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Ferrari, o la incomprensible decisión de poner el cuello para que te lo corten
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UNA GESTIÓN CON MOTIVOS PARA SER CUESTIONADA

Ferrari, o la incomprensible decisión de poner el cuello para que te lo corten

El Gran Premio de Francia supuso una derrota en todos los frentes para Ferrari, incluído el político. Y para Sebastian Vettel supuso otra vuelta de tuerca a su actual estado de forma

Foto: Ferrari y Vettel tampoco tuvieron un gran fin de semana en el Gran Premio de Francia
Ferrari y Vettel tampoco tuvieron un gran fin de semana en el Gran Premio de Francia

Una golondrina no hace el verano, pero en el Paul Ricard una bandada envolvió metafóricamente a Ferrari. Porque el equipo italiano fue vapuleado dentro y fuera de la pista a pesar de la siesta veraniega que fue el Gran Premio de Francia. Y si Ferrari ha presumido alguna vez de influencia política en la Fórmula 1 sus responsables se pegaron un incomprensible tiro en el pie.

El ridículo tras rebatir la sanción a Vettel en Canadá, la ausencia de brújula técnica, la desconcertante crisis del alemán, hasta el intento de vuelta rápida a final de carrera… La debilitada imagen de Ferrari se contraponía con la implacable maquinaria de Mercedes y un insaciable Lewis Hamilton. Los aparejos de Ferrari se desarbolan a medida que avanzan al campeonato.

Poner el cuello

En la Fórmula 1 se conoce el destino de quien pretenda cuestionar la maquinaria sancionadora de la FIA. La experiencia del pasado aconsejaba no remover las aguas de Canadá. Pero Ferrari entró al trapo. Que el equipo italiano contara ahora en sus filas con el ‘ex FIA’ Laurent Meekes insinuaba que Ferrari contaba con artillería para penetrar con éxito por los resquicios legales del asunto. El equipo italiano levantaba grandes expectativas ante las “nuevas y abrumadoras evidencias” que iba a presentar, según Meekes: telemetría, análisis de las trazadas con GPS, diferentes tomas de video…

Pero los comisarios ni entraron en el asunto ni perdieron mucho tiempo con esas “abrumadoras evidencias”, que rechazaron con un manotazo pocos minutos después de la vista. De las siete presentadas, cinco "ya estaban disponibles antes de terminar la competición”. Y toda la atención se centró en ese sorprendente iniciativa de presentar un vídeo de Sky Sports analizando el incidente por parte de un comentarista televisivo (Karun Chandhock). Para los comisarios “no significativo y relevante ya que es una opinión personal de una tercera parte”. Con singular ironía Lewis Hamilton acabó de meter el dedo en la llaga. “Cuando llegué por la mañana y oí que era un video de Karun Chandhock la nueva evidencia, me quedé bastante tranquilo y dejé el tema atrás ¿En base a qué criterios Ferrari había cometido semejante error? ¿Cómo se pudo exponer de tal forma a semejante revolcón?

Mas frustración

En Ferrari ni querían ni podían entrar en el asunto. No había otra opción. Pero aún estaba por llegar lo peor. En la pista. El periodista británico Mark Hughes recogía el rumor de que en Maranello podían haber localizado un error aerodinámico básico que lastraba al SG90 en tres décimas. Extrapolado en el simulador al resto de las carreras celebradas este año, varias poles y alguna que otra victoria estarían en las vitrinas italianas. En Paul Ricard, Ferrari introducía un nuevo fondo plano y alerones. Para Binotto, la evolución en Francia suponía un paso inicial en la dirección que seguirían otras posteriores. “No será la solución a nuestros problemas, pero la información que obtengamos será útil para definir la dirección que tomemos en el desarrollo del coche.

placeholder Charles Leclerc tras la carrera francesa. (EFE)
Charles Leclerc tras la carrera francesa. (EFE)

El viernes por la noche se había decidido eliminar parte de esa evolución. Al día siguiente, Leclerc reconocía su progresion para evolucionar la puesta a punto del SF90 del Q1 al Q3. Por primera vez mostraba su satisfacción al respecto. Pero nada menos que a seis décimas de Lewis Hamilton. A estas alturas de la temporada, un año luz en términos de desventaja frente a Mercedes. Pero eones en comparación con Sebastian Vettel, que se clasificó nada menos que a ocho décimas de su compañero de equipo. Que el piloto alemán se clasificara incluso por detrás de los dos McLaren no podía añadir más embarazo al rojo que distingue a Ferrari.

El alemán rodaba regularmente detrás de su compañero. Un problema con el cambio frustró su primer giro. “En la última vuelta no podía sentir el coche como en otros momentos de los entrenamientos”. El alemán sufre cuando exprime al SF90 desde principio de temporada, y no hay señales de evolución. De confirmarse las sensaciones de Leclerc, no resulta descabellado deducir que Vettel va a sufrir de aquí en adelante los sábados. Y ya sabemos las implicaciones para los domingos.

Con una mano a la espalda

Pero fue en carrera donde se visualizaron las diferencias siderales entre Mercedes y Ferrari, cuya proyección daría por resuelto el campeonato. Especialmente, en las dos últimas vueltas. El equipo italiano llamó a Vettel a boxes para montar neumático nuevo y buscar la vuelta rápida. Entonces, dos torpedos morales debieron impactar en Ferrari. “No te preocupes, tiene neumáticos nuevos, no vas a poder batirle”, era el mensaje con el que el equipo invitaba a Hamilton a no entrar al trapo. Hizo caso omiso y fue a por ella en el último giro. El segundo, cuando Vettel logró la vuelta rápida, pero por solo… 24 milésimas. Aunque el alemán se lamentó no poder descargar su batería completamente, Hamilton llevaba 29 vueltas en sus neumáticos cuando realizó su intento en la última vuelta. “No creo que hice la vuelta perfecta, no utilicé toda la energía. Ha sido una lección para nosotros, nunca dar nada por sentado” remataría el británico. La lección fue para Ferrari

Binotto y los suyos debieron comprender de nuevo el enorme margen de maniobra con el que abusa Mercedes sobre sus rivales. Ruedan con una mano atada a la espalda. Salvo determinadas pistas, ese margen se antoja insuperable hasta final de temporada. “El gran objetivo era llegar aquí y reducir diferencias, pero desafortunadamente aprendimos que nuestra evolución no funcionaba como esperábamos…” se lamentaba el piloto alemán al final del gran premio. El trazado del Red Bull Ring podría suponer un analgésico para el SF90. Porque Ferrari, y sobre todo Sebastian Vettel, necesitan varias tabletas para sus migrañas.

Una golondrina no hace el verano, pero en el Paul Ricard una bandada envolvió metafóricamente a Ferrari. Porque el equipo italiano fue vapuleado dentro y fuera de la pista a pesar de la siesta veraniega que fue el Gran Premio de Francia. Y si Ferrari ha presumido alguna vez de influencia política en la Fórmula 1 sus responsables se pegaron un incomprensible tiro en el pie.

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