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¿Y si Red Bull pintara sus coches de amarillo por culpa de Kentucky Fried Chicken?
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SEAN GELAEL PUEDE 'REPRESENTARLES' EN LA F1

¿Y si Red Bull pintara sus coches de amarillo por culpa de Kentucky Fried Chicken?

Sean Gelael no es un piloto brillante, pero tiene el apoyo de su familia a través de KFC y ya ha probado dos veces un Toro Rosso. Distintas circunstancias pueden impulsarle pronto a la Fórmula 1

Foto: Sean Gelael, ¿la futura apuesta de Red Bull en la Fórmula 1? (Cordon Press)
Sean Gelael, ¿la futura apuesta de Red Bull en la Fórmula 1? (Cordon Press)

A la familia Gelael la conocen en Indonesia por su fortuna multimillonaria igual que cualquiera en España a los Ortega, Villar Mir o Koplowitz. Pero en su árbol genealógico no sólo resalta el dinero, sino también el amor por las carreras. Su apellido lo representa hoy un joven de apenas 20 años llamado Sean Gelael que puede ser la próxima apuesta de Red Bull en la Fórmula 1.

Gelael ha tenido una suerte doble: aprovechar la billetera de oro que forjó su abuelo y heredar la pasión por el automovilismo de su padre, que también fue piloto. En el contexto actual de las carreras, son dos ingredientes que conducen directamente al éxito. Y de momento, Sean ha vuelto a probar este martes un Toro Rosso en Hungría tras hacerlo por primera vez en abril. Debutar en 2018 no entra en las quinielas, pero distintas circunstancias pueden convertirle pronto en el primer ‘embajador’ de la comida rápida de ‘Kentucky Fried Chicken’ en la cúspide del motor.

¿Cómo ha llegado Gelael hasta aquí?

Cualquiera que mire el palmarés de Gelael no sería capaz de destacar algo demasiado brillante. Es cierto que fue el piloto más joven en debutar en la F3 con 16 años, pero su mejor resultado en la GP2 –ahora Fórmula 2– es un segundo puesto que consiguió en 2016. En categorías internacionales no ha ganado nunca una carrera, pero Red Bull le ha colocado ahora como candidato a la Fórmula 1. Para entender por qué ha llegado hasta aquí conviene remontarse a los años 50.

Su abuelo Dick, un astuto empresario, falleció en 2014 con una fortuna de 400 millones de euros. Montó una exitosa cadena de supermercados hasta que en 1978 decidió comprar la licencia de KFC en Indonesia, absorbida bajo su grupo Yagonja Ayam. Desde entonces han montado más de 500 establecimientos en todo el país, dirigidos ahora por los padres de Sean. En todos sus coches aparecen bien visibles los logos de la marca de comida rápida, que aporta una importante cuantía económica para que siga corriendo. Es algo que ha reconocido hasta su propio padre Ricardo, la pieza clave para que este discreto piloto sobreviva en el automovilismo.

“Hay 300 pilotos con el mismo talento que Sean, así que para que llegue arriba necesita el dinero”, reconocía el padre. No sólo es KFC, sino que también el gigante petrolífero Pertamina le está respaldando en el mundo del motor. Que Indonesia es un mercado interesante para la Fórmula 1 por su enorme población y ciertos negocios estratégicos está fuera de duda. ¿Pero por qué Red Bull, que siempre ha sido tan exigente con sus jóvenes promesas (como bien sabe Jaime Alguersuari) parece estar apostando por alguien como él?

La academia de Red Bull, ¿en declive?

Hay quien dice que la Academia de Pilotos de Red Bull ya no es la misma que envidiaba todo el paddock hace apenas un lustro. De ella han salido pilotos brillantes como Sebastian Vettel, Daniel Ricciardo y hasta Carlos Sainz, pero la siguiente generación no alcanzado su nivel. Sólo el francés Pierre Gasly, que corre en la Super Fórmula de Japón, tiene boletos para debutar a corto plazo.

Que el siguiente de la lista sea Gelael se trata de un factor sintomático sobre la realidad del Programa de Red Bull. ¿Dónde cabe un piloto así en un equipo que siempre ha presumido de buscar el talento natural? De algún modo, Verstappen y Sainz han sido los dos últimos diamantes de Helmut Marko, y a falta de comprobar a Gasly, no se avecina otra oleada de talento a corto plazo. Es un problema importante que no tienen Ferrari con Charles Leclerc –líder de la F2– o McLaren con Lando Norris. Y con Kvyat en horas bajas más la posible marcha de Sainz a Renault, Gelael se ha plantado en la puerta casi más por inercia que por ímpetu. Si Red Bull decide mantener a Toro Rosso en la F1, algo que sin embargo ya empieza a cuestionarse, puede ser el piloto con la trayectoria más discreta que haya pisado su 'box'.

"Si sigue así, va a llegar a la F1 con éxito"

Gelael dió este martes más de 100 vueltas al circuito de Hungaroring y finalizó 8º en una jornada donde apenas pudieron extraerse conclusiones. Y pese a todas las dudas que suscita, su primera toma de contacto con la F1 en Baréin no ha decepcionó a Toro Rosso. “Su rendimiento fue muy bueno: no paraba de mejorar vuelta a vuelta. Si le comparas con Kvyat y Sainz, es muy bueno en frenada, atacando los pianos y en curvas lentas. Si sigue así llegará, y además con éxito", decía Franz Tost. Hace años, Sainz tuvo que brillar con Red Bull en un test y ganar el título de las World Series para ganarse la confianza de Helmut Marko. Las cosas son ahora muy distintas.

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Si Gelael llega a la Fórmula 1, combinará dos factores que nunca antes se han dado en el entorno de Red Bull: abrazar una trayectoria de perfil medio y plantearse la posibilidad de cambiar los colores de su coche. Gracias al patrocinio de KFC –el artífice que puede hacerle cumplir el sueño truncado de su padre–, el clásico azul de sus monoplazas podría pasar al amarillo corporativo de la marca de comida. En efecto, su caso es un verso suelto en todos los sentidos.

A la familia Gelael la conocen en Indonesia por su fortuna multimillonaria igual que cualquiera en España a los Ortega, Villar Mir o Koplowitz. Pero en su árbol genealógico no sólo resalta el dinero, sino también el amor por las carreras. Su apellido lo representa hoy un joven de apenas 20 años llamado Sean Gelael que puede ser la próxima apuesta de Red Bull en la Fórmula 1.

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