Latifi, el nuevo inversor en McLaren que fue refugiado y trabajó en un McDonalds
El empresario canandiense creó un imperio a base de trabajo y esfuerzo empezando desde abajo y ahora es una de las partes más importantes de McLaren
"Siempre imaginé tener 'algo' deportivo. No sabía si iba a ser un equipo de baloncesto, un equipo de hockey o un equipo de carreras. Quería algo que me distrajera de mis asuntos cotidianos. El hecho de que estaba en los circuitos y siguiendo a mi hijo, provocó mi interés de involucrarme con un equipo de carreras, ya que siempre estaba cerca de monoplazas”, explicó Michael Latifi, nuevo accionista de McLaren en una entrevista concedida a Autosport donde hace un repaso de su vida y proyectos. Cómo pasó de trabajar en un McDonalds a tener un imperio y ser una parte clave de una de las escuderías más importantes de la Fórmula 1.
Latifi dejó su Irán natal por Canadá cuando era un adolescente y desarrolló un negocio de alimentos muy exitoso en el país. Una vez que Latifi comenzó a ganar dinero, se permitió algunos lujos, y allí fue donde se desarrolló su pasión por el automovilismo. "Compré mi primer Ferrari cuando tenía 32-33 años", explica. "Desarrollé una pasión por las carreras y los monoplazas increíble, algo único, algo por lo que tienes que trabajar. Nunca quise competir, estaba feliz simplemente de pasear y divertirme”. El empresario canadiense fue noticia cuando en mayo adquirió un paquete de acciones que rondaba el 10 % del grupo McLaren con una inversión de unos 230 millones de euros. Un movimiento que trajo muchas especulaciones con la llegada de su hijo, Nicholas, a la escudería, algo que el canadiense rápidamente negó.
McLaren, la opción ideal
El interés de la familia en las carreras se aceleró cuando Nicholas probó por primera vez el karting en la fiesta de cumpleaños de un amigo. Tenía 13 años, un comienzo tardío. Pero Michael lo apoyó hasta llegar a Fórmula 2 y ser probador de Force India. Tras ayudar en el sueño de su hijo, su propia fascinación por el automovilismo se expandió.
"Miré varias opciones y oportunidades que se presentaron en F1. En muchos casos, las cosas no me parecieron lógicas. No quería involucrarme y perder una fortuna”. McLaren, con sus divisiones de automóviles y tecnología, encajó a la perfección. "No creo que los accionistas necesitaran dinero, era más el traer a un socio que creía en su visión, que tenía la pasión, y que podría ayudar a mantener esa visión y crecimiento", dice. "Lo han hecho tremendamente bien por sí mismos. Tienen grandes ideas, tremendos planes, creo que puedo apoyarlos y aportar cierta perspectiva de mi experiencia con las diferentes cosas que he hecho. Puedo aportar perspicacia para los negocios, disciplina empresarial, disciplina financiera". El canadiense, también aporta conocimiento y contactos de una parte del mundo que es clave para McLaren, las carreras de IndyCar.
Por el momento, Latifi puede combinar sus intereses asistiendo a grandes premios con McLaren y viendo a Nicholas correr en F2. Pero su intención es estar en el proyecto a largo plazo, independientemente de la dirección que tome la carrera de su hijo, una situación que estuvo en boca de todo el mundo después de saltar la noticia sobre su compra de acciones. "Mi inversión en McLaren nunca ha estado ligada a nada en torno a su carrera", dice. "Pude haber comprado un equipo mucho más barato, podría haber hecho muchas otras cosas para construir algo en torno a Nicholas. Esto para mí se trata de una increíble oportunidad de negocios que se presentó. No me gustaría que mi hijo esté haciendo algo que no ha ganado por sus propios méritos. No creo que sea productivo o cómodo para su crecimiento. Nicholas tiene que ganarse su lugar, sea lo que sea, por mérito y rendimiento".
Refugiado en Canadá
Michael Latifi es un hombre hecho a sí mismo y a base de trabajo y esfuerzo se ha ganado cada centavo de su fortuna. En 1978 tenía solo 15 años cuando sus padres lo enviaron desde Irán, en ese entonces un país próspero y muy occidentalizado, a Canadá. Allí se unió a sus dos hermanos mayores y su hermana, que estudiaban en la universidad. "Todos teníamos una beca, enviados al extranjero para obtener una educación superior", explica. "Supongo que fue prescrito que nos convirtiéramos en ingenieros. No sabíamos nada en esos días, mis padres me dijeron que me convirtiera en médico o ingeniero y luego volviera a Irán".
"En Irán había una necesidad de ingenieros con una educación de buena calidad desde el exterior. Había muchos proyectos de ingeniería civil y de construcción que tenían que llevarse a cabo: puentes, presas y aeropuertos. Si tenía una educación en el extranjero, tenía los mejores trabajos. Así que me fui en 1978. Cuando llegué, no hablaba una palabra de inglés".
De hecho, salir de Irán iba a ser un momento que cambiaría la vida de él y de su familia. "Mi familia en mi país estaba trabajando para el gobierno cuando ocurrió la revolución (en 1979) y el 'Shah' fue derrocado", explicó. "Básicamente, nuestras vidas cambiaron de la noche a la mañana. Todos éramos jóvenes y no sabíamos qué hacer. O bien teníamos que regresar, que no era una imagen brillante, o tratar de descubrir cómo sobrevivir en Canadá. Todos solicitamos el estatuto de refugiado, para que pudiéramos obtener permisos de trabajo y llegar a fin de mes.
"Mi primer trabajo fue en McDonald's”
"Mi primer trabajo fue en McDonald's. Empecé con un salario de 3.07 dólares por hora, y a lo largo de los años las cosas simplemente evolucionaron. Tenía tres trabajos, McDonald's era uno de ellos, pero también estaba esperando en las mesas y haciendo trabajos de mantenimiento por la noche, limpiando el restaurante".
"Mis padres no pudieron irse de Irán. Nunca volví en los 40 años que estuve en Canadá. Mi padre vino una vez, y mi madre vino a mi boda, eso fue lo último que vi de ellos. Ambos ya han fallecido. Sabía que su objetivo era que obtuviera esa educación superior, y nunca quise defraudarlos. Los mejores trabajos en Canadá fueron para ingenieros eléctricos. Mis dos hermanos ya estaban muy avanzados en civil, se habían graduado. Miré mi situación y vi que no había mucho trabajo en Canadá, todo estaba construido, y lo que en ese momento se necesitaba era eléctrico. Quería entrar en algo donde tuviera muchas posibilidades de conseguir un trabajo".
"Cuando me gradué, conseguí un trabajo adecuado en ingeniería, pero tenía tiempo libre, así que decidí obtener una maestría en administración de empresas para ampliar mis horizontes. Me gradué con distinción mientras trabajaba a tiempo parcial. Después obtuve cinco ofertas de trabajo, porque tenía una formación más amplia: un título en negocios, experiencia en ingeniería y experiencia laboral. Elegí un negocio en la fabricación y el procesamiento de alimentos. Así fue como comenzó mi carrera. Trabajé en el sector lácteo durante seis años y aprendí mucho, y creo que encontré mi pasión. Así que hice las maletas y compré una pequeña empresa en Toronto en 1995". Esa empresa es Sofina Foods. Ahora es la tercera compañía de alimentos más grande de Canadá, y muchas de sus marcas son nombres muy conocidos.
"Desde entonces hemos crecido a 5.000 empleados, tengo 20 plantas de fabricación y nuestros ingresos son de 2 mil millones de dólares: comenzamos con 11 millones hace 23 años", dice. "Han sido siete días a la semana de trabajo duro, y mucho sacrificio para llegar a donde estamos hoy". Inevitablemente, una vez que Latifi comenzó a ganar dinero y junto a la pasión de su hijo, se desarrolló su interés por los automóviles para acabar siendo una parte fundamental en una de las mejores escuderías de la historia de la Fórmula 1 y en la que espera aportar su experiencia para que el grupo siga creciendo y mejorando.
"Siempre imaginé tener 'algo' deportivo. No sabía si iba a ser un equipo de baloncesto, un equipo de hockey o un equipo de carreras. Quería algo que me distrajera de mis asuntos cotidianos. El hecho de que estaba en los circuitos y siguiendo a mi hijo, provocó mi interés de involucrarme con un equipo de carreras, ya que siempre estaba cerca de monoplazas”, explicó Michael Latifi, nuevo accionista de McLaren en una entrevista concedida a Autosport donde hace un repaso de su vida y proyectos. Cómo pasó de trabajar en un McDonalds a tener un imperio y ser una parte clave de una de las escuderías más importantes de la Fórmula 1.