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Por qué Ferrari necesita algo más que un 'pepino' para ganar a Mercedes en 2020
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UN SF1000 DE 'SOLUCIONES EXTREMAS'

Por qué Ferrari necesita algo más que un 'pepino' para ganar a Mercedes en 2020

El nuevo monoplaza italiano ha sido revisado en todos sus extremos para batir a Mercedes, pero Mattía Binotto y su equipo tiene demasiados frentes que pulir la próxima temporada

Ferrari es… Ferrari. Espectacular y elegante puesta en escena, escenografía y música diseñada para la ocasión, estilo italiano, el amor por la imagen y la estética. La presentación en el precioso Teatro Valli de Reggio Emilia de su nuevo monoplaza para 2020, el SF1000, respondió al singular estatus de la Scuderia. Pero que apariencia y realidad, ser y deber ser, se fundan en la victoria y los títulos es la asignatura pendiente en Maranello desde la década pasada.

Para remediarlo no es suficiente una máquina competitiva. "Este grupo es todavía joven, aún tenemos que crecer, tenemos que aprender de nuestros errores, concentrarnos en la fiabilidad, uno de nuestros puntos débiles de la pasada temporada, y a la vez tenemos el proyecto de 2021", explicaba Mattia Binotto en la presentación del SF1000, antes de detallar el profundo trabajo de refinamiento del nuevo monoplaza. Pero han de aprender todos, empezando por Binotto, responsable último de los varios frentes fallidos de Ferrari en 2019.

Un nuevo monoplaza abre puertas a la esperanza, pero Ferrari vive bajo el síndrome de Mercedes, una organización de funcionamiento y eficacia implacables desde 2014. Este -y no otro- es el gran desafío del equipo de Binotto en 2020. ¿Será este finalmente el año en que Ferrari y sus pilotos superarán a la formidable maquinaria de Toto Wolff y los suyos?

"Cuestión de método"

“Perdimos el campeonato el año pasado desde el momento en el que diseñamos nuestro coche”, reconoció Binotto al final dela pasada temporada. Son estos tiempos de retórica y buenas intenciones. Especular con un monoplaza nuevo es irrelevante hasta que la pista no coloque a cada uno en su sitio. La pasada pretemporada e inicio de campeonato ofrecieron el enésimo ejemplo de esperanzas infundadas tanto en Maranello como en la opinión pública. Se pagó muy caro. Este será el primer error a gestionar por Mattia Binotto desde el minuto uno en Montmeló, la semana que viene. El SF1000 del fastuoso escenario de Reggio Emilia variará sensiblemente en los primeros libres de Australia. Así que conviene abrir el foco.

“Ferrari está bajo observación en cada instante del día, por la presión de los medios, los tifosi, los accionistas, hasta el camarero del bar por la mañana. En Mercedes, el personal está en la mejor condición de exprimirse al máximo sin temer la falta de éxito, más bien, está incluido de antemano. ¿Se falla? Se corre sin dramas”. Quien así hablaba era Aldo Costa, máximo responsable técnico de Ferrari sacrificado en los tiempos de Montezemolo, y luego triunfador con Mercedes y también artífice de sus éxitos. “Es cuestión de método”, sentenciaba Costa. De método, de filosofía de una organización que nunca acaba de exprimir su potencial latente. Porque Ferrari…es Ferrari.

La bomba de los pilotos

En su primer año al frente del equipo, Binotto lo experimentó y lo sufrió en sus carnes. La organización mostró fisuras en todos sus frentes operativos. Desde el apartado técnico hasta el terreno político. En su examen de conciencia de final de temporada, Binotto lo reconocía humildemente. “Siempre hemos dicho que somos un equipo nuevo, especialmente en los puestos clave, y estamos en una empinada curva de aprendizaje, así que se trata de asegurarnos de que afrontamos todo lo que ha ocurrido esta temporada. Estoy seguro de que llegará un punto en el que no cometeremos errores”. Enorme ha de ser la mejora para que ello se logre en 2020. En 2017 y 2018 Mercedes no contaba con el mejor monoplaza de la parrilla. Pero supieron diagnosticar y corregir sus problemas técnicos para ganar todos los títulos. En 2019, a Ferrari le llevó hasta el Gran Premio de España para detectar sus carencias y solo después de verano las evoluciones técnicas paliaron las debilidades del SF90. Pero en la última cita de Abu Dhabi fueron machacados por Mercedes.

A Ferrari también le explotó un vestuario que no supo gestionar. Sebastian Vettel confirmó nuevamente que es carne de monoplaza con comportamiento específico. Charles Leclerc olió sangre y rompió la jerarquía rápidamente. A Mattia Binotto se le fue de las manos la lucha de poder entre sus pilotos quienes, además, cometieron numerosos errores en pista. Con Leclerc jugaba una atenuante de inexperiencia y su enorme juventud que no concurrirá este año. Y el piloto alemán confirmaba su ya recurrente patrón de la vulnerabilidad bajo presión. ¿Cómo gestionará Binotto este frente y las órdenes de equipo necesarias en 2020?

Un gorrión frente a los rivales

Poco importa que el SF1000 sea un cañón si falla la fiabilidad como en 2019. Los problemas de motor en Australia, Bahrein, Red Bull Ring o Sochi contrastan con la impresionante fiabilidad de la unidad de potencia de Mercedes, se reduzcan o no la cantidad de motores disponibles por temporada. Algunas decisiones estratégicas en carrera, errores en boxes como los de Mónaco o paradas en boxes de varios segundos delataron la debilidad de Ferrari fuera del asfalto. Para colmo, el propio Binotto admitía la pérdida en 2019 de una de sus tradicionales fortalezas: el músculo político. Cuestionado y acorralado ante las dudas sobre la legalidad de su unidad de potencia, el equipo italiano parecía un gorrión en manos de sus rivales.

“En 25 años de Fórmula 1 no recuerdo tener un adversario tan fuerte”, explicaba Mattia Binotto sobre Mercedes al terminar la pasada temporada, “este año se ha visto y demostrado que para ganar hace falta ser perfecto bajo todos los puntos de vista. Las pocas carreras que ganamos, tres, lo hicimos porque fuimos perfectos en todos los frentes: prestaciones, pilotaje, fiabilidad, paradas en boxes y estrategia”. Mercedes ganó 15 carreras en 2019. Este es el alcance de tan enorme desafío.

Ferrari es… Ferrari. Espectacular y elegante puesta en escena, escenografía y música diseñada para la ocasión, estilo italiano, el amor por la imagen y la estética. La presentación en el precioso Teatro Valli de Reggio Emilia de su nuevo monoplaza para 2020, el SF1000, respondió al singular estatus de la Scuderia. Pero que apariencia y realidad, ser y deber ser, se fundan en la victoria y los títulos es la asignatura pendiente en Maranello desde la década pasada.

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