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Cuando el banderazo final era un arte en la F1 y algunos casi se rompen el cuello
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LA F1 RECUPERA LA BANDERA A CUADROS

Cuando el banderazo final era un arte en la F1 y algunos casi se rompen el cuello

La FIA volvera a dar por terminada una carrera con la bandera a cuadros, un rito que no cuenta ya con el colorido, la emoción y el folclore del pasado, cuando caía a pie de pista

Foto: Un banderazo a cuadros de los de antes. (@F1)
Un banderazo a cuadros de los de antes. (@F1)

Al final, funciona lo de toda la vida. Por sentido práctico y no por nostalgia, la FIA ha decidido recuperar el tradicional banderazo final con el gran pañuelo a cuadros para terminar un Gran Premio de Fórmula 1. Sí, la bandera de siempre, ese icono de significado universalmente reconocido. Y no los carteles electrónicos del presente.

Un error en el del pasado Gran Premio de Japón dio por terminada la carrera una vuelta antes de completarse la distancia reglamentaria, aunque todos los pilotos completaron la prueba como estaba previsto. Para evitar en el futuro malas pasadas tecnológicas, a partir de la próxima temporada se recuperará físicamente la bandera a cuadros para dar por terminada una carrera. Un rito escénico emocionante y colorista, que en el pasado contó con verdaderos artistas, pero cuyo origen se pierde entre una nebulosa leyenda.

La bandera a cuadros manda

La tecnología no puede en ocasiones con los métodos más tradicionales. En el Gran Premio de Canadá de 2018, el factor humano falló para dar por terminada la prueba cuando la modelo canadiense Winnie Harlow ondeó erróneamente la bandera en la vuelta número 69 de 70. Aunque no fue ella la responsable, sino el malentendido entre un comisario que buscaba confirmación y la dirección de carrera. Sin embargo, a diferencia de la última cita en Suzuka, la carrera se dio entonces por terminada. Una bandera a cuadros parece ser inapelable. Y segura. Pero en aras de la fiabilidad se decidió a partir de entonces que sería un luminoso electrónico el que indicara el final.

En poco tiempo la Fórmula 1 ha sufrido los ‘gremlins’ que han puesto en evidencia que la tecnología no es infalible. Además del incidente de Japón, en el Gran Premio de Abu Dabi también falló por primera vez el servidor a cargo del DRS. En este último caso no existe suplente físico para su activación. Sin embargo, un invitado o comisario será responsable nuevamente de ondear la bandera a cuadros, según ha decidido el Consejo Mundial de la FIA. Y si el responsable se equivocara, no habrá más vueltas como en Suzuka: la carrera habrá terminado en ese mismo momento.

Como el torero al toro

Aunque se recupere físicamente el banderazo final en la Fórmula 1, ya no se tratará de ese singular rito del pasado, porque durante décadas el director de carrera lo daba a pie de pista. En ocasiones, casi como el torero da el capotazo al toro, la mejor estampa para inmortalizar al ganador y que tradicionalmente era recogida en la fotografía que acompañaba la información de un gran premio. Desde la década de los ochenta el banderazo final pasó a darse desde las alturas, en la misma cabina en la que el director de la prueba daba la salida.

placeholder El Conde de Villapadierna en Madrid. (Circuito del Jarama)
El Conde de Villapadierna en Madrid. (Circuito del Jarama)

Por ello, y mientras el banderazo final se hacía desde la misma línea de meta, algunos ‘flagwaver’ se convirtieron en verdaderos iconos tanto en Europa como en Estados Unidos. El más famoso quizás fue Glen Dix, quien con su exuberante, inimitable y artístico estilo era inconfundible imagen del Gran Premio de Australia. Durante sesenta años, Dix fue comisario y ondeó la bandera a cuadros en todo tipo de carreras. Un consejo: no se pierdan el vídeo.

España y en el Circuito del Jarama también se distinguieron por su elegante y estiloso 'flagwaver', el legendario conde de Villapadierna, durante muchos años presidente de la Federación Española del Automovilismo, y uno de los promotores del circuito madrileño. De vida ajetreada y rocambolesca en la ‘jet set’ internacional, su imagen de dandy con la bandera en las manos aparecía en las fotos históricas de la Fórmula 1 en el Jarama, con el conde español como figura inconfundible. También en algunas de ellas figura el inefable Colin Chapman, quien siempre se pegaba junto al responsable del banderazo final cuando ganaba uno de sus coches para lanzar su gorra al aire como celebración, otro de los ritos de los tiempos míticos de Lotus cuando su fundador seguía todavía al frente.

El origen confuso de la bandera

Sin embargo, el origen de un icono tan inconfundible en cualquier cultura no es verazmente documentado y conocido. La primera fotografía que consta con un banderazo final de carrera se remonta a 1906, en la Copa Vanderbilt de Nueva York, por lo que su historia casi coincide con los albores del automovilismo deportivo. Aunque otras leyendas atribuyen su origen y diseño al estampado de los tradicionales manteles, que eran usados en la segunda mitad del siglo XIX en las carreras de caballos en el Medio Oeste para avisar que la comida estaba lista, y para ello se ondeaba un mantel para empezar a compartir la comida todos los participantes y familia.

Otra teoría tradicional señala la visibilidad que proporcionaba el diseño a cuadros cuando los circuitos eran de tierra y polvorientos. Incluso se llegó a publicar un libro al respecto, “Origin of the Check Flag: A Search for Racing’s Holy Grail,” donde su autor, Fred R. Egloff, remonta su uso a 1906 en una prueba denominada Glidden Tour, entre Buffalo y Nueva York. Los pilotos debían parar cada 40 kilómetros, donde un comisario conocido como 'checker' comprobaba el paso de los participantes, y cada parada era marcada con una bandera a cuadros que luego se convertiría en símbolo de la victoria. Aunque eso sí, el banderazo final siempre cayó para todos los participantes.

Al final, funciona lo de toda la vida. Por sentido práctico y no por nostalgia, la FIA ha decidido recuperar el tradicional banderazo final con el gran pañuelo a cuadros para terminar un Gran Premio de Fórmula 1. Sí, la bandera de siempre, ese icono de significado universalmente reconocido. Y no los carteles electrónicos del presente.

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