El pique entre Carlos Sainz padre y Carlos Sainz hijo a bordo de dos 'cars-cross'
"Siempre encontramos algún hueco para competir, y cuando lo hacemos es a muerte, aunque con respeto y sin querer hacernos daño", dice Carlos Sainz hijo
Lo hemos visto rendir a un nivel increíble en seco, en lluvia o, como hace escasos días en las estrechas calles de Singapur, en dificilísimas condiciones mixtas, mostrando todo su potencial como piloto. Pero nos quedaba por verlo más allá de los circuitos, en esos otros terrenos en los que derrapar sí es una opción y en los que su padre atesora la categoría de leyenda, con dos mundiales de rallies y un Dakar en su bagaje. Y, por fin, ha podido demostrarlo, precisamente ante al piloto que mejor conoce, su propio padre.
Carlos Sainz, la leyenda de los rallies, y Carlos Sainz, la sensación de la Fórmula 1, se han medido en una carrera a bordo de dos 'car-cross' de 1000cc, 170cv de potencia y apenas 300kgs de peso en los que han podido exhibir su enorme control y velocidad a los mandos de cualquier artefacto con motor. Y, en el caso del piloto del ‘gran circo’, dejando claro que lleva en su ADN el control de las derrapadas, por más que en su día a día sea una técnica que deba ignorar en pro de la efectividad en el paso por curva.
El gen competitivo de los Sainz
"Siempre encontramos algún hueco para competir, y cuando lo hacemos es a muerte, aunque con respeto y sin querer hacernos daño", descubre Sainz hijo. "Somos bastante competitivos, nos gusta ganar, da igual que sea ping pong, golf o pilotando, pero sabemos divertirnos cuando competimos", completa el bicampeón de rallies.
Imbuido en el ambiente de la competición desde niño, el piloto de F1 destaca de su progenitor "su talento y atención al detalle". "Sin talento es imposible triunfar. Pero lo que le ha hecho grande son sus ganas de ganar, su perseverancia, saber cómo poner un coche a punto, fijarse hasta el mínimo detalle del coche", explica. El campeón del Dakar identifica varias de esas cualidades en su hijo: "Es un piloto extremadamente rápido, un gran talento. Nunca se deja de aprender, de formar y, para su edad, tiene ya una buena experiencia. Creo que tiene un gran futuro por delante", vaticina.
A bordo de un 'car-cross' la ventaja es para el campeón de rallies, aunque cree que su hijo se ha beneficiado de la experiencia de pilotar estos bólidos: "Son máquinas divertidas y creo que de niño le vino bien para coger sensaciones y un poco de 'car-control'", señala. Su hijo confirma las sensaciones de pilotaje: "En un 'car-cross' vas todo el rato pilotando por ‘feeling’, vas notando en el volante, en el culo, cómo se va yendo la parte de atrás del coche… es muy diferente a lo que yo hago, pero lo disfruto mucho".
Lo hemos visto rendir a un nivel increíble en seco, en lluvia o, como hace escasos días en las estrechas calles de Singapur, en dificilísimas condiciones mixtas, mostrando todo su potencial como piloto. Pero nos quedaba por verlo más allá de los circuitos, en esos otros terrenos en los que derrapar sí es una opción y en los que su padre atesora la categoría de leyenda, con dos mundiales de rallies y un Dakar en su bagaje. Y, por fin, ha podido demostrarlo, precisamente ante al piloto que mejor conoce, su propio padre.