El porqué del fracaso de McLaren en 2018 o el riesgo de invertir para nada
La recta final de la presente temporada confirma que el McLaren MCL33 fue un proyecto fracasado desde sus orígenes, lo que también pone en duda las capacidades técnicas del equipo
“Hemos sido los más lentos en todas las sesiones”. El trazado de Suzuka arrojó a McLaren al fondo de la parrilla. El Gran Premio de Japón fue la última y dolorosa constatación del fracaso técnico del equipo británico en 2018 con el MCL33. Nada nuevo. Aunque en esta ocasión el equipo británico tocó fondo.
A medida que avanzaba la temporada fue tomando cuerpo la dimensión de ese fracaso. Pero también, algo más preocupante: la incapacidad de McLaren para responder a la situación. “Básicamente, solo hemos tenido una evolución este año, en Barcelona”, certificó hace poco tiempo Fernando Alonso. "Para las restantes carreras hemos traído pequeñas piezas que no nos han aportado rendimiento significativo". Tanto Zak Brown como Gil de Ferran ensalzan el potencial técnico y medios latentes en su equipo, pero la realidad ha confirmado a un McLaren totalmente impotente esta temporada. Quizás haya que mirar a la luna, el equipo, más que el dedo que la señala: un MCL33 que desde hace muchos meses, parece, se dio por imposible.
Sin esperanza
Ya en pretemporada el equipo británico demoró la evolución de su monoplaza sobre la base del MCL32 con motor Honda. No llegó en Australia, como inicialmente se insinuaba. El paquete aerodinámico correspondiente no hizo su aparición hasta el Gran Premio de España. No debía resultar sencilla la integración de la unidad de potencia de Renault. Aun asi, McLaren sumó 40 puntos en las cinco primeras carreras. Hoy, a falta de cuatro para terminar la temporada, lleva 58. "Desafortunadamente, hemos producido un coche extremadamente pobre que no responde a los cambios", confesó definitivamente el propio Brown a la vuelta del verano. Algo de lo que McLaren debía ser consciente hace ya muchos meses. Sin esperanza, como se ha podido comprobar después.
En la retórica de la Fórmula 1, McLaren siempre ha reconocido seguir abierto a la evolución de su monoplaza, pero la realidad parecía ofrecer otras evidencias. Como Alonso apuntaba y la realidad confirmó, el MCL33 se ha estancado desde hace muchos grandes premios. Hasta el punto incluso de que Williams le superó en Suzuka. El trazado japonés desnudó cruelmente sus carencias y falta de progresión. Impotente y frustrado, el español incluso pidió públicamente que se siguiera su vuelta a bordo en la Q1 para comprobar hasta qué punto había atacado al límite en cada centímetro de la pista. Para su sorpresa, no salió vivo hacia la Q2. Tanto el piloto como Gil de Ferran hablaban de un monoplaza equilibrado. Pero muy lento.
Temporada perdida hace meses
“Hemos identificado las áreas en las que tenemos problemas”, explicó en su día Zak Brown. “Está en la aerodinámica, un problema que no aparece en el túnel de viento, por lo tanto, no podemos resolverlo en el túnel porque no podemos repetirlo”. Lo más grave: si no se identificaban los problemas, no cabían desarrollar soluciones que garantizasen su éxito en la pista. Porque económicamente tampoco justifican su inversión. Y tras el divorcio de Honda, en las fuentes de Woking no deben manar los billetes. McLaren se pegó contra la pared tras aquella evolución del Gran Premio de España y ya no pudo avanzar. El drama de toda una temporada perdida desde hace muchos meses.
“Así que tenemos que resolver los problemas en la pista”, ha referido Alonso en varias ocasiones. McLaren ha necesitado así utilizar los viernes sobre el asfalto para intentar identificar problemas no replicados en el túnel de viento. Un proceso que ha ralentizado totalmente la evolución frente a sus rivales. Y sin respuestas. De ahí que haya decidido desde hace tiempo sacrificar la actual temporada para trabajar en la próxima, como confirma su involución en pista frente a los rivales. Una canción similar a la escuchada el pasado año.
El tiempo dirá
“Hay algunos temas que se han podido solucionar este año, pero digamos que el 70 % de la experiencia y comprensión del coche será para el proyecto del próximo año, porque todo ello requiere tiempo: tres o cuatro meses de desarrollo y tiempo de túnel de viento. Por ello es mejor invertir para el próximo año”. Posiblemente, en McLaren arrojaron la toalla para la actual temporada hace muchos meses. Pero tampoco se iba a lanzar a los cuatro vientos. Ante semejante panorama, y de no ser por la experiencia de Alonso, el equipo británico estaría prácticamente escuálido de puntos esta temporada.
En Fórmula 1, el tiempo otorga perspectiva para comprender situaciones puntuales sin explicación en determinados momentos. Quizás más adelante se conozcan mejor las razones del rotundo fracaso del MCL33, un monoplaza concebido bajo las urgencias del paso de Honda a Renault. ¿Por qué un monoplaza tan fundamentalmente lento? ¿Resultó extremadamente complejo integrar de manera adecuada la unidad de potencia francesa en el concepto concebido en torno al motor japonés? ¿Era errada desde hace años la línea aerodinámica del equipo? Pero, sobre todo, ¿por qué un equipo sin recursos o habilidad técnica para detectar esas carencias y corregir el tiro durante la temporada? Preguntas que ya no dirigen la mirada hacia un monoplaza concreto, sino hacia la capacidad técnica y operativa de la estructura que lo diseña y pone en pista. Aún restan cuatro carreras.
“Hemos sido los más lentos en todas las sesiones”. El trazado de Suzuka arrojó a McLaren al fondo de la parrilla. El Gran Premio de Japón fue la última y dolorosa constatación del fracaso técnico del equipo británico en 2018 con el MCL33. Nada nuevo. Aunque en esta ocasión el equipo británico tocó fondo.