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Llega el polémico 'halo': ¿la autodestrucción de la Fórmula 1 o el salvavidas que faltaba?
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SE IMPLANTARÁ EN 2018

Llega el polémico 'halo': ¿la autodestrucción de la Fórmula 1 o el salvavidas que faltaba?

A casi nadie le gusta el sistema de seguridad 'halo' que se estrenará en 2018, pero la FIA lo ha impuesto por fuerza mayor. Se rompe así una tradición de 60 años de coches sin protección

Foto: Vettel, con el halo incorporado en su coche de 2016. (EFE)
Vettel, con el halo incorporado en su coche de 2016. (EFE)

¿Se imaginan a Ayrton Senna, en una de sus icónicas batallas con Alain Prost, llevando una cúpula en el coche para protegerle en caso de un accidente? Se antoja difícil siquiera tener un atisbo de esas imágenes, porque algo así chocaría con lo que era una época de riesgos y maniobras al límite. Y a decir verdad, el patrón común de la Fórmula 1 lleva siendo igual en sus 60 años de historia: pilotos a más de de 300km/h luchando al límite en la pista, siempre jugándose la vida. En 2018, todo cambiará con el sistema 'halo' que va a introducir la FIA para aumentar la seguridad de los pilotos. Es, probablemente, el cambio más sustancial que haya sufrido no sólo la Fórmula 1, sino el automovilismo como uno de los deportes mayoritarios del planeta.

El 'halo', una pieza de tres barras situada encima del cockpit, es uno de los temas que más polémica e indignación ha suscitado en la última década. Cualquiera pensaría que las viejas leyendas lo consideran una ofensa y los pilotos jóvenes una señal de progreso, pero es un debate tan complejo que no entiende de patrones. Y eso que la visión general es muy negativa: nueve de los diez equipos no lo quieren, más de la mitad de los pilotos están en contra, y todavía más importante, a la inmensa mayoría de la afición no le gusta ni por su "horrible" estética ni por lo que aporta a los pilotos, que solamente les salvaría en el caso (remoto) de que se suelte una rueda. Pero la FIA lo ha aprobado en busca de una Fórmula 1 más segura. Y ya no hay marcha atrás.

"¿Quién va a colgar un póster con el 'halo'?"

El 'halo' fue la primera propuesta que surgió para evitar muertes como la de Jules Bianchi en 2014, pero muy pocos lo veían aplicable al reglamento por su pobre estética. Al fin y al cabo, la F1 necesitaba dar pasos correctos hacia una transformación tan radical después de su fracaso con los híbridos. La FIA, en un alarde de sensatez, dio un margen de tiempo para encontrar algo igual de efectivo y con una apariencia más favorable. En medio llegaron ideas más lucidas como el Aeroscreen –una cúpula– y el 'Escudo', aunque ninguna ha funcionado. Y la FIA, que estaba decidida a tener algo en 2018, se ha lanzado a aprobar el 'halo' con (casi) todo el mundo en contra. Defienden que afecta poco a la visibilidad y salvará al piloto ya en un 18% de incidentes, pero muchos lo han visto como una traición insólita a la esencia del deporte.

“¿Algún niño va a colgar el póster de un coche de Mercedes o de Ferrari con el 'halo' incorporado?", se preguntaba el periodista Michael Schmidt. Y es que el 'halo' no sólo rompe con la exposición al riesgo de los monoplazas que tanta admiración le ha infundado a lo largo de la historia, sino que para algunos banaliza de forma innecesaria el debate sobre la seguridad. "Han abierto la caja de pandora ¿Y si ponemos a los coches a 100km/? ¿O por qué sí en F1 y no en F2 o F3?", decía Schmidt. Hay quien iba más lejos, como el fotógrafo Darren Heath. "Ese andamio horrible no estará en mis fotos". Entre los equipos, sólo Ferrari lo aprueba. Y de los pilotos, más del 50% votó en contra este invierno. ¿Entonces?

Un sistema impuesto con todo en contra

La estética del 'halo' no gusta ni a los que defienden implantarlo, como Vettel, Ricciardo o Hamilton. Los más reacios directamente la detestan, como Raikkonen, que instó a "tirarlo a la basura". Y aunque sí que exista una mayoría ajustada de pilotos que opta por tener algún tipo de protección en el cockpit, su opción favorita no es necesariamente el 'halo', que además de no ser bonito ofrece ciertos problemas de visibilidad, hace más difícil la tarea de extraer al piloto del cockpit y tampoco hubiera impedido la muerte de Bianchi ni el golpe de una tuerca a Massa en 2009. La solución, en muchos frentes, no convence.

La gran discordancia no está en la seguridad, sino por qué la FIA se ha lanzado a introducir un sistema tan impopular en vez de esperar a que surgiera una idea mucho más elaborada, atractiva y eficaz que pudiera convencer hasta a los más puristas y provocara una transición 'pacífica' a un nuevo estilo de coches. Es lo que defienden Verstappen y Alonso, y lo que estaba en la agenda con el 'Aeroscreen' y el 'Escudo'. Pero el 'halo' se perfila más como una reacción política, eficaz a corto plazo, que el estilo de protección que tomará la Fórmula 1 en el futuro. Niki Lauda, sin ir más lejos, acusa a la FIA de "sobreactuar" y ofrecer la "solución inadecuada al problema". Y en efecto, esta vez la Federación ha querido llevar las riendas por su cuenta.

La FIA, ¿curada en salud o 'salvadora' de la F1?

Según la FIA, el 'halo' es la mejor solución a día de hoy para evitar accidentes. Del 18% actual esperan llegar más lejos en cuanto puedan desarrollarlo con todos los coches. Y de algún modo, los defensores de la estética tenían la batalla perdida contra una iniciativa que, con más o menos aceptación, aumenta la seguridad respecto a los parámetros actuales. Es la carta exitosa que ha jugado la FIA, y la GPDA (asociación de pilotos) ya les felicitaba por que el 'halo' "mejora la seguridad" sin impedirles "buscar los límites". Todo ello pese a que su presidente, Romain Grosjean, lo tildara de "horrible" hace unos días.

Pero la FIA también jugado bien en otro frente. Si ocurriera otro accidente, no haber avanzado nada desde la fatalidad de Bianchi les pondría en jaque ante la opinión pública, más aún transmitiendo ahora una Fórmula 1 'verde', cercana a la seguridad vial y comprometida con el avance. Y el 'halo' les permite rellenar este hueco, al menos de forma provisional. En el plano político, el tanto de la FIA es considerable, pero otro tema es cuán grande sea el daño colateral a la F1 en una etapa donde busca recuperar audiencia con coches más espectaculares. A día de hoy, sólo un 4% del público aprueba el 'halo', y las reacciones positivas se miden con contagotas.

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"¡Qué feo! Causará los mismos problemas que va a solucionar, y esconderá el aspecto de gladiadores entre los pilotos", decía el expiloto Martin Brundle. Los optimistas afirman que ocurrirá como con el sonido de los motores: todo el mundo se acostumbrará. Los pesimistas, sin embargo, hablan de una etapa negra para el automovilismo, con una fractura insalvable en su esencia. En el contexto de la F1 actual, el 'halo' puede ser recordado como el artífice de la destrucción del deporte. O quizá, el primer paso que acabó salvando la vida de un piloto.

¿Se imaginan a Ayrton Senna, en una de sus icónicas batallas con Alain Prost, llevando una cúpula en el coche para protegerle en caso de un accidente? Se antoja difícil siquiera tener un atisbo de esas imágenes, porque algo así chocaría con lo que era una época de riesgos y maniobras al límite. Y a decir verdad, el patrón común de la Fórmula 1 lleva siendo igual en sus 60 años de historia: pilotos a más de de 300km/h luchando al límite en la pista, siempre jugándose la vida. En 2018, todo cambiará con el sistema 'halo' que va a introducir la FIA para aumentar la seguridad de los pilotos. Es, probablemente, el cambio más sustancial que haya sufrido no sólo la Fórmula 1, sino el automovilismo como uno de los deportes mayoritarios del planeta.

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