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Hamilton y sus años de la marmota: en verano, un 'martillazo' para ser campeón
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LLEGA UNA ETAPA CLAVE DEL MUNDIAL

Hamilton y sus años de la marmota: en verano, un 'martillazo' para ser campeón

Hamilton salió irritado de Austria y vienen dos carreras que pondrán a prueba su psicología. Es el mismo panorama que afrontaba a estas alturas en 2014 y 2016, cada año con finales distintos

Foto: Hamilton, pensativo en el Gran Premio de Austria. (EFE)
Hamilton, pensativo en el Gran Premio de Austria. (EFE)

La Fórmula 1 vivió ayer un día grande en las calles de Londres. Por primera vez en toda su historia, todos los coches de la parrilla se mostraron al público en un evento multitudinario que tuvo como epicentro la Plaza de Trafalgar. Los equipos llevaban promocionándolo sin parar en las redes sociales, y la visita de casi todos los pilotos lo convirtió en una auténtica fiesta. Sí, casi, porque hubo un gran ausente, y justo el que más hubiera sido jaleado por la afición británica: Lewis Hamilton.

Hamilton se planteó ir al evento, pero al final decidió "descansar unos días". En Twitter colgó un vídeo de fiesta bailando, y aunque la gente le afeara que no estuviera, en realidad pudo ser lo mejor para relajarse ante toda la presión que tendrá en el Gran Premio de Gran Bretaña. De Austria salió 20 puntos detrás de Vettel e irritado psicológicamente, pero no es la primera vez que le ocurre a estas alturas del mundial. En 2014, perdió muchos puntos antes del verano y luego acabó siendo campeón. En 2016 lo mismo, pero al final fue segundo. Empieza otra remontada de Lewis, con una paradoja: en 2017, bien puede acabar primero... como tercero.

El golpe en la mesa: 2014, 2016... ¿2017?

En muchos aspectos, el guión de este año es calcado al 2016: Hamilton llega a su carrera de casa con una necesidad imperiosa de ganar. Está cada vez más lejos del liderato, y al igual que hace 12 meses, no todo es por su culpa: en Bakú perdió la victoria por soltarse su reposacabezas, y en Austria tuvo una sanción de cinco puestos que le noqueó por completo. Como lo ocurría en su día a su rival Nico Rosberg, ahora a Vettel le viene todo como anillo al dedo y siempre saca puntos mientras a Hamilton le pasa de todo. La cuestión es qué ocurrirá en cuanto le cambie la suerte.

¿Dará Hamilton un golpe en la mesa al estilo de 2016, cuando arrasó en Inglaterra, Hungría y Alemania? Todo apunta a que sí; en las dos últimas carreras, dejó señales de fortaleza domando mucho mejor los neumáticos, y Vettel no le intimidaba en el cuerpo a cuerpo. Pero las circunstancias no le han ayudado, y en Austria se lamentaba con razón por acabar 4º pese a haber sido "el piloto más rápido en la pista", con las vueltas en la mano. Conviene pararse aquí, pues son estas reacciones de impotencia las que pueden traicionarle a partir de ahora. Si sus manos ya están al 100%, ahora debe demostrar que su psicología también.

¿Debe Hamilton aprender de Vettel?

Andrew Benson, periodista de la BBC, define a Hamilton como un "libro abierto" por tratarse de alguien tremendamente sensible en el plano emocional. Es capaz de mostrarse irritado y enfadado como de hacer bromas sin parar de sonreír. En Austria dejó la primera versión ante las televisiones, respondiendo con monosílabos. Pero luego se puso reflexivo con la prensa inglesa y mostró al completo sus sentimientos en este Campeonato que él mismo ya define como una "montaña rusa".

Foto: Vettel, saludando desde el podio de Austria. (EFE)

"Es muy importante que vosotros, los periodistas, tengáis paciencia con nosotros los pilotos. Si quedas 2º o 10º, nunca vas a estar contento. Entrenas, te sacrificas... y si no te sale bien, es muy difícil sonreir. Tened eso siempre en cuenta", contaba Hamilton. ¿Pero es ésta la visión más sensata para Hamilton y su año tan volatil? Toto Wolff parecía contradecirle cuando le pidió en Austria "estar feliz por los 12 puntos, y no enfadado por la victoria perdida". Vettel ha aprendido a valorar esas pequeñas 'derrotas' (segundos y terceros puestos) como victorias a largo plazo. Hamilton aún no, y éste puede ser su gran reto fuera de la pista.

placeholder Hamilton, dando explicaciones en la rueda de prensa del GP de Austria. (EFE)
Hamilton, dando explicaciones en la rueda de prensa del GP de Austria. (EFE)

De algún modo, que Hamilton esté inquieto entra dentro de la normalidad, y hasta él lo ha confesado. "Cuanta mayor es la diferencia con el líder, más presión tienes". En 2016, llegó a estar a 43 puntos de Rosberg y se puso líder en apenas dos meses. Sólo unos fallos mecánicos le quitaron el título. Más de lo mismo en 2014, remontando 30 puntos pero con final feliz. Cuando todo va en contra, Hamilton siempre se comporta de forma extraña, pero al mismo tiempo es un piloto imparable en pista, como si expulsara enormes dosis de rabia contenida.

Bottas, un compañero deseado... hasta ahora

Pero hay algo del 2017 que cambia respecto a los años anteriores: Hamilton ya no pelea contra un Rosberg a quien le tenía tomada la medida, sino contra Sebastian Vettel –con un coche más solvente– e incluso también Valtteri Bottas, que se va metiendo en silencio a la batalla. Y no sólo es un hándicap por el hecho de tener dos rivales, sino porque uno de ellos es otra vez su compañero de equipo, con todo lo que conlleva para las dinámicas internas de Mercedes.

De Hamilton dependerá que el auge de Bottas sea algo pasajero, pero hasta ahora le ha venido bien tenerle en la pugna. "Para Lewis, fue positivo que ganara Valtteri en Austria, y no Sebastian". En Rusia le hizo el mismo 'favor': cuando Lewis rodaba perdido fuera del podio, su compañero salió al rescate ganando la carrera a Vettel. Pero el finlandés está ya solo a 15 puntos, y pronto puede dejar de ser ese oportuno 'escudero' de Hamilton y convertirse en una amenaza de verdad. Bastará con que el inglés tenga otro de esos fines de semana donde no le sale nada.

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Cuando le piden apretar el ritmo en medio de una carrera, a Hamilton suelen comunicárselo con la palabra "Hammer Time", que en español significaría como 'hora de dar un martillazo'. Pocas palabras definen mejor lo que Hamilton necesita para ganar este mundial: un buen golpe de efecto no sólo deportivo, sino también psicológico. Es una incógnita como llegará a Gran Bretaña, pero igual es verdad que necesitaba esos "días de descanso"...

La Fórmula 1 vivió ayer un día grande en las calles de Londres. Por primera vez en toda su historia, todos los coches de la parrilla se mostraron al público en un evento multitudinario que tuvo como epicentro la Plaza de Trafalgar. Los equipos llevaban promocionándolo sin parar en las redes sociales, y la visita de casi todos los pilotos lo convirtió en una auténtica fiesta. Sí, casi, porque hubo un gran ausente, y justo el que más hubiera sido jaleado por la afición británica: Lewis Hamilton.

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