadidos a su aureola de piloto, también disfrutó de una especial querencia por las ‘chicas Plaboy’. Sus dos primeras esposas fueron modelos de la revista.
En el mismo lugar, dos años
Debutó en la Fórmula 1 con ATS en 1979 pero pronto su mala fortuna empezó a competir contra su angel de la guarda. "En Sudáfrica fui a que me dieran lecciones de hípica antes de los primeros líbres, y recuerdo que Jo Ramírez (McLaren) me dijo que estaba loco, que podía romperme una pierna". Al día siguiente le fallaron los frenos y se estrelló al final de la recta. En aquella época las piernas de los pilotos eran como palillos, ya que los pies iban por delante del eje, en chasis de aluminio que se doblaban al primer impacto frontal. Se rompió piernas y rodillas. Increíblemente, entrenando con Arrows un año después, se rompió la suspensión y sufrió otro accidente exactamente en el mismo lugar. Lesiones similares, y secuelas para siempre. Pero como los pilotos de raza, ni se planteó la retirada. De hecho, también alternaba con los rallies.
Surer tenía talento, pero quedó como un valor sólido de media tabla cuando no pudo aprovechar dos trenes que se perdieron. Fue uno de los dos candidatos para sustituir a Gilles Villeneuve tras su accidente mortal, en 1982. Pero en su equipo, Arrows, quisieron sacar partido con Enzo Ferrari. A Ferrari nada menos se le iba a chantajear. Antes, en 1981, Ron Dennis incluso le hizo el asiento en McLaren para quitarse de en medio al volcánico Andrea de Cesaris. Pez gordo de Phillip Morris, propietario de Marlboro, el padre del piloto italiano le hizo doblar la testuz a Dennis.
Pero Surer también era capaz de terminar cuarto en el Gran Premio de Brasil de 1981 con un Ensing, equipo ‘porras’ de la Fórmula 1 de aquella época. Su gran oportunidad llegó en 1985 con Brabham. Pero con Nelson Piquet como líder y el genial Gordon Murray volcado con el brasileño. Lastrado por sus fracturas del pasado y segundón en el equipo, solo comenzó a sentirse cómodo a final de temporada. En el Gran Premio de Europa en Brands Hath era segundo por detrás de Nigel Mansell tras adelantar a Ayrton Senna cuando el motor se rompió, como tantas veces aquella temporada. Pero Bernie Ecclestone ya había decidido su destino. Arrows le volvió a llamar para 1986.
Una bola de fuego
Marc Surer seguía compatibilizando Fórmula 1 con los rallies para vivir las sensaciones del pilotaje puro. Participaba en el Campeonato de Europa con un Ford RS200, todo un ‘pepino’. En el Hessen Rallye (Alemania) rodaba a fondo en una recta cuando en la siguiente curva de derechas el coche se deslizó lateralmente hasta salirse del asfalto. Golpeó primero un árbol, y luego otro. El último impacto lateral por el lado del piloto fue violentísimo y el Ford explotó en una bola de fuego. Su copiloto y amigo Michel Wyder murió en el acto. El baquet del piloto había quedado en el centro del coche, desplazado. Surer se arrastró como pudo al exterior mientras intentaba apagar las llamas de su mono.
“Me rompí 17 huesos, las dos caderas, la pelvis, el hombro, los pies por tercera vez, uno de ellos atrapado entre los pedales, totalmente vuelto del revés y perdí musculos alrededor, hasta el punto de que los médicos me lo querían amputar, pero mi madre se negó. Tuve quemaduras, había inhalado mucho humo, mis pulmones estaban llenos de agua, era lo más peligroso. Había perdido mucha sangre internamente. Me tuvieron que hacer 72 transfusiones. Como estaba tan al límite, no podían operarme y me tuvieron en coma tres semanas”. Sorprende que saliera vivo tras semejante parte de guerra.
Cuando despertó preguntaba por su amigo, pero nadie quería comunicarle que había fallecido instantáneamente en el accidente. A Surer le atormentaba que un error suyo hubiera provocado su fallecimiento. “Alguien me escribió y me dijo que había golpeado algo antes del accidente, había pasado junto a una granja y había un bordillo (tapado) con unas flores. Le pregunte a Pirelli por si la rueda estaba dañada. Lo estaba, se había quemado, pero la llanta estaba tocada, había perdido aire”. Surer pasó seis meses en el hospital y un año en recuperación. 18 meses después volvió a probar un Fórmula 1. Comprendió que su cuerpo ya no estaba preparado para soportar el esfuerzo necesario para pilotar un monoplaza. Se convirtió en instructor de pilotaje y comentarista televisivo.
Pero el rosario de accidentes no había terminado. Apasionado de la hípica, sufrió una caída con caballo en 2015 que le impidio cumplir con su trabajo de comentarista en algunos grandes premios. “Un pequeño accidente, el caballo trastabilleó y se cayó. Dos costillas rotas, un pulmón punzado y una pierna rota. El caballo está bien”, contaba en Facebook con una foto suya en la cama. Lo dicho, Marc Surer tiene un ángel de la guarda a su lado.
“Nunca he tenido problemas en decir lo que pienso, y como comentarista, tampoco. Sé que a veces te hace impopular, porque recibes correos muy fuertes, y si digo que lo que un piloto hizo era una mierda, pues así soy yo, hay que ser uno mismo, porque es tu estilo”. Quienes recuerden al expiloto suizo de Fórmula 1 Marc Surer no quedarán extrañados ante sus críticas contra el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Pero es que nunca tuvo pelos en la lengua. Ni siquiera en sus azarosos tiempos de piloto.