El "mal perdedor" Verstappen maquilla su "inmadurez" con unas disculpas

"Pese a que llevamos siendo compañeros durante más de un año, todavía no ha habido ningún rifirrafe entre nosotros. Competimos de forma positiva y así seguirá". A 24 horas del GP de Hungría, Max Verstappen se mostraba optimista con su compañero de equipo, Daniel Ricciardo. Comparten escudería desde el GP de España de 2016, cuando el piloto holandés subió al cajón más alto del podio. Pero esas declaraciones parecían quedar caducadas poco después de empezar el GP de Hungría. "Menudo jodido mal perdedor", fue la primera reacción en caliente del australiano por radio cuando el segundo de los Red Bull le arrolló en la tercera curva. Verstappen terminó pidiendo disculpas públicamente.

Max Verstappen salió como acostumbra, muy bien, y llegó a emparejarse con los Ferrari. Adelantó a Lewis Hamilton en el arranque, evitó a Raikkonen en la primera curva, pero acto seguido su compañero de equipo le pasó por la derecha. Max se fue a por él, bloqueó, le golpéo por el lateral y le echó de pista. El RB13 de Ricciardo no superó la rotura del radiador. "Nunca vas a recuperar la posición en la curva 2 de esa forma", declaró el australiano ."No le gusta que un compañero le pase y hace estas cosas", diría después el australiano, quien tuvo palabras duras hacia Verstappen mientras el holandés estaba en carrera.

Las amenazas de Ricciardo

"El equipo hará lo suyo, y yo mi parte", amenazaba Ricciardo tras la carrera, "lo solucionaremos, no se trata de intentarlo demasiado fuerte, porque no hay excusas para ello. Lo intentó por el exterior en la primera curva, y de repente una buena salida es una mala salida. Me vio pasar y dijo: "hay que arreglar esto", y luego nos chocamos". Ricciardo avisó que esperaba que Verstappen reaccionara "no por su edad, sino como un hombre". En el box hubo bronca con Helmut Marko.

La estrategia de Verstappen no fue la más acertada con 70 vueltas aún por recorrer. Un arrebato del holandés dejó a sus dos coches de escudería fuera de la pista, y frustró un más que posible podio del uno de los monoplazas austríacos, por como luego se desenvolvió la carrera. "Max actuó como un piloto amateur, con inmadurez. No le gustó que le adelantara su compañero de equipo. Tenía toda la carrera para solucionar el error. Pero no, quiso solucionarlo rápido. No había espacio para pasar", indicó Ricciardo ante los periodistas, avisando que estaba esperando cuál iba a ser la reacción de su compañero al terminar la carrera.

"Frenamos muy tarde en la curva, pero tenía un coche delante y bloqueé el frontal", explicaría después Verstappen, "a partir de ahí me convertí en un pasajero. Intenté evitar a Daniel pero no fue posible. No es mi intención golpear a nadie, y sobre todo con mi compañero de equipo, especialmente con la relación que tengo con Daniel, que es muy buena". Verstappen agachó totalmente las orejas. Quizás alguien le había avisado antes de que sería lo más apropiado.

Con Raikkonen, también

Ese "no había mucho espacio para pasar" ya lo había escuchado Max de un modo más directo cuando Kimi Raikkonen, en Bélgica 2016, criticó el estilo del holandés: "Max causará un accidente tarde o temprano". El finlandés aseguró hace casi un año que las maniobras de Verstappen no eran "correctas". En las mismas declaraciones cargó contra la pasividad de la FIA: "Por alguna razón, para los comisarios está bien, será interesante ver a quén le culpan cuando ocurra (un accidente) de verdad". En Budapest, dirección de carrera solucionó el tema con una sanción de 10 segundos (acabó a 13 de Vettel, el vencedor).

"Es un exceso de ambición. Es por su juventud", afirmó Ricciardo, que salió del coche con cara de pocos amigos para pedirle explicaciones a su equipo. "En estas dos temporadas he aprendido mucho: de los accidentes, de los errores, las malas paradas en boxes y cosas por el estilo", declaraba el holandés cuando aún estaba en la escudería de Faenza. Un aprendizaje que, visto lo visto, aún no ha terminado. De momento, su jefe Chris Horner sofocó el fuego: "Max se ha disculpado, todo el mundo comete errores, pero lo importante es cómo responder ante ellos".

Las batallas con Sainz

No es la primera vez que Horner defiende a su piloto. Cuando Verstappen estaba en Toro Rosso tuvo algún roce con Carlos Sainz, siendo el más polémico el de Australia de 2016, donde el holandés tocó al español a falta de tres vueltas para que concluyese la carrera y casi arruina el fin de semana al equipo de Faenza: "Hubo mala comunicación con el equipo", comentó. Pidió por radio un cambio de posición y al no llegar decidió tomarse la justicia por su cuenta y terminó haciendo un trompo.

Verstappen, lastrado por fallos de fiabilidad, es sexto en la clasificación del Mundial de F1 con 67 puntos. A sus 19 años, ya ha insinuado en varias ocasiones su marcha de Red Bull: "Me da igual el color que lleve, quiero pilotar el mejor coche posible". De momento, tiene contrato con la escudería austriaca hasta 2019. "Queremos ser campeones con él", declaraba Helmut Marko. Incluso hasta el propio Dietrich Mateschitz reconocía públicamente que quiere disfrutar de Verstappen como "el campeón del mundo más joven de la historia".

Horner, en su enésima defensa del joven pide paciencia: "El progreso llega y cuando la suerte se ponga de su lado, podría ganar carreras sin cambiar nada de lo que hace, así que sólo es cuestión de que llegue su momento". De momento, ha pedido disculpas, un buen paso, y no algo frecuente en el temperamento que Max Verstappen ha mostrado hasta ahora en la Fórmula 1.