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El adiós de Ron Dennis: "Las virtudes de los defectos, y los defectos de las virtudes"
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tras ecclestone, el adios de otro histórico

El adiós de Ron Dennis: "Las virtudes de los defectos, y los defectos de las virtudes"

La pasada semana se oficializaba la salida definitiva de Ron Dennis del McLaren Group. El arquitecto de tal obra empresarial fue víctima de su compleja y brillante personalidad

Foto: Ron Dennis, en una imagen de archivo.
Ron Dennis, en una imagen de archivo.

Solo una personalidad especial, un carácter único, puede pasar de abandonar el colegio a los 16 años para ser mecánico, y crear con los años un imperio empresarial que incluía uno de los equipos más exitosos en la historia de la Fórmula 1. "Las virtudes de los defectos, y los defectos de las virtudes", decía uno de sus pilotos, Ayrton Senna, para intentar explicar su propia personalidad. Un adagio que podría aplicarse también a la increíble trayectoria de Ron Dennis.

A los 23 años ya contaba con su equipo de carreras en el que trabajaba con sus propias manos. Cuando vendía su porcentaje de acciones la pasada semana, dejaba un grupo de empresas, el McLaren Group, que incluía uno de sus grandes sueños: McLaren Automotive, la marca que con cada vez más éxito compite con Ferrari, Porsche y otros rivales del segmento. Lo que siempre envidió de Enzo Ferrari y también terminó por lograr, perpetuando el nombre y los éxitos del equipo de carreras en una estirpe de grandes deportivos. La semana pasada Dennis abandonaba definitivamente su obra, y no precisamente en sus propios términos.

"O se hacen a su manera, o no se hacen"

"Sé que soy obsesivo acerca de la percepción. Soy alguien muy concentrado. La concentración se considera buena, la obsesión, mala. Pero básicamente son la misma cosa", explicaba el propio Dennis sobre sí mismo. "Y luego está el ego, que es un ingrediente básico de la ambición. Ambición y ego son compañeros de cama". Con semejante cóctel interno vivió una increíble singladura repleta de logros en la que transformó un equipo de carreras y creó un imperio empresarial. "De no ser por Dennis, todos aquí, en la Fórmula 1, seguirían en tiendas de campaña", decía de él John Hogan, el responsable de Marlboro durante décadas. Pero por el camino, el británico dejó una larga estela de enemigos que se enfrentaron o huyeron de tan compleja personalidad.

Siempre supo buscar y convencer a los mejores aliados en todos los terrenos. Pero esa personalidad obsesiva compulsiva, implacable, agotadora, cruel en ocasiones, también alejó a quienes habían contribuido a su éxito. "Ron es un carácter único, raro, imponente, fascinante, terrorífico, frustrante, inteligente, exigente, particular y brillante", decía del propio Dennis quien fuera durante un tiempo jefe de mecánicos de McLaren, Mark Prestley. "Todo el McLaren Group está construido en torno a su forma de pensar y a sus increíblemente altos y precisos estándares, y las cosas se hacen a su manera, o no se hacen". Una personalidad capaz de construir un imperio, pero cuyas oscuras facetas terminaron por expulsarle de aquel.

"95 millones por ser un gil...."

Desde 1980, cuando entró en McLaren, se alió a Mansur Ojjeh y su dinero, pasando por Marlboro, Porsche, Honda, los mejores ingenieros y pilotos. Prost, Senna, Hakkinen, Raikkonen, Montoya, Alonso, Hamilton… "Entendí que cada aspecto de su personalidad, motivación y estilo de pilotaje tienen que ser tratados con la misma intensidad y concentración que el equipo pone en la preparación de sus coches", explicaba en referencia a sus pilotos. Esa intensidad provocó que algunos de ellos acabaran hartos. Hamilton huyó asfixiado del entorno de McLaren en el que había crecido hasta que abandonó el equipo. Los ingenieros Gordon Murray y Adrian Newey también dejaron McLaren hastiados de las obesiones y el carácter del jefe.

Uno de esos enemigos clave de su trayectoria fue Max Mosley, quien le asestó un golpe demoledor en 2007 con la multa de 100 millones derivada del famoso Spygate, la pérdida de los puntos en el campeonato, y sendos títulos de Pilotos y Constructores por su gestión. "Cinco millones por lo que has hecho, y 95 por ser un gilipollas", dice la leyenda que le susurró entre labios el propio Mosley cuando se hacían una foto pública en la que, supuestamente, sellaban la paz. Dos años después, Mercedes vendió su participación en McLaren y compró el equipo Brawn. Fue entonces cuando, a comienzos de 2009, dejó el equipo en manos de su amigo Martin Withmarsh, y se refugió en McLaren Automotive, pero dirigiendo todavía el grupo desde las alturas.

El fracaso final

En 2014, el propio Dennis dio un golpe de mano para hacerse nuevamente con la dirección del equipo de Fórmula 1 para "recuperar el auténtico norte", según sus términos. Su amigo Withmarsh dejó McLaren tras casi un cuarto de siglo en la compañía. Los enfrentamientos con Mansur Ojjeh ya eran personales, pero Dennis intentó una vez más imponer sus criterios y una visión del negocio que empezaba a quedarse anticuada por autocrática y falta de realismo. Tras perder Vodafone en 2013, Dennis seguía empeñado en mantener de cara a los patrocinadores la cotización de un equipo que, sin embargo, no ganaba ningún título desde 2008. Como la anciana dama ante el espejo, no admitía que la imagen que éste proyectaba no era la de los tiempos de gloria.

Aquellas virtudes que le ayudaron a crecer se habían convertido en defectos, y el propio Dennis en un obstáculo más que en el gran activo que fue. Miembros clave del equipo de carreras en los últimos años fueron abandonando la organización. Paddy Lowe, entre otros muchos técnicos (se acaba de llevar a Williams a Dave Redding, ‘team manager’, y otro veterano con tres décadas en la compañía). Con el fin de deponer a Withmarsh, Dennis llegó a un acuerdo con los accionistas (el Tag Group de Ojjeh y el Mumtalakat Holding Company) para buscar financiación y adquirir la mayoría del McLaren Group. Pero su visión y gestión para estos tiempos fracasó, el proyecto con Honda hace aguas, los patrocinadores no acaban de llegar y, fiel a su capacidad para hacer enemigos, se enzarzó en una pugna personal y legal con aquellos que contribuyeron a su gloria. En noviembre del pasado año fue depuesto de sus funciones como CEO. 275 millones de libras han cerrado su increíble historia con McLaren.

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"Como todo el mundo, supongo, busco la felicidad. Es un objetivo poco complicado. No veo la felicidad como reírse o aplaudir con las manos. La veo como lo contrario de la infelicidad, lo opuesto al enfado, o a la depresión. Si puedes entrar en ese estado mental, vas a ser más productivo. Lo que todos queremos es el éxito". Las virtudes y los defectos, lo positivo y la negativo, las indisolubles dos caras en la misma moneda de Ron Dennis.

Solo una personalidad especial, un carácter único, puede pasar de abandonar el colegio a los 16 años para ser mecánico, y crear con los años un imperio empresarial que incluía uno de los equipos más exitosos en la historia de la Fórmula 1. "Las virtudes de los defectos, y los defectos de las virtudes", decía uno de sus pilotos, Ayrton Senna, para intentar explicar su propia personalidad. Un adagio que podría aplicarse también a la increíble trayectoria de Ron Dennis.

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