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El enigma detrás de la pequeña piloto del Dakar que casi ni llega con los pies al suelo
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LA SUDAFRICANA TAYE PERRY, de 1.58 M Y 58 KG

El enigma detrás de la pequeña piloto del Dakar que casi ni llega con los pies al suelo

Debutante en el Dakar tras ser varios años la mejor piloto sudafricana, su pequeña complexión física no le impide competir y brillar con una moto de más de 150 kg de peso

Foto: A pesar de su pequeña complexión física, la sudafricana Taye Perry es la mejor piloto sudafricana, y ahora prueba fortuna en el Dakar. (Talle Perry)
A pesar de su pequeña complexión física, la sudafricana Taye Perry es la mejor piloto sudafricana, y ahora prueba fortuna en el Dakar. (Talle Perry)

¿Cómo es posible competir en un Dakar con 1.58 metros de altura, 58 kilos, y sobre una KTM 450cc que pesa más de 150 con combustible? “Siempre he sido un enigma, la piloto privada, el comodín, quien sorprende al resto por sorpresa. Porque soy pequeña y baja parece que no puedo aspirar a nada. Pero eso es hasta que ves mi técnica y finura en una enorme 450 cc. Me encanta lo que hago”. Es el caso de la sudafricana Taye Perry, una mujer que está rompiendo moldes con su vida y trayectoria deportiva, ahora también en el Rally Dakar.

Si competir en moto en la prueba más dura del mundo requiere unas condiciones especiales, ser mujer añade un plus de mérito. Pero con la constitución física de Perry se rompen todos los moldes. En su país, y en el Dakar. Debutante en la actual edición, la joven sudafricana desafía las leyes de la lógica para competir a bordo de una enorme montura. Si llegar al Dakar ha supuesto un gran éxito para ella, ahora busca otro desafío: ser la primera africana en terminar el Dakar. Por cierto, ¿qué pasa cuando tiene que poner pie a tierra? “Creo que a todos les resulta gracioso cuando me ven parada con la moto porque no puedo casi bajar los pies. Estoy ahí, con la rodilla arriba”.

Motos cada vez más grandes

Nacida en Rustenburg, Sudáfrica, tiene 28 años, Terry quedó prendada de las fotos de su padre encima de una moto, aunque este ya había dejado de montar. “Le veía y le dije: “Eh papa, ¡quiero una moto!". No sé por qué se lo dije, pero todo empezó así”. Su hermano pasaba de las dos ruedas, así que ella se convirtió “en el chicazo de la familia”. A los doce años comenzó a montar con su padre, que retomó la afición para salir con ella. Pasó rápidamente por todo tipo de cilindradas, 80cc,125, 250 y hasta las actuales 450. “Según se hacían más grandes, quería más, tenía una moto cada vez grande. Nunca estuve mucho tiempo con la misma. Al final, llegué a la moto legal más grande, la de 450 cc. Y como no tenía ya motos más grandes, quería desafíos mayores. Y aquí estoy en el Dakar, el desafío más grande de todos”.

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Taye Perry no ha llegado al Dakar como un capricho, sino como la culminación de una exitosa década de competición en Sudáfrica, donde ha conseguido varios títulos en los raids, hasta convertirse la mejor fémina a bordo de una moto durante varios años seguidos en su país. Puso entonces sus miras en la competición internacional con el objetivo de debutar en el Dakar. En 2019 vendió su coche para participar en el Merzouga Rally, donde terminó trigésimo octava y segunda mujer. Este mismo año se clasificó tercera absoluta en la categoría de motos en el Botswana Toyota Desert 1000. También compitió en el reciente Rallye de Marruecos, donde terminó trigésimo novena y segunda fémina, por detrás de Laia Sanz, enfrentándose a muchos de los pilotos presentes en el Dakar. Lleva un total de 169 carreras en su trayectoria, con un 96 por ciento de ellas culminadas en meta. Para acudir al Dakar, Perry y su entorno pusieron en pie una campaña de crowfunding y todo tipo de fórmulas para recaudar fondos. Recibieron donaciones materiales y regalos que sorteaban, como una semana en Mozambique para seis personas.

Una acróbata sobre la moto

¿Como puede desenvolverse Perry en terrenos rocosos, en las dunas, cuando hay que poner el pie en el suelo, o levantar una moto de la arena? “He aprendido a ser un poco acróbata encima de la moto”, explica la sudafricana, “si llego a zonas muy técnicas cuando necesito poner el pie en el suelo y ‘pedalear’, como le llaman, no puedo hacerlo. Debo tener una mayor habilidad para mantenerme sobre los estribos, porque en cuento necesite esa pierna, estoy en el suelo. Sé que puedo parecer un poco rara encima una moto y, si me caigo, tengo que emplear mucha energía para ponerla de pie. Pero he trabajado en mi propia técnica. Por supuesto, me fijo en las mejores, y en Laia Sanz, por supuesto. Fue muy interesante conocer a Andrea Peterhansel (esposa del piloto y antigua participante en dos ruedas en el Dakar) en Marruecos. Todas podemos hacerlo”.

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“Mi ritmo es el que es, e ir demasiado despacio no es una buena opción. Quiero competir en el futuro en los raids de la FIM (Federación Internacional de Motociclismo), y tengo que probarme a mí mismo en el Dakar. Me encantan las distancias largas, es donde mejor rindo”. Tras cuatro etapas está situada en la posición 66, mejorando desde la primera jornada. “Espero no hacerlo mal en comparación con los debutantes. Y en los próximos años, espero también seguir viniendo y mejorar mi posición"

¿Y qué le mueve en último extremo a Tale Perry? ¿Por qué las motos, y la competición? “Lo que me gusta es la libertad. Para mí esto es libertad. Te subes a la moto, y es otro mundo. Me gusta estar en ese mundo”. Aunque casi no te lleguen los pies al suelo.

¿Cómo es posible competir en un Dakar con 1.58 metros de altura, 58 kilos, y sobre una KTM 450cc que pesa más de 150 con combustible? “Siempre he sido un enigma, la piloto privada, el comodín, quien sorprende al resto por sorpresa. Porque soy pequeña y baja parece que no puedo aspirar a nada. Pero eso es hasta que ves mi técnica y finura en una enorme 450 cc. Me encanta lo que hago”. Es el caso de la sudafricana Taye Perry, una mujer que está rompiendo moldes con su vida y trayectoria deportiva, ahora también en el Rally Dakar.